Desde la tarde del 30 de septiembre de 2021 algo le pasa a la prensa, a los medios, al grupo de reporteros y periodistas que hacen cobertura en Tijuana.

En bloque, los medios se han enfrentado al descrédito de su trabajo, al ataque a su vida y a la malavibra de una pandilla de rufianes que actúan por separado con un objetivo directo, profundo, específico: dividir a la prensa.

La apuesta primera fue la exhibición personal, luego la desconfianza entre el gremio, y hoy es la de acotar de privilegios a quienes pueden atender las verdades que desde el gobierno se difunden mediante las filtraciones de información.

Esta idea no sería posible sin contarles las cosas, intrigas y situaciones que ha enfrentado el gremio tijuanense desde la tarde del 30 de septiembre de 2021, cuando tomó protesta como alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez.

Esa última tarde, estando en la Toma de Protesta de la primera alcaldesa morenista elegida en Tijuana mediante el voto, en el corralito de los reporteros empezó a rondar un murmullo

Los que estaban transmitiendo en vivo se dieron cuenta un poco más tarde de la página de Twitter recién publicada en la que se exhibía la vida privada de reporteros y periodistas de la región, usando el concepto de la burla.

El relajo silencioso, las miradas del gremio y la sorna que hubo al compartirlo ahí mismo, estando todos presentes en el espacio por el evento de Montserrat Caballero, fue disfrutado por alguien de pelo chino que observaba la escena desde el segundo piso del Palacio Municipal, y desde el mismo Patio donde sucedía el evento por el rabillo de los ojos, y hasta advertido por las autoridades del presidium, que tenían al corralito de la prensa a la altura de la mirada.

Desde ese mediodía, los periodistas de la región se comportan con recelo entre sí. Varias redacciones emprendimos investigaciones para saber quién estaba detrás de dicho perfil de Twitter.

Todos sabíamos que era un pendejo y pensamos que ahí quedaría la cosa, pero no fue así.

Las condiciones que el presidente Andrés Manuel López Obrador pone a la prensa desde su mañanera, empezaron a tronar en Baja California, en Tijuana, con los asesinatos de Margarito Martínez y de Lourdes Maldonado.

Desde el gobierno del Estado Libre y Soberano de Baja California, se replican las palabras, los modos y el desdén que el presidente difunde sobre la prensa diariamente.

¿Prueba?

Las filtraciones que la FGE realiza en ciertos medios de comunicación y de los cuales dimos cuenta la semana pasada.

Al describir que la prensa seleccionada recibe privilegios del gobierno para que se pueda establecer una verdad absoluta en los casos de Margarito Martínez y de Lourdes Maldonado, este espacio recibió respuestas inesperadas.

La prueba no es la denuncia de este espacio, sino la respuesta de quienes se sintieron aludidos, al WhatsApp del reportero que esto escribe.

Y es que hasta los medios a los que les filtran información, se quedaron tambaleando cuando sugerimos que dicha información filtrada periódicamente podría indicar una verdad predestinada desde el Gobierno.

En esta columna sugerimos que lo hacen a propósito, con la firme idea de que los medios sin privilegios retomemos la información que se filtra.

Dicho texto se publicó el viernes pasado 4 de marzo, a las 8:00 de la noche.

Dejaron pasar tranquilamente el fin de semana, y el lunes una investigación periodística reveló a las 6:21 de la mañana que el asesinato de Margarito Martínez se debió a una investigación malinterpretada del Semanario Zeta.

Cuando las filtraciones suceden desde la guerra posible entre medios de comunicación, hay una situación rara en el fondo.

En la información filtrada al medio que difundió la noticia de la foto anterior, hay 5 ángulos posibles que eran desconocidos. Pero dicho medio prefirió tirarla contra el periodismo ajeno.

¿Por qué?

Porque el objetivo de utilizar a la prensa desde el gobierno es verdadero. Es funcional. Es ideal. Es como una máquina de ventas, en donde se expiden boletos de mentiras, de situaciones planteadas, de aspectos irrelevantes que se usan con un fin, por separado, con un objetivo directo, profundo, específico: dividir a la prensa.

Cuando aquella página de Twitter apareció en el radar de varios medios el 30 de septiembre de 2021, algunas redacciones iniciamos investigaciones para dar con el responsable.

Ese tipo de publicaciones hacen que el reportero piense que no le importan. Que se envalentone. Pero no. Cuando se van a dormir, todos ellos piensan en quién quisiera chingarlos.

Y es que esa página de Twitter hablaba y exhibía publicaciones privadas, seleccionadas para amigos en la configuración de Facebook. Entonces la suspicacia brincó: o es algún amigo, o es un grupo de gente que alimenta a una sola cuenta.

Con la oreja en la almohada, el reportero, el periodista, el fotógrafo, el camarógrafo, piensa: ¡Qué mente y qué boca y qué dedos tan desocupados!

Y al cerrar los ojos, sueña con los posibles denunciantes de sus errores. En los culpables.

Entonces recuerda dos o tres sonrisas malintencionadas detrás del cubrebocas, y establece culpables entre los compañeros cuando la culpa no es tan aparente, sino profunda.

Ni son sus amigos ni son sus aliados. Sino todo lo contrario.

La prensa de Tijuana, de Baja California, se ha enfrentado a balazos sin sentido. Truenos que han cobrado vidas.

¿Qué nos divide al privilegiar la información?

¿A qué Gobierno Municipal le pagamos?

¿Cuál es la Fiscalía en donde estamos parados?

¿Cómo denunciar las filtraciones?

¿En qué momento van a dejar de usarnos?

¿Hasta dónde vamos a permitirlo?

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