¿Qué más podríamos pedir en este espacio editorial sobre el asesinato de nuestros Margarito Martínez y Lourdes Maldonado que antes no se haya expuesto -enrabiado, demandado, discutido-, salvo la urgencia de justicia plena, sin recatos ni amiguismos, sin pactos entre el poder y el narco, con toda la transparencia de la que son mínimamente capaces, ya sea desde el corazón decorativo o los abrazos simulados?

En el ámbito periodístico -y hablo, espero, por los más honestos-, sólo hemos exigido que la autoridad haga su trabajo, y que explique con la virtud de quien no teme a la confrontación porque entiende que su puesto en la política también conlleva ser a veces temerario. Vamos, que no les falten… ganas o boca, para decir las cosas.

Les hemos suplicado que descubran, expongan y detengan no sólo a los envalentonados drogadictos que pusieron un arma en la cabeza de Lourdes y Margarito, y que apretaron el gatillo, sino también a aquellos que pagaron para que ganara el Diablo… dos veces en esta semana pero de hace un año… en Tijuana… donde la Patria Es Primero y empezaron por matar periodistas.

Queremos saber, debemos hacerlo y difundirlo -cuando así suceda o la Fiscalía se ponga las pilas-, sobre esos hombres o mujeres, delincuentes o políticos, justificados o injustificables, que ordenaron el homicidio de los periodistas en beneficio de sus intereses; y debemos saberlo para que podamos realmente sopesar el tipo de persona, sea de la calaña que sea, que se atrevió a darle un sentido fugaz a la vida ajena.

La población -y esto desde el periodismo sucederá, lo quieran o no-, debe saber las identidades de quienes ordenaron estas muertes, y debe conocerlos sabiendo que hubo una investigación seria por parte de las autoridades: tan eficiente y audaz como ya nunca es.

En el caso de Margarito Martínez, el señalado por el gobierno como autor intelectual es David ‘N’, el ‘Cabo 20’, aunque realmente está detenido por otro suceso.

Quien lo liga con el fotoperiodista asesinado es una mujer relacionada con un sicario a quien el año pasado convenientemente asesinaron. Judicialmente, hay que explicarlo, el ‘Cabo 20’ está lejos de estar vinculado al homicidio que lo hizo uno de los hombres más buscados de México.

En cuanto a Lourdes Maldonado existen todavía más fallas y bruma encubridora, pues el principal autor intelectual -socialmente acusado, y con cierta razón desde el poder y la suficiencia que ostenta- es el Senador Jaime Bonilla Valdez, a quien Lourdes le había ganado un laudo para apoderarse de su televisora PSN días antes de que la asesinaran aquel 23 de enero de hace un año.

El conflicto era ampliamente conocido en la región y en ámbitos nacionales, y llegó a oídos del Presidente de la República Andrés Manuel aquella mañana en que Lourdes Maldonado fue y acusó a Jaime Bonilla de haberla atacado, y de utilizar prácticas de cesura desde el poder para entrometerse judicialmente en el asunto personal que los mantenía confrontados.

Lourdes Maldonado fue a las instalaciones de PSN acompañada de su abogado un día miércoles a validar el laudo a su favor, pero en la televisora de Bonilla le cerraron la puerta.

Prometió volver con las autoridades para completar la orden judicial que la favorecía. Pero no pudo porque la mataron el siguiente domingo.

Aun con estas situaciones circunstanciales, presunciones y señalamientos, ni la Fiscalía del Estado de Baja California ha solicitado la declaración del ex gobernador ni él tampoco ha buscado acercarse a la autoridad para limpiar su nombre, para dar la cara, para que no lo sigamos mencionando en columnas como ésta, nel, eso no se le puede pedir a Jaime Bonilla Valdez porque sería demasiada valentía.

Foto: Lisbeth Chávez / Glocal Media.

Que sobre los homicidios de Margarito y Lourdes haya alguna vez una luz de verdad y de justicia, pero mientras tanto:

Que sepa la gobernadora Marina del Pilar que alguna vez a sus hijos les van a reprochar que a su mamá, encabezando el estado de Baja California, le mataron a dos periodistas, y que cuando pudo y tuvo, nada hizo.

Que no se extrañe Iván Carpio si sus medios favoritos le cierran la puerta cuando deje de ser Fiscal; ni tampoco si hasta esos medios dejan de verlo heroico, efectivo y guapo, para empezar a verlo como el político pichurriento que, desde hace algunos meses, se comporta.

Que no crea Montserrat Caballero que si no la consideran en Morena para la siguiente elección, es porque no pudo controlar una crisis de seguridad evidente en la ciudad donde fue votada.

Que no piense Catalino Zavala que hay algo en su contra, si alguna vez lo criticamos desde el periodismo justificado, en cualquiera de las próximas contiendas electorales en las que pueda pagar por participar.

Que sepa Átalo Machado, el Fiscal Especial, que en una de esas y le están pagando de a grapa, ¿o no?

Y que aquellos policías, agentes, peritos, soldados y fiscales que movieron un dedo, hicieron la llamada, alzaron esa ceja y crearon verdades sobre las mentiras de su conveniencia, jamás tengan trabajo en el gobierno de nuevo y no puedan dormir tranquilos, porque ya pasó un año desde esa semana horrible y no han sido siquiera consistentes, transparentes o proactivos.

DEL PENTAVIRATO.- “Al final, son sólo una bola de idiotas que se atacan entre ellos”.

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