CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Con el tercer volumen de 60 años de rock mexicano 1990-2016, redactado por el músico de Botellita de Jerez Rafael González Villegas, cuyo sobrenombre de batalla es Sr. González, culmina la saga de mil 500 páginas que desde el año 2014 emprendió para ofrecer una crónica vivida en carne propia sobre el género más influyente en las rebeldías sociales de la juventud.

“Estoy muy orgulloso de haber concluido –dice–, luego de cuatro años de haberme encerrado totalmente, para ofrecer a los lectores las gloriosas anécdotas del rock mexicano, así como también trágicas, pues la historia del rock mexicano es peculiar y muy diferente al de Argentina o al de España. Dentro del contexto socio-político del país, ha existido una gran red de músicos, sucesos, públicos, medios y géneros musicales, que han dado forma a una serie de relaciones y conexiones poco conocidas, pero que cohesionan todo un movimiento”.

Este libro cierra los ciclos de seis décadas de investigación sobre el rock nacional y fue publicado bajo el sello Sr. González Producciones por su autor, quien al presentar los dos anteriores (que abarcaron los años 1956 a 1979 en Editorial B, y 1980-1989 en Penguin Random House) manifestó a Proceso:

“Me buscaron los de Ediciones B en 2014, querían hacer una enciclopedia del rock mexicano con 500 grupos, ya que notaron que existían publicaciones afines en Argentina y España y sin embargo en México no. Pensaron en mí porque antes había sacado las crónicas autobiográficas Mi Vida Pop; acepté y me puse a recopilar información y a escribir fichas.”

Pero el texto resultó harto voluminoso y los directivos de Editorial B comenzaron a preocuparse por el grosor de una obra que poco promoverían.

“Les propuse contar la historia del rock mexicano en lugar de hacer una enciclopedia, ya que se acercaba 2016 y se iban a cumplir los 60 años. La idea fue liberarnos de hacer un número específico de bandas y, más bien, a partir de unos cientos de grupos o solistas representativos, contar la historia de este género en dos volúmenes, que terminaron convirtiéndose en tres. Asumí que iba a contar la historia desde la perspectiva de un músico y concebí el texto como una gran crónica en la que igual caben anécdotas, fichas, información dura, entrevistas, fotos, recuerdos personales, datos insólitos y un poco de análisis o ensayo sobre temas varios”.

Ediciones B fue comprada en 2017 por Penguin Random House, que pese a saber que el primer volumen se agotó en 2016 “no mostró interés por el tercero, por lo cual ahora yo soy propietario de los derechos de los tres; los dos últimos están en librerías y todos pueden adquirirse en Amazon, en https://cadabrabooks.com y vía mi Facebook, Rafael González Villegas, o Twitter @diabloglez, también como e-book”.

Epifanías “inrockuptibles”

Su hallazgo clave en el proceso mexicano son las revelaciones políticas que no tomó en cuenta el productor Gustavo Santaolalla (mencionado en los libros del Sr. González) para su reciente serie de TV Rompan todo. La historia del rock en América Latina, de Netflix, blanco objeto de críticas lapidarias en México.

Si la matanza de Tlatelolco’68, el Festival de Avándaro 1971, los vetos a la música experimental en los medios televisivos y la payola radiofónica permearon la década de los setenta, el Sr. González argumenta que el malinchismo y la estigmatización del rock “como pernicioso” marcaron a la juventud de la década de los ochenta:

“Fue una década en la cual el rock mexicano salió de su circunstancia subterránea y transitó hacia una situación de gran proyección mediática y comercial. También aparecieron géneros con denominación de origen, como el etno-rock, el rock mestizo, el Movimiento Rupestre y el denominado rock urbano o bandoso. Sin embargo, éstos no contaron con apoyo económico ni mediático. Tampoco lo hubo para bandas de otros géneros, como el metal, punk, reggae, progresivo o la música electrónica.

“Las rockeras crecieron. Los rupestres pusieron el acento al comienzo de los ochenta en la importancia de las letras como parte de una composición integral. Hasta ese momento, las letras en el rock no tenían un papel relevante en términos generales. Los rupestres manejaron poesía y se inspiraron en la realidad. Estuvieron influidos por el canto nuevo y la música de las peñas, pero también por el folk, el blues, el rock y por León Chávez Teixeiro”.

–¿Benefició o perjudicó el proyecto disquero “Rock en tu Idioma”?

–“Rock en tu Idioma” fue una campaña comercial en los noventa para introducir a las bandas españolas y argentinas al mercado mexicano y, de paso, crear una nueva escena nacional de carácter pop rock, ignorando a los músicos que venían abriendo brecha desde el principio de la década… Los noventa fueron una etapa de desarrollo importante desde el punto de vista comercial, pero también de involucramiento con la realidad de buena parte del rock mexicano a partir del alzamiento neo-zapatista. La rebeldía implícita en el rock se manifestó en compromiso político. Además, vino el desarrollo de una escena independiente y autogestiva rumbo al comienzo del nuevo siglo.

Para el Sr. González, arquitecto de profesión nacido el 8 de julio de 1962 en la Ciudad de México, los tres volúmenes han entusiasmado a los lectores.

“Es un trabajo necesario. Pero estoy consciente de que sólo vemos una pequeña parte de lo que es esta gran historia. Yo en lo particular quiero verlo como un punto de partida para hacer un desarrollo más extenso y desde diferentes perspectivas a la mía.”

60 años de rock mexicano volumen III (471 páginas) está dedicado a “Grace y mis dos lunas: Diana y Lucía”, su esposa e hijas, así como al desaparecido colega Armando Vega-Gil, El cucurrucucú de Botellita de Jerez.

A lo largo de las 15 páginas introductorias, el autor brinda una visión clara del panorama del rock nacional, enumerando algunos de los escasos foros que surgieron, como La Diabla, el Bulldog, el Dada X y El Antro, sumándose a los tradicionales Rock Stock, La Última Carcajada de la Cumbancha (el LUCC de Eduardo Barajas) y Rockotitlán (con su “nuevo” dueño Tony Méndez). Asimismo, El Hábito (en Coyoacán), El Bataclán o la librería capitalina El Péndulo, mientras que en Monterrey apareció el Café Iguana, y en Guadalajara la legendaria sala Roxy.

El tercer volumen del Sr. González lo conforman 137 fichas de grupos y solistas (con fechas de inicio de cada uno en el rock, lugar de origen, integrantes, género, historial y discografía). Abarca tres periodos, destacando en el de 1990 a 1999 los nombres de: Julieta Venegas, Ely Guerra, Francisco Barrios El Mastuerzo, La Barranca, Panteón Rococó, Charlie Monttana, Sak Tzevul, Kinky, Los Lagartos, Los Yerberos, Estrambóticos, Guillotina, Zurdok, Jumbo, José Fors, Zoé, Lost Acapulco, Julio Revueltas, Las Ultrasónicas, Nortec Colective, Atto, La Dosis, La Perra, la Lupita, El Gran Silencio, Control Machete, Aurora y La Academia.

De 2000 a 2009: Natalia Lafourcade, San Pascualito Rey, Porter, Telefunka, Monocordio de Fernando Rivera Calderón, Alejandro Marcovich, Hello Seahorse!, Alonso Arreola, entre otros.

Y de 2010 a 2016: The Broken Flowers Project, Macario, Alfonso André, los Fontana, Barcos D Papel, Centavrvs, Caloncho, Byt Band, A+C, Rabia, Little Jesus, Homero Ontiveros y la Banda Ancha, Reyno y Falsa Fortuna.

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