Por Oscar M. Mora

Querido y recordado por muchos, el escritor Rafa Saavedra dejó una obra literaria que de a poco y mucho se ha ido consolidando en los círculos literarios. Ello derivado de la importancia y significancia que su literatura tiene, no solo en la región fronteriza, sino en lo que proyecta más allá de ello. En este texto que presentamos a ocho años del fallecimiento del escritor tijuanense, el autor hace un un repaso por todos sus libros de cuentos, relatos, remixes y crónicas.

“Ya era muy tarde cuando descubrí que soy yo mismo,

nostalgia e incertidumbre”.

¿Cómo empezar a escribir (o reescribir, mejor dicho) sobre Rafa Saavedra cuando ya se ha dicho mucho de su obra? Nada mejor, creo yo, que con preguntas retóricas y respuestas, aún más, literarias que enciclopédicas. Se puede escribir por ejemplo, que nació en la ciudad de Tijuana en el estado de Baja California en 1967, y añadir, que murió en un inesperado septiembre del 2013. O también que escribió una vasta obra que abarca ensayo, poema y cuento, y se puede mencionar además, que a su muerte, apareció un libro póstumo que nadie hubiese leído si no estuviera envuelto en un halo de ironía y culto al destino. Y es que de Rafa Saavedra, el escritor tijuanense por antonomasia (alguien puede afirmar lo mismo de Hilario Peña, Federico Campbell, de Humberto Croshtwaite o de Heriberto Yépez, lo cual, está bien y es válido), el DJ, blogger, locutor y teórico de la comunicación post Twitter, podemos decir eso y más por la sencilla razón de que todavía, no se ha dicho todo.

Corría agosto del 2016, y según mis cálculos, sería el año el que Rafa Saavedra cumpliría los 50 años. Números más, números menos, este dato solo fue pretexto personal para escribir de él en el extinto portal web de la revista Clarimonda. Por tal motivo, debo reconocerlo, vuelvo otra vez (de nuevo), a insistir en el recuerdo del tijuanense y sus libros. Porque se puede, diría alguien, porque se debe, digo yo. Porque lo amerita, deberíamos coincidir todos, porque es Rafa Saavedra y con él no hay un final ni un inicio único.

Quisiera antes de iniciar el recuento de sus libros, o al menos, de la suma de su bio-bibliografía, mencionar como dato extra que este texto es una reedición a una semblanza de Rafa Saavedra perdida en la red. Es un texto al que vuelvo, no por necedad o falta de temas nuevos, sino por un impulso a reencontrarme con la escritura propia y del tijuanense. Y qué mejor forma de hacerlo, para mí y para todos, que con un clásico de nuestro mundo. Sin Rafa Saavedra no podríamos hablar de los blogs, de las páginas en Internet, de las revistas digitales, de los fanzines y demás letras-bytes flotando en el universo del lenguaje binario, o no al menos, como los conocemos ahora.

Esto no es una salida. Postcards de ocio y odio (Primera edición La Espina Dorsal, 1995. Primera reedición, Nitro Press, 2012)

Primer publicación de Rafa Saavedra + primer win en su obra. Tal y como escribiera él mismo en la reedición del 2012, “Esto no es una salida” no es autobiográfico, ni un reclamo o corte de mangas generacional, sino una muestra, de algunas de sus obsesiones y weekends de un periodo muy particular de su vida. La vida, que según su autor, es ficcionada en sí misma.

Compuesto por una serie de cuentos y textos eclécticos, la obra se constituye a partir de los relatos sumados en formato fanzine, columnas de periódico, recortes y otras experiencias literarias propias de la escena tijuanense. Y digo “escena”, porque pienso que al igual que en todas las ciudades, Tijuana tuvo, tiene y tendrá, lugares y rincones donde habita la música, las letras, el arte y todo eso que emana de la creatividad humana.

Siguiendo a Rafa Saavedra, estas postcards son la evidencia de la escritura como urgencia, del desapego a la crónica diaria y la inmersión en el mundo que habitaba el autor en los días en que escribió y publicó los que componen al libro. Ya en la reedición del 2012, gracias a los textos extras añadidos por los editores Mauricio Bares y Guillermo Fadanelli, podemos comprender por qué razón el primer libro de Rafa Saavedra es único en su tipo. Un libro tan particular, que ni su misma lectura, lo agota o define.

Cuentos sobre Jesucristo perdido en los antros de la frontera, viajes ácidos, supermarkets, ocios noventeros, sopa maruchan, anhelos rotos, adicción a la esperanza, Andy Warhol traducido a la Anagrama, talks shows mexicanos, Javier Corcobado antes de que fuera Javier Corcobado o el periódico Alarma! y su tremenda sociología de la miseria, convierten a “Esto no es una salida” en la mejor presentación de “Rafadro”, the amazing writer, Saavedra.

Buten smileys (Yoremito, 1997. Primera reedición, Libros Malaletra 2011)

Para 1997, seguramente Rafa Saavedra, pasó de poder escribir libremente en su blog, a la obligación (¿autoimpuesta?) de constituir un libro con relatos que obedecieran más a una estructura literaria clásica que su característico free style bloggero. Tenía que, por así decirlo. Pero Rafa Saavedra no sería Rafa Saavedra si hubiera seguido al pie de la letra las expectativas que puso en él un mercado literario.

Así con el primer cuento del libro titulado Where’s The Donkey Show, Mr. Mariachi?, Rafadro hace una declaración de rebeldía literaria, una crónica suburbana y la reelaboración a una de las leyendas más famosas de Tijuana. Y es que en la ciudad fronteriza, se dice que hay lugares donde por unos cientos de dólares, se puede ver el espectáculo de una mujer penetrada por un equino. Digna de Vice y todos sus genéricos, el texto que abre el libro terminó siendo uno de los más citados en los estudios sobre la literatura fronteriza y “por un tiempo”, según escribió el propio Rafa en una revisión del 2014 “fue material de lectura obligatoria en algunas universidades, aunque casi nadie, ha entendido la ironía atrapada en este relato y por ello le sobran las acusaciones de xenofobia, misoginia y etc”. Aquí tenemos a una de las facetas más punks del escritor. “Buten smileys”, es quizá, uno de los momentos más potentes de Rafa Saavedra.

Añado también a Tijuana como personaje. Y es que siguiendo, (a propósito o por instinto no consiente) a los clásicos, el autor hace de su ciudad al personaje que ata a todos los relatos del libro. Lo hemos leído en los grandes cronistas de la Ciudad de México, en los primeros relatores de la Conquista y en los insaciables viajeros cosmopolitas. Pero en defensa de Rafa, aquí además, se trazan mapas del submundo fronterizo que son narrados en viva voz de sus protagonistas. Así el segundo bastardo de Saavedra, inmortalizó en el imaginario pop, un Tijuana Makes Me Happy cantado por sus propios habitantes. Buten Smileys es calca, es rutero y fotografía instantánea.

Lejos del Noise (Moho, 2003)

Podría decirse que un autor lo logró, o al menos “lo logró” en la escena underground cuando aparece en la editorial fundada por Guillermo Fadanelli y Yolanda Guadarrama. Doble hit porque además de circular en todo México, “Lejos del Noise”, se sigue vendiendo en cualquier librería de viejo o nuevo. Siempre que puedo, presumo que mi ejemplar, lo adquirí en una librería-juguería de la Condesa. Ahí lo fui a encontrar, tirado y arrumbado, entre novedades editoriales, best sellers y vasos para jugos de nopal y apio. Y es que además de la bonita edición (con dibujos un poco raros), el tercer libro de Rada Saavedra vuelve a torcer los límites de la literatura. Es eso, o que incluso para el catálogo de Moho, no hay todavía un libro que se le parezca y mira que en la lista hay otros buenos intentos.

“Lejos del Noise” vuelve al primer Rafa Saavedra blogger, solo que acá, los cuentos y las palabras del tijuanense tienen música y ritmo. Como si se tratara de un mixtape distribuido en un tianguis dominguero, los textos que aparecen en este libro son cuento, denuncia, crónica y lamento. También son poderosos corridos electropop, narraciones de afters para indispuestos, citas y guiños a los fanzines que jamás salieron de su autor, son obituarios de amigos fallecidos, poemas sin rimas ni versos y son, ante todo, un reflejo del escritor desbordado. Un pico al que quizás, hasta él mismo, jamás volvió a llegar.

Crossfader B-sides, hidden tracks & remixes (Atemporia Heterodoxos/Nortestacion Editorial, 2009) y Crossfader 2.0 (Nortestacion Editorial, 2011)

Compuesto de relatos, ensayos, entrevistas y otras rarezas, los dos libros muestran a un Rafa Saavedra más sobrio y dominante de su técnica. En sus cuentos se ha perfeccionado el estilo particular que acuñó en la frontera. Y si bien, los relatos contenidos en ambos volúmenes parecieran más borradores que cuentos concluidos, hay en ellos, indicios y restos de un autor consolidándose.

No obstante, y a pesar de la debilidad literaria de estos hidden tracks como los definió Rafa, no hay desperdicio en asomarse a los cuentos menos favoritos de su autor. Aquí se abre paréntesis porque uno llega a pensar en el destino de aquellos textos que no terminan de convencer al autor, de aquellos intentos propios que flotan en Internet y las antologías perdidas. Luego, se cierra el paréntesis y uno puede seguir escribiendo lo-que-sea-que-quiera.

Si bien los crossfader 1 y 2.0 no son la mejor muestra del Rafa Saavedra como escritor de cuentos, los ensayos, rants, postings y remixes, le dan a los dos libros un digno lugar en la producción del tijuanense. La teoría de la relatividad, los electro-dancin´days, que todos tenemos algo de beat o que la noche somos y hasta Javier Corcobado, ahora sí, siendo Corcobado, son algunos de los temas abordados por Rafa Saavedra en estos libros.

Mención aparte merece el ensayo “Retro is over” donde su autor, otra vez adelantándose a la autocrítica, no pierde la oportunidad de ponernos a todos un estatequieto. Si tuviera que ponerle un adjetivo a este momento de su obra, diría que es, un Rafa Saavedra en expresso sampleado.

Dios me persigue (Moho, 2014)

Un publicado a manera póstuma, esta colección de relatos y textos libres es el reflejo final de la obra saavedriana por antonomasia. Desde el primer texto que da nombre al libro, la pregunta por la mortalidad, la suerte y la fuga del tiempo, permea todas las letras y expresiones plasmadas en la obra. Si por infortunios de la industria editorial “Dios me persigue” no vio la luz hasta después de la muerte de su autor, por los mismos laberintos del libro-objeto, es que ahora forma parte de esas publicaciones de culto.

En este punto, coexiste el Rafa Saavedra maduro con el “agnóstico fronterizo”, como él mismo se definió, poco antes de perder la vida a raíz de una complicación quirúrgica. Textos como carlosxerror.blogspot.com, donde leemos la transcripción de un blog, pasando por largas enumeraciones (“iam” o “la gente se droga”, un icónico post-poema) hasta la presencia de imágenes (textuales y literales), “Dios me persigue” quedó en la historia presente como ese collage múltiple de formas, referencias, vicios, virtudes y todo lo que representa la literatura de Saavedra.

Es, para resumirlo en algunas pocas y nada aventuradas palabras, una montaña rusa donde arriba es abajo y la izquierda es derecha. Y si esto no dice nada, es porque falta dimensionar el libro, y porque ninguna aproximación es suficiente ni lo agota.

No quisiera concluir este recorrido saavedriano sin mencionar algunos otros textos como Border Pop; una antología de periodismo cultural publicada por en los Premios Estatales de Literatura del Instituto de Cultura de Baja California (2012), Beyondeados (libro de fotos publicado por Clicka Press en el 2011) y el citado La gente se droga publicado inicialmente por separado por ediciones Crunch en el 2006 y luego incluido en “Dios me persigue” (De este poema cito esta reedición casera hecha con permiso explícito e ilustrada con dibujos del propio Rafa).

A lo anterior, se suma una gran producción de textos publicados -para siempre- en sus dos blogs (http://rafadro.blogspot.com/ y http://bukonica1.blogspot.com/) ensayos repartidos en páginas de Internet con fácil acceso vía Google y decenas de reseñas, semblanzas, entrevistas y otras curiosidades que constatan el andar y devenir de Rafa Saavedra.

Su huella en la era del clickbait y los GIFs de microsegundos ya es imborrable. Su legado, como escritor, como DJ, como crítico cultural y hasta teórico, está en sus libros, cuentos, poemas y textos. Sea pues este, uno más, a la larga suma de honores. Rafa Saavedra, otra vez, de nuevo

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