Una de las cosas que pasan cuando compras autopartes en negocios gringos es que te venden la garantía de por vida.

Con ella no te tienes que preocupar por conseguir el arrancador, clutch o empaque que se llegue averiar, mucho menos por arreglarlo.

Con tan solo presentar la parte descompuesta y tu ticket puedes obtener una nueva.

Esto que puede parecer en una gran ventaja, ya que la vida tan ajetreada no permite darse el tiempo de conocer el vehículo que se maneja, es en el fondo una especie de desventaja, ya que se depende del mecánico.

Hace aproximadamente seis décadas atrás, la idea del mercado era que cada quien pudiera hacer la compostura del auto.

Las herramientas, manuales, si bien siguen existiendo, eran más populares entre los dueños de automóviles, significando esto no solo comprender el funcionamiento del auto y con ello su reparación, también como modo de ahorro, al no tener que pagar por la mano de obra de un taller.

Además, y no menos importante, no siempre se cuenta con la suerte de contar con un buen mecánico, habiendo muchas ocasiones en las que el carro queda en peores condiciones después de llevarlo a reparar.

En la política mexicana pareciera que cada vez se tienen más herramientas, mejor democracia.

No obstante, está lejos de eso.

Ya que los “mecánicos” que dirigen al país se suben, aceleran a su conveniencia, pero no le echan aceite al motor (la gente), el cual ya lleva rato avanzando con dificultades, cada vez más.

Seguimos apostando a los nombres que los partidos políticos dictan. Hoy es AMLO, mañana Marcelo Ebrad, pasado Samuel García, y así los que vayan poniendo los empresarios y la clase política.

Samuel García acompañado de su esposa Mariana Rodríguez FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL / CUARTOSCURO.COM

Este problema es por mucho conocido, no es nada nuevo, pese a ello sigue persistiendo porque la crítica nunca es suficiente si no hay acción.

Imaginemos todo el tiempo invertido en redes sociales para expresar amor u odio por López Obrador; por saber quién robó más o quién es menos corrupto.

Ninguno de estos debates lleva a nada que haga que el país sea mejor.

Si por el contrario, se le diera la oportunidad a buscar organizarse de otras maneras, de acuerdo a las necesidades, tal vez otra cosa sería.

Para muchos (mal informados e influenciados) el autogobierno les atemoriza, les causa comezón.

Se piensa que todo esto tiene que ver con pseudorevolucionarios o personas que no quieren obedecer al sistema establecido.

Lo cierto, es que la política es algo tan personal, que es obligatorio que sea uno mismo el que la realice para que funcione o para cuando haya omisión del Estado.

En Tijuana, por ejemplo, los vecinos de Villas del Álamo han tenido que colocar barda y lámparas de su propio dinero, todo bajo un trabajo de comité de vecinos.

La ausencia del Ayuntamiento de la ciudad ha sido desde años con este fraccionamiento, esto porque la constructora no ha hecho entrega oficial a la administración pública.

Ese argumento que puede sonar muy lógico para los que ven la burocracia con fe ciega, no significa más que complicaciones para los que ahí viven, todo por las reglas del sistema, al final, esas personas pagan predial y otros impuestos, pese a ello, no se les atiende.

Zapatistas marcharon por las calles de San Cristóbal de las Casas para manifestar su rechazo a los que ellos denominan “guerras capitalistas”. FOTO: ISABEL MATEOS /CUARTOSCURO.COM

A nivel nacional tenemos el ejemplo de las comunidades zapatistas, las cuales han sabido autogestionar no solo sus alimentos, también la forma en que eligen a sus dirigentes, los cuales, a diferencia del sistema político mexicano, si son gente cercana al pueblo, que comparte las necesidades y preocupaciones del lugar.

Acá en el México democrático seguimos creyendo en lo que digan los partidos políticos, en sus candidatos.

Se puede criticar, mentar madres, maldecir, mofarse, sin embargo, se sigue votando con la esperanza que el que llegue ahora sí sea el bueno.

El aparato ha vendido tan bien la idea de su democracia, que gran parte del país sigue imaginando que esta será la que traiga el bienestar, algo que ha quedado demostrado que no pasa y que probablemente no pasará.

Hay otras políticas, otras formas de gobierno, está en usted seguir padeciendo con la misma, o buscar algo más cercano, real y sobre todo, fuera de intereses económicos.

FOTO: ISABEL MATEOS /CUARTOSCURO.COM

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