Por: Eldo.

Toro que alcanza, gana; ¿o cómo era?

El martes que se realizó el juego 2 de la Serie del Rey en Tijuana, al salir del estadio les dije a mis amigos que ese había sido el último juego que Toros disputaría en casa, pues “así como están jugando no van a ganar ninguno de la serie, los van a barrer; es más, a Homar Rojas lo corren en cuanto se consume la eliminación”.

La semana pasada comentaba en esta columna que si Toros quería mantenerse con vida en la lucha por su segundo título de la LMB, tenía que ganar el sábado y de ahí seguir alzándose con el triunfo cada noche para estirar la serie y entonces ser campeón. Hay analistas que comentan que justo ese fue el punto de inflexión: el juego 4.

En Yucatán los seguidores estaban eufóricos.

No tuve oportunidad de leer información de lo que sucedía tras bambalinas en el Parque Kukulcán Alameda, pero estoy casi seguro que ese viernes en el cual la lluvia obligó a posponer el encuentro la directiva de Leones tenía todo preparado para un festejo en grande.

Entonces hubo que aplazar la celebración para el sábado, y después para el domingo, y después ya hubo que conformarse con coronarse en patio ajeno porque el Toro hizo la travesura de ganar dos noches y regresar la final a la frontera.

Una vez en Tijuana, el equipo de casa mantuvo la inercia que los caracterizó en Yucatán, especialmente en esas últimas tres entradas del juego 5 que se fue a extra innings, donde Fernando Rodney dio muestra de que no llegó a Toros de paseo, sacando nueve outs en 47 picheos, cuando regularmente entra sólo por tres outs para cerrar los juegos.

Yucatán mantuvo su hegemonía en casa pero no pudo en Tijuana.

La paliza de 10-3 en el juego 6 levantó suspicacias en la afición yucateca, que de inmediato se manifestó en las redes sociales de Leones y en la prensa deportiva de la región Sur, asegurando que el béisbol también es una mafia en la cual están coludidos gobierno y equipo, dando a entender que esa era la única explicación para una tercera derrota de los Melenudos.

Otra de las frustraciones de la afición yucateca fue el hecho de que el manager Luis Matos mantuviera a Luis Juárez las veces que llegó a las almohadillas, especialmente en el juego 5, cuando de haber optado por un corredor emergente en su lugar, éste habría alcanzado a anotar, lo que hubiera significado la carrera del título en el hit de Alex Liddi que sólo alcanzó para empatar y mandar el juego a extra innings.

Es así que Toros de Tijuana ha logrado su segundo campeonato de la Liga Mexicana de Béisbol, igualando una hazaña que sólo había ocurrido una vez en la historia de la LMB, cuando en 1971 los Charros de Jalisco —que aún jugaban ‘la pelota de verano’ en México—, vinieron de un 0-3 en contra para coronarse también en casa.

Como dato curioso, en esa misma serie de hace 50 años el juego 4 también tuvo que suspenderse por lluvia, como ahora pasó en Yucatán.

En cuanto a Homar Rojas, la Liga debería darle el premio al ‘Regreso del Año’, tanto por lo que hizo con el equipo como por lo conseguido para sí mismo. Lo mejor que podemos hacer es decirle: gracias.

Toros de Tijuana se coronó campeón.

Scam’ Diego

Para los Padres de San Diego el 2020 fue un año atípico, pues dejaron su costumbre de ser un equipo ‘del montón’ para pasar a contender por un lugar en los playoffs, a los cuales llegaron después de 14 años para ser eliminados por el que se ha convertido en su rival más importante: Los Angeles Dodgers.

Esta temporada lograron un récord ganador después de cinco años; la Liga vio en Fernando Tatis Jr. la consolidación de una nueva estrella, Trent Grisham ganó el Guante de Oro como jardinero central, y San Diego se convirtió en ‘Slam Diego’, después de que ‘El Niño’, Wil Myers, Manny Machado, y Eric Hosmer batearan para grand slam en cuatro partidos seguidos contra los Texas Rangers, con lo cual además los Padres establecieron el récord como el único equipo en la Mayor League Baseball (MLB) en lograr esta hazaña.

Por eso cuando a inicios de 2021 la gerencia de los Frailes anunció la llegada de Yu Darvish y Blake Snell como los pitchers estelares de la rotación, muchos de nosotros pensamos que este sería el año en el cual San Diego, final y verdaderamente aspiraría a ganar la División Oeste de la Liga Nacional, ya que considerando lo visto la temporada pasada, lo único que faltaba eran pitchers abridores de calidad.

Los Padres no se recuperan.

Pero la realidad siempre supera a las expectativas, y una temporada que había iniciado de gran manera con el primer no-hitter de la franquicia conseguido por el originario de El Cajon, California, Joe Musgrove, hoy parece haber llegado a su fin dejando a los Frailes y a su afición en el lugar que regularmente están.

Aún cuando algunos analistas consideran que San Diego se quedará con ese último comodín por encima de los Cincinnati Reds y los Saint Luis Cardinals —con quienes hoy abren serie de tres juegos estrenando al pitcher Vince Velasquez—, las dos pérdidas en las últimas dos series contra los Dodgers, las palizas de lunes y martes en San Francisco, las lesiones de Jake Cronenworth, Snell, Chris Paddack y Darvish, que aún no se le ve recuperado totalmente, aunado a los equipos que le restan en el calendario, son la mejor muestra de que Los Padres está más allá de ‘un mal momento’.

En algunas ocasiones la actitud de los jugadores al batear pareciera denotar cierta falta de interés, como si ya no estuvieran disfrutando el juego.

Jayce Tingler.

El jueves que Los Angeles Dodgers consumaron la primera barrida de la temporada a los Padres de San Diego, un buen amigo publicó en sus redes sociales: “Scam Diego. Pegan menos que cerveza sin alcohol”, en referencia a su poca efectividad al bate con cinco carreras producidas contra 14 recibidas, en tres juegos, incluido el que hasta hoy se mantiene como el más largo de la temporada ’21 con 16 entradas completas.

La poca producción ofensiva de los Frailes apenas dio un mínimo giro positivo que ha vuelto a dar esperanzas a los fans (a mí también) al igualar a dos la serie de cuatro juegos con los San Francisco Giants, que parecía propinarían su segunda barrida al hilo a San Diego.

Jugadores como Grisham, Myers, y Tatis Jr., que habían caído en un serio slump, levantaron su promedio de bateo para ser la voz de ataque el miércoles y jueves en la Bahía, donde incluso se consiguió el cuadrangular número 39 de la temporada para ‘El Niño’.

Aún parece haber vida en estos Padres, que al momento de escribir esta columna, ya pierden 3-0 en la primera entrada aunque los números hagan parecer que la inversión millonaria de A.J. Preller para esta temporada terminará siendo una gran estafa.

El Clásico más pasional

Este próximo domingo a las 17:00 horas del Pacífico, Rayados y Tigres disputarán la edición 126 del Clásico Norteño, un partido que hasta hace unos 13 años no tenía relevancia alguna para nadie fuera de Nuevo León, pero que ahora gracias a las redes sociales, a Víctor Manuel Hernández de Multimedios, y a la necedad y delirios de grandeza de la afición auriazul, se ha posicionado en los medios nacionales.

Pero que no se malentienda, este Clásico no ha resonado en los medios por su análisis deportivo. Al resto del país le sigue importando un pepino el resultado del encuentro, lo que sí importa es recordarle a los regios —a ambas aficiones— dos cosas: que fuera de Nuevo León este encuentro no tiene relevancia alguna; y que Tigres no es ‘el quinto grande’. Y es la verdad.

Sin embargo, es curioso cómo los canales de deportes, llámese Fox Sports o ESPN —TUDN tiene a su porrista número uno en Aldo Farías—, siguen dedicando una hora de transmisión en alguno de sus shows —porque ya ni son programas de análisis futbolístico— y la semana del Clásico Norteño explican por qué este partido no tiene trascendencia nacional. Si es tan obvio, ¿para qué lo repiten cada seis meses?

El clásico norteño.

Como era de esperarse, el lunes temprano le preguntaron a Mauricio Culebro, director Deportivo de Tigres, cómo se sentía de cara al domingo, y para no quedar mal se le ocurrió responder que este era “el clásico más pasional de todo el país”, algo que por supuesto, no es verdad.

A esto, aficionados promedio de Chivas y América responderían riéndose que el clásico más pasional “es el Clásico Nacional”.

Pero los aficionados verdaderos de esos equipos, saben que esa etiqueta le corresponde a Atlas y Pumas, respectivamente —aun cuando estos dos hayan ido a la baja en los últimos años—, porque son los rivales ‘de enfrente’, de su región.

Y es ahí donde entra también el Clásico Norteño, en el cual hay mucha pasión, pero sólo en Nuevo León; así como lo fue en su momento el Clásico del Bajío con León e Irapuato hasta que la Trinca Fresera desapareció en 2012; y así como es cada partido entre equipos de un mismo Estado o una misma ciudad; es decir, para cada afición su clásico es el más pasional, no existe eso ‘de el más pasional’.

En cuanto al Clásico Norteño de este domingo, Rayados recibe a Tigres en el Estadio BBVA, rival al que no vence en Liga desde el miércoles 15 de mayo de 2019 en la semifinal de ida del Clausura, encuentro que se dio 14 días después de que La Pandilla venciera justamente a la UANL para conseguir su cuarto título de la Concacaf Champions League.

Pronóstico: gana Tigres 2-0, pero no corren al Vasco porque acaba de meter a Rayados a su quinta final de la ‘Conca’.

Este domingo, a las 5:00 de la tarde.

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