Desde que se reactivaron los conciertos musicales en Tijuana, luego del parón que tuvimos con la pandemia, observo con cierta aflicción que de lo sucedido en los eventos nadie se entera, más que aquellos que estuvieron presentes. Es decir, más allá de unas cuantas notas informativas en poquísimos medios, la crónica musical luce por su ausencia.

No existe actualmente la crónica musical en Tijuana. No importa si es evento chico o grande, nadie está escribiendo crónica musical que nos lleva a saber y conocer qué es lo que está pasando con los conciertos en la ciudad. Lo cual es lamentable, siendo que Tijuana es una ciudad que genera mucho movimiento y que cada fin de semana está teniendo nuevamente conciertos por doquier.

¿A qué se debe ello? Yo observo tres cosas que se están conjugando. Por un lado, como ya lo mencioné, nadie está escribiendo crónica como tal, a excepción de una que otra persona que he identificado por ahí, como mi amiga Janette de Los Reyes, que siempre inquieta anda de un lado a otro buscando eventos para escribir de ellos.

A esto se suma que, no existen medios especializados en cobertura musical y los que se dedican a ello lo único que hacen son transmisiones en vivo, entrevistas o compartir una galería fotográfica del evento sin brindar detalles como una crónica nos lo vendría a contar.

Javier Bátiz y Armando Palomas se presentaron la noche del jueves en concierto ofrecido en Tijuana. FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

De paso está también que en los medios tradicionales no cuentan con personal especializado en estos menesteres, no se le da cabida a la crónica y ni les importa. Con una notita informativa es más que suficiente para ellos.

El tercer aspecto está en los promotores, que es donde veo gran parte de la problemática también. Pareciera que a los promotores ya no les importa que se haga cobertura de sus eventos y unos cuantos, como lo he observado también, pareciera que se conforman con las galerías de fotos bonitas que les ofrecen esos medios que más que medios, parecen agencias de publicidad.

Los promotores ya no están buscando a los medios y mucho menos, a los periodistas musicales que bien podrían escribir algo serio y completo, no solo que pueda satisfacer su necesidad de conocimiento del evento, sino para mostrarle a la audiencia que algo está sucediendo en la ciudad.

Y otra cosa es que, los promotores de eventos o festivales grandes, cuando lo hacen, piden una serie de requisitos como si los medios fueran esas agencias de publicidad que tienen que publicar al menos tres notas previas al evento, compartir el flyer en redes cada determinado momento, que tu medio tenga tantos seguidores y demás. Si no, no eres acreedor a una acreditación.

Por citar un ejemplo, intenté durante todos los años que se realizó el Fronterizo Fest obtener una acreditación para realizar una cobertura. Sin embargo, siempre me la negaron por alguna de las razones que menciono arriba, pese a los años que me he dedicado a trabajar en el periodismo musical y cultural.

Una ocasión también, me pasó con los administradores de un lugar especializado donde suelen realizarse eventos musicales en el centro de la ciudad.

Ellos me acreditaban para cubrir algunos de los eventos a los cuales les solicitaba la acreditación, hasta que un día comenzaron a pedirme que les hiciera cobertura de todos los que realizaban y, cuando les dije que el medio en el que en ese entonces trabajaba se especializaba solo en ciertos géneros musicales, me dijeron que no había más acreditación.

Eso solo por poner unos ejemplos. Hace unos días, para un evento de una banda rusa el organizador me dijo que los promotores de la banda no querían prensa para su evento. Sin embargo, días después lo vi compartiendo galerías de fotos que le hicieron medios que más que medios, insisto, parecen agencias de publicidad.

Lo que yo veo con preocupación de todo esto son dos cosas: por un lado, es que se está perdiendo o dejando de lado esa cobertura musical que por años habían mantenido a flote grandes cronistas musicales, y que no se está generando registro de lo que está sucediendo en Tijuana en cuanto a sus eventos y conciertos.

Una ciudad sin registro es como una ciudad sin memoria. El registro nos sirve y nos ayuda para saber, conocer y darnos una idea de cómo era el comportamiento humano en épocas pasadas. Nuestra historia, la historia de nuestras culturas, la conocemos gracias a los registros que hicieron crónicas en sus épocas. Eso, enfocado en lo musical, nos lleva a lo mismo.

Del movimiento Nortec, de la época del punk y los fanzines en Tijuana, de los conciertos simbólicos en la Revu y demás, sabemos hoy gracias a lo que autores como Octavio Hernández, Rafa Saavedra y Chuy Hernández, solo por mencionar algunos. Ellos os dejaron en sus libros y sus crónicas publicadas en medios que en ese entonces se preocupaban y ocupaban en registrar eso que estaba sucediendo.

Hace unos días, platicando con un amigo que se dedica a realizar eventos de la escena oscura, le preguntaba por qué cuando hacía un evento no hacía publicidad con la prensa y por qué no invitaba a periodistas a realizar la cobertura de sus eventos. Me decía que a veces eso no le pasaba por la cabeza o que simplemente no lo tenía en cuenta.

Su respuesta es muy válida, por eso le incité a que comenzara a hacerlo, a buscar a la prensa, a invitar a aquellas personas que se dedican a hacer cobertura. Porque no podemos dejar que la crónica musical muera, mucho menos en una ciudad como Tijuana que tiene mucho para contarnos.

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