Cientos de venezolanos se sumaron a la nueva caravana de migrantes que partió esta semana desde la frontera entre México y Guatemala, según organizadores, en un momento en que México está considerando aumentar las restricciones para que ellos puedan ingresar al país.

Reuters habló con una decena de venezolanos que dijeron que habían partido con la caravana desde la ciudad de Tapachula el jueves, tras escapar de la pobreza y las dificultades en su país, que celebra elecciones mañana domingo.

Luis García, uno de los organizadores del movimiento, comentó que entre el 20% y 30% de las cerca de 3.000 personas de la caravana son venezolanos y que durante el trayecto desde su nación fueron víctimas de atroces delitos, principalmente en la región de Darién, en Panamá.

En los últimos años, México ha registrado el paso miles de migrantes a través de diversas caravanas, por lo que ha puesto sus esfuerzos en detenerlas, pero el éxodo de extranjeros huyendo de la violencia, pobreza y estragos climáticos continúa.

La semana pasada Reuters informó que México estudia imponer requisitos más estrictos para los venezolanos que intenten ingresar al país, en respuesta a peticiones de Estados Unidos, tras un fuerte aumento en las detenciones de ciudadanos sudamericanos en su frontera común.

“Yo no me quiero quedar en México, queremos ir a Estados Unidos, solamente les pedimos que nos dejen pasar”, dijo Daysi, una mujer venezolana de 63 años que se unió a la caravana en la ciudad Tapachula junto a seis familiares, entre ellos dos de sus hijos.

“Nadie se sale de su país porque se quiera ir, pero hay días que se come una vez, otros ni siquiera eso, no hay medicamentos, no hay nada, nos estamos muriendo”, agregó la mujer de Maracaibo.

La caravana, la segunda más grande que sale desde Tapachula en un mes, avanzó lentamente y hoy sábado llegó a al municipio de Villa Comaltitlan, en Chiapas.

Otra venezolana de 34 años que busca llegar a Estados Unidos, quien prefirió no ser identificada por seguridad, narró que cuando pasó por el Darién fue violada y golpeada por dos sujetos encapuchados, y que a pesar de ello decidió continuar “por la fuerza de Dios” e impulsada por ayudar a su bebé y su mamá que viven en precarias condiciones en Venezuela.

La migrante procedente de Caracas comentó que no pudo resistirse al ataque porque le metieron una pistola en la boca, además que cerca había otras mujeres muertas. Ella mostró a Reuters documentos médicos que acreditaban el abuso sexual, pero aclaró que no presentó una denuncia ante una autoridad.

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