Viernes 30 de julio de 2021, 20:30 horas: un PT Cruiser color café con dos pasajeros colocados con marihuana se acerca al retén de la Guardia ubicado a metros del Segundo Acceso a Playas, a la altura de Corona del Mar, en el suroeste de Tijuana.

Seis minutos después, a las 20:36 horas, los policías les dejan ir tras confiscar la marihuana y robarse una bocina. Tres veces los han detenido antes y siempre les quitan la droga o algún objeto de valor, pero además les piden dinero.

Asombrado por la amabilidad de los policías, el conductor decide revisar sus cosas. Menos 2 mil 300 pesos sintió al meter la mano en su mochila, mientras conducía por el túnel del Segundo Acceso a Playas.

En su cabeza se reproduce una y otra vez la última conversación con uno de los agentes del retén:

—La bocina bluetooth también me la quedo.
—¿Por qué?

Con cara de “¿cómo que por qué?”, el oficial hace una mueca y suelta un pfff, mientras voltea los ojos.

A este conductor le confiscaron su droga, le robaron en sus narices y le desaparecieron 2 mil 300 pesos en un retén de la Guardia en Tijuana la noche del viernes pasado.

FOTO: CHRISTIAN SERNA /CUARTOSCURO.COM

Aquí la historia:

20:20 horas: Míster F y Míster V están a punto de desafiar la moralidad y la autoridad, y se disponen a prender una pipa con marihuana mientras conducen por Tijuana.

20:21 horas: Tras toser y hablar de picantes, Míster V sostiene el volante. Míster F toma la bocina bluetooth, conecta su teléfono y pone cualquier canción de Paulina Rubio.

20:22 horas: Míster F sabía que la bocina en el tablero resonaba bien, pero no recordaba el nivel preciso.

20:24 horas: Míster V maneja, disfruta y fantasea, cuando en el retrovisor se ve los ojos hundidos y rojos.

20:25 horas: Víctima de la paranoia, Míster V conduce y con la mano desocupada refunde la bolsa de plástico con 17 gramos de marihuana que acaba de comprar por 350 pesos en el Centro de la ciudad.

20:26 horas: Míster F agradece la iniciativa de su amigo: Comprar marihuana en el Centro, fumar en El Periférico como todo mundo lo hace, y disfrutar del mar de Playas llegando al punto en que baja el sol desde el túnel del Segundo Acceso.

20:28 horas: Los pasajeros del PT Cruiser entran en crisis porque a menos de cien metros algo los detiene.

Hay una larga hilera de carros y unas luces encandilan a la gente. Los autos avanzan en fila india. Míster V con su miopía vislumbra el aparejo de un retén de la policía.

Míster F abre su mente: “mete la mochila abajo”, ordena. Míster V aprovecha la idea y esconde también la bocina.

Míster F saca el celular y desconecta su bluetooth. Paulina Rubio deja de cantar. El silencio se apodera del ambiente.

Se miran al espejo a 50 metros del final. Se ven los ojos rojos uno al otro. Sudan seguros. Ya lo han logrado antes.

Cuando el policía finalmente echa la luz, les ordena bajarse del carro.

FOTO: SCT /CUARTOSCURO.COM

“Duramos como 6 minutos. Nos preguntaron si fumamos marihuana y dijimos que sí. El carro olía aunque echamos ambientador y es mejor decirlo”, dijo el pasajero a Glocal Media.

“Nos preguntaron si traíamos más y confiscaron el paquetito. Raramente después de revisarnos, dijeron que nos fuéramos”, expuso Míster V, el conductor.

En los seis minutos que estuvieron en el retén, Míster V recuerda que los policías esculcaron debajo del asiento y sacaron la mochila. También encontraron la bocina y la pusieron en el tablero.

Míster F vio que los agentes revisaron la mochila y sacaron la marihuana de una bolsa pequeñita. Luego el agente dejó todo en el asiento del conductor y no volvieron a meter las manos al automóvil.

Cuando los policías le piden a los pasajeros del PT Cruiser que se vayan, éstos respiran profundo porque esta vez sólo les han quitado la droga.

Pero al arrancar el automóvil, un agente con pasamontañas se acerca a Míster V y mete la mano derecha por la ventana, mientras con la izquierda empuña el arma que lleva colgada contra el pecho. Entonces dice:

—La bocina bluetooth también me la quedo.
—¿Por qué?

Tras la mueca del policía, el PT Cruiser arranca seguro por el Segundo Acceso a Playas de Tijuana con sus dos pasajeros en silencio.

El conductor piensa que fue un buen trato: les confiscaron la droga y les robaron la bocina en sus narices, pero al menos no los turnaron al Ministerio Público. Una suerte, considera mientras maneja, que esta vez no le hayan pedido dinero.

El sentimiento de conformismo se disuelve al revisar la mochila y constatar que los policías sacaron la droga de la bolsa pequeña, pero también los 2 mil 300 pesos que llevaba en una bolsa contigua.

FOTO: CHRISTIAN SERNA /CUARTOSCURO.COM

En el retén de la Guardia que se instaló el viernes pasado en la entrada del Segundo Acceso a Playas de Tijuana, se cometieron delitos y omisiones por parte de los policías presentes.

Confiscaron droga sin dar parte a un Ministerio Público y dejaron ir a quienes la portaban.

Robaron a dos ciudadanos tijuanenses en un acto similar a la extorsión: ya te dejé ir y el favor me lo cobro con la bocina bluetooth.

Y además desaparecieron los 2 mil 300 pesos en un movimiento de magos que ni Míster V ni Míster F lograron ver, a pesar de estar pendientes.

“Antes por lo menos preguntaban cuánto traía. Ahora se quedaron con la mota, en mi cara se llevaron la bocina y sin que me diera cuenta se fregaron el dinero”.

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