Eran alrededor de las 11 de la mañana, del pasado viernes 2 de septiembre, cuando Kevin Yael González García, un niño de 14 años de edad, caminaba por un puente peatonal ubicado en la colonia Mineral de Santa Fe, a la altura de las Aguas Termales, en Tijuana.

Kevin regresaba a casa luego de haber estado en el lugar de trabajo de su padre. Como casi todos los días, solía ir y ayudarle en la venta de gelatinas para el sustento de su familia.

Papá y Mamá de Kevin. FOTO: Crisstian Villicaña / Glocal Media.

Durante el trayecto por el puente, a Kevin le motivó hacer una videollamada con uno de sus amigos quizá para ponerse al tanto, quizá para contarle cómo le había ido esa mañana o simplemente para platicarse cosas que enfundaban la amistad entre ambos.

Mientras realizaba la llamada, Kevin fue abordado por dos sujetos quienes le cuestionaron el por qué los estaba grabando con su celular, a lo que el menor les respondió que simplemente estaba realizando una videollamada con su amigo.

Su amigo, contó luego a los padres de Kevin, que mientras estaban en comunicación se percató de ello y se dio cuenta que le arrebataron el celular y después lo apagaron.

Desde ese día, Kevin Yael desapareció, y la familia había interpuesto una denuncia ante la Fiscalía General del Estado, por lo que se emitió una alerta Amber.

Lo notorio fue que, por parte de la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda nunca tuvieron respuesta, pese a que enviaron mensajes directamente al número de WhatsApp que ella misma puso a disposición de los ciudadanos.

FOTO: Crisstian Villicaña / Glocal Media.

Por esta razón, el pasado martes 6 de septiembre la familia de Kevin se organizó y convocó a la ciudadanía para realizar una búsqueda en la zona donde se supo que el menor fue abordado por los dos sujetos, al parecer personas que habitan la canalización del río Tijuana.

Entre los padres, vecinos, amigos y algunas personas cercanas comenzaron una intensa jornada, a la que después se unieron elementos de la Fiscalía. Posteriormente encontraron dos cadáveres en estado de putrefacción en la compuerta 16 del mismo canal.

Uno de los cuerpos tenía las características de vestimenta que la familia de Kevin había reportado al momento de su desaparición, por lo que se procedió a hacerle las pruebas de ADN y de necropsia, ya que físicamente la familia no pudo determinar si se trataba del menor.

Este lunes 12 de septiembre, el colectivo de búsqueda de personas Todos Somos Erick Carrillo confirmó la lamentable noticia. La prueba de ADN realizada al cuerpo encontrado por la propia familia dio positiva, confirmando que efectivamente a Kevin le habían arrebatado la vida solo por ir realizando una videollamada con su amigo.

“Es lamentable y doloroso el ver que alguien que apenas empezaba a vivir, le fuese arrebatada tan cobardemente la vida. Elevemos nuestras oraciones para el eterno descanso de este pequeño, que tengan consuelo sus padres y su familia, quienes lo buscaron incansablemente”, decía parte del mensaje de la asociación.

Como periodista, como ser humano, es terrible y aborrecible que este tipo de situaciones sigan ocurriendo en esta ciudad de la que tanto nos jactamos que brinda oportunidades pero en la que la violencia, inseguridad y las desapariciones están a la orden del día y nadie parece inmutarse ante ello.

Kevin, un jovencito de tan solo 14 años, solía cruzar todos los días el mismo puente de regreso a casa sin preocupación alguna. Le gustaba ir a apoyar a su padre con la venta de gelatinas con lo que adquirían para el sustento de su familia.

Kevin acababa de terminar la secundaria y seguramente, para un niño de su edad, tenía montón de sueños para realizar. Su madre, Yumaira García, lo describe como “un niño noble, de casa, deportista, que estaba entrenando box y era muy hogareño”.

¿Quién, en su osadía, le arrebata la vida a un niño de 14 años solamente por estar haciendo una videollamada con su amigo? Las autoridades deberían preguntarse una y mil veces eso, pues la señal que nos está deja, más allá del dolor como sociedad, es que en esa zona, como en muchas de Tijuana, hay algo que unas cuantas personas no quieren que se sepa lo que ahí pasa.

Y que, en el sentido más estricto de correspondencia, enciende también las alarmas sobre lo que está pasando con nuestros menores en Tijuana. ¿Quién, hoy en día, les garantiza la seguridad y libre tránsito a nuestros menores?

Lo peor del caso es que el de Kevin no es uno más, sino uno de los tantos de menores desaparecidos que siguen presentándose en Tijuana por diversas razones y que causan consternación entre la ciudadanía. Porque no hay manera de explicarse por qué desaparecen así y por qué les arrebatan la vida de esa manera tan cruel.

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Tijuana, y Baja California en general, padecen actualmente una crisis de desaparecidos que parece no tener remedio. ¿Quién se preocupa en realidad por los menores en el estado cuando la estadística dice que aquí, más del 50% de los que desaparecen son menores de entre 12 y 17 años?

Y mientras los menores desaparecen, en la Comisión Local de Búsqueda sigue sin haber un titular que responda a las peticiones de los colectivos y familiares de búsqueda, porque los intereses han aletargado el nombramiento de ese titular, que tampoco pensemos va a venir a solucionar con un chispazo esta grandísima problemática.

Terrible es pues la situación que se vive en Tijuana y en todo Baja California. Ya es tiempo de que alguien haga algo por ellos y se dejen de maniqueísmos inútiles que en nada benefician a quienes en sus hogares hoy en día, padecen, lloran y lamenten la ausencia de un ser querido.

 

Bonus: En México, cada dos horas desaparece un menor de edad. Esa estadística, por sí misma, debería darnos escalofríos.

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