A tres días de la Nochebuena las diligencias que a la mayoría nos ocupan son los regalos que faltan de la familia, mandar los abrigos a la lavandería, comprar tequila, cerveza artesanal, malvaviscos grandes, así como conseguir leña. Eso y otras cosas más.

Después de un año de trabajo y una pandemia que no cesa, esta época es un buen pretexto para vestir bien, comer con los seres queridos, ya sean familiares, amigos, mascotas.

Más allá de sentir fe o no, la Navidad representa, hasta por una cuestión laboral, la oportunidad de tener días para festejar o por el contrario resguardarse.

FOTO: ISAAC ESQUIVEL/CUARTOSCURO.COM

Para otros, las prioridades son distintas. El placer o descanso pasa a segundo término para priorizar la ayuda por los demás, en específico por los menos desfavorecidos.

Seguro usted sabe de lo que hablo. Cada 24 de diciembre nos llegan noticias sobre personas, familias, colectivos, grupos religiosos, que salen a las calles a compartir alimento a quienes lo necesitan.

A los sin casa, a los que el Estado olvida, a los que sufren por alcohol o drogas, a las madres y padres sin empleo, a los que se ven desfavorecidos por múltiples condiciones. A todo aquel que no la pasa bien, se le ofrece una sopa, una torta, chocolate caliente.

La intención es que ellos también puedan tener, como miles de familias, una cena, un momento para sentirse contentos.

Se dice que dentro de las principales cualidades del Hijo de Dios esta la caridad. Con ella se desarrolla la acción, las oportunidades para servir a otros dando algo de sí mismo.

Cerca de 250 pequeños, residentes del campamento migrante ubicado en el Chaparral, disfrutaron de una posada navideña, encabezada por jóvenes empresarios y distintas organizaciones acudieron para darles regalos, las actividades se realizaron en el marco del Día del Migrante. FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

No se me asuste u ofusque si no cree en el catolicismo o cristianismo, aquí se separa la religión de la espiritualidad, prefiriendo esta última.

En ese sentido, y entendiendo la figura de Jesucristo como uno de los diferentes iniciados, tal vez sea valido decir que la señora, el joven, los amigos, la banda de música, o cualquiera que practique la caridad tiene algo de él.

Desde días previos a la noche buena se hacen de las verduras, carnes, panes y bebidas que prepararan para repartir por las calles y avenidas de la ciudad.

Destinan su dinero, tiempo, esfuerzo y sazón. Se comparten.

Los que reciben lo anterior responden con una sonrisa, un gracias, muchos extienden la mano para saludar, los más contentos hasta dan un abrazo.

Sí. Es solo una noche, pero una sin hambre.

Indígenas de la etnia Tlapaneca de Guerrero durante la realización de las tradicionales posadas en la comunidad de La Cienega, la cual se encuentra en la parte mas alta de la región montañosa del estado de Guerrero, a unos mil 400 metros de altitud en el macizo rocoso de la Sierra Madre Sur. FOTO: J. GUADALUPE PÉREZ/CUARTOSCURO.COM

Pero las apariencias pueden engañar cuando se trata de tender la mano. Mientras algunos ensalzan sus discursos para mostrarse como figuras caritativas, llámese políticos, empresarios, sacerdotes, hay otros que, en silencio, hacen más.

La caridad no se maquilla, ni se presume, mucho menos se viste de ego, porque entonces se mancha, no cuenta.

Cristo no vive en los crucifijos, tampoco en los rosarios, muchos menos en los muñecos arropados con atuendos de gala.

En la señora, el joven, la niñez, los adolescentes, la comunidad LGBTI, que ayuda a los demás, hay algo del Hijo de Dios.

Repito, no se preocupe si es ateo, la espiritual no trata de religión.

La figura de Cristo es solo un pretexto para entender que allá afuera necesitamos una mayor empatía.

FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

Conocer los alcances espirituales de la humanidad no será posible hasta que reflexionemos sobre nuestro actuar, lo que podemos dar.

Tal vez no vaya a cancelar su cena de noche buena, no se preocupe, ni se sienta culpable, por el contrario, disfrute.

Mas no olvide que al día siguiente tendrá una oportunidad, la de hermanarse con los demás, compartirse. Al final, de eso trata la vida.

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