José María Espinosa de los Monteros filmó el largometraje documental Te nombré en el silencio (México, 2021) sobre Las Rastreadoras de El Fuerte, un conjunto de cerca de 500 mujeres que buscan en Sinaloa, con palas y picos en las fosas a sus hijos o hijas desparecidas, arriesgando sus vidas.

La cinta (México, 2021) se encuentra en los cines del país desde el 12 de este mes, en el momento que el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNL) da a conocer que México ya rebasó la cifra de cien mil desaparecidos. Espinosa de los Monteros (Culiacán, 1989) habla con Proceso por zoom de cómo surgió el impresionante trabajo de 84 minutos, protagonizado por Mirna Nereida Medina, fundadora de Las Rastreadoras:

“En el 2016, a mi hermano Juan Pablo, quien es activista y el productor de la película, lo contactó una ONG de Estados Unidos que busca los puntos rojos de violencia en México, para crear un corto. Nos dejaron el tema libre y nos dieron una cierta cantidad de dinero. Somos de Culiacán y nos preocupa la normalización de la violencia, y escogimos ese tópico. Ya habíamos leído sobre Las Rastreadoras de El Fuerte, y pensamos que el matiz de las madres buscadoras le vendría bien al corto. Me contacté con Mirna, quien me dijo que se encontraban en el norte de Sinaloa y al otro día llegarían a la Fiscalía de Culiacán, que iba con otras mujeres del grupo, y nos vimos”.

Además, son productoras del documental Elena Fortes y Daniela Alatorre, ya conocidas en este género fílmico.

Fundador de Cinema del Norte, una productora independiente, rememora que al escuchar sobre sus pérdidas y dolor, “porque leer eso en la prensa es diferente”, se dio cuenta de la urgencia para poner sobre la mesa la problemática de las madres buscadoras.

Entonces el cortometraje se transformó en largometraje, y a Medina le encantó la idea. En el documental se revela que el periodista Javier Valdez, asesinado en Culiacán en mayo del 2017, fue quien puso el nombre al grupo de mujeres. Espinosa de los Monteros señala:

“Desde el día uno hubo bastante confianza con Mirna. Me adentré a sus rutinas, platiqué con ella poco a poco para que me contara la historia de su hijo Roberto Corrales Medina, quien vendía discos compactos en Los Mochis, y una tarde de julio del 2014 ya no volvió a su casa”.

En 2017 Medina y el grupo de mujeres encontraron unas vértebras, un brazo, una parte de una rodilla, un diente y un dedo de Roberto Corrales.

El realizador cuenta que conforme efectuaban los rodajes, empezaron a integrarse a la dinámica de los rastreos.

–El documental muestra cómo ellas, sin apoyo de las autoridades, buscan a sus familiares. ¿Cómo fue grabar eso?

–Fue muy fuerte. Las autoridades deberían de estar buscando. Fue un shock ir a rastrear con ellas, ver las condiciones en las que lo hacen. Están desamparadas desde lo económico, necesitan gasolina, agua, comida para las búsquedas. El sol es muy fuerte en Sinaloa, y se enfrentan a las víboras, las abejas, a todos los elementos naturales, además de la amenaza del narco. Aún así, poseen el ímpetu, la resiliencia y la voluntad de seguir saliendo dos veces a la semana, miércoles y domingo, para hallar a sus seres queridos.

En cuanto cruzan los arcos de bienvenidos a cualquier ranchería o pueblo, son detectadas por los grupos del crimen organizado:

“Ya saben a dónde van, y a veces no las acompañan las patrullas estatales. Al ir con ellas en la carretera ves cómo las siguen. Vimos un Tsuru  y carros polarizados. Nos paramos en una casa de una de las rastreadoras a entrevistar y ahí estaba el Tsuru, y cuando te mueves va tras de ti”.

Espinosa de los Monteros debutó como guionista y director con el cortometraje Whippet, el cual participó en festivales como el Internacional de Guanajuato (GIFF), Miami Film Festival, Black Canvas FCC y el Festival del Puerto. José X, su segundo cortometraje, formó parte de Macabro y Mórbido Film Fest.

Confiesa que realizar Te nombré en el silencio fue una gran carga mental:

“Era mi responsabilidad todo el equipo de filmación. Yo los busqué, les expliqué la situación y que íbamos a filmar a un lugar complicado, a arriesgar el físico y que varias cosas podrían pasar. Todo el mundo estuvo de acuerdo, pero de alguna manera yo era responsable de esas vidas. Eso lo traes en la cabeza todo el tiempo, era una preocupación constante y te distrae. Es un documental independiente del gobierno, y fue complicado porque tuvimos que poner de nuestro dinero, pero no fue suficiente y nos apoyaron ONGs.

“La parte financiera afectó para terminar el documental. Hubo pausas y esto suena contraproducente para una producción, pero eso me dio respiros, ver el material y planear cuáles eran los siguientes pasos, para seguir y de alguna manera consumar la visión que tenía en la cabeza”.

Y así se despide:

“Ellas me enseñaron a ver siempre la luz en una situación tan terrible… que siempre hay esperanza. Me quedo con su valentía y resiliencia. Cuando Mirna vio la cinta, me dijo: ‘Éste es mi legado’. Fue un visionado muy emocional para ella, por obvias razones. Le resultó favorable confiar en mí”.

Con información de Proceso.

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