Ayer en el Café Praga revolotearon las palabras durante la presentación del poemario Escarabajo de la escritora Melissa Sánchez.

En la presentación estuvieron presentes Katherine Arcaute, la artista encargada de las ilustraciones que dan portada al libro y que se intercalan entre las páginas, además de Hamlet Ayala, quien coordinó la versión impresa. Además sin contar con las decenas de personas que asistieron para comprar el libro, mismo que cuenta con su versión digital

Al igual que los heterónimos de Pessoa, Melissa Sánchez decidió firmar su primer libro con el pseudónimo de Nubia, ese desdoble de su personalidad en el que puede abstraerse del ajetreo del mundo para capturar el instante.

Sobre el origen del poemario, la autora reveló que desde el 2010 lo viene redactando, y su producción comenzó gracias a los talleres de creación de la carrera de Literatura en la UABC. Entre los maestros que destacó durante su pasó por la licenciatura nombró a Víctor Soto Ferrel, Elizabeth Villa, Cristina Rascón, entre otros.

La elaboración del poemario fue un trabajo similar a la de cazar y coleccionar insectos: arrancaba las hojas de sus cuadernos donde trabajaba los textos durante las clases y los talleres, hasta que por efecto de la acumulación se dio cuenta de que podía convertirlo en libro. 

Los poemas, según dijo Nubia, contienen esa fascinación suya del instante que poseen los géneros breves, como la microficción en la narrativa, y los haikus en la poesía. 

En cuanto a las influencias estilísticas, surgen nombres como Roque Dalton, César Cañedo, Lupita Amor, Daniela Camacho. Pero la lectura que más la marcó fue la poesía reunida de Antonio del Toro, en especial un poema de él titulado ‘Pájaros’, en la que explora la relación de los humanos con las aves. 

Por otro lado, en el contenido de los textos, Nubia afirma que los temas centrales son la familia, el dolor —y aquí se le quiebra la voz—, ansiedad, vacío, frustración, alcoholismo, ausencia, y el abandono. La elección de los insectos como disparadores de la poesía no es gratuita, pues retomando el tema familiar, ella recuerda el prejuicio que los humanos tenemos hacia los “bichos”, “alimañas”, “plagas” y demás animales que se arrastran. 

Sin embargo encuentra en ese mundo otro, en esa escala de lo diminuto, una identificación con ser la “rara de la familia”. Y más allá de eso no todo respecto a sus familiares resulta negativo. Fue su abuela la que le inculcó el amor por las otras formas que toma la vida, como las plantas y los insectos que las habitan. 

Pese a la adversidad, Nubia sostiene: “aprendí a sanar a través de la escritura”.

Katherine fue quien dio imagen y color al espíritu lírico de esta obra, pues según la joven artista, Nubia le dio total libertad a la hora de encargarse de las ilustraciones. Esto fue una espada de doble filo porque representó “un quebradero de cabeza”, pero al final funcionó gracias a que el texto ya estaba ordenado. 

En total son 6 ilustraciones que abren cada sección del poemario. Asimismo, las imágenes refieren los poemas de los apartados: el lado animal, geometría natural, etc. Katherine compartió que este proyecto también fue un ejercicio de acompañamiento entre poeta e ilustradora, en el que se compartieron no solo ideas sino también sentimientos.

Nubia estudió la licenciatura en Literatura y la maestría en educación en la UABC. Actualmente se dedica a la docencia en nivel universitario y correción en Gramanimia Editorial. Durante dos años consecutivos obtuvo la beca para el encuentro internacional 13 habitaciones propias y Los signos de rotación, en Sinaloa. Le interesa abordar temas de índole sociocultural para la investigación académica y artística que tengan relación con la flora, la entomología y la inmaterialidad. 

Katherine Arcaute egresó de la Licenciatura en Artes Plásticas de la UABC. Trabaja dentro del campo de la ilustración, pintura, escultura y ensamble, realizando piezas de paisajes utópicos, donde la naturaleza juega con elementos de la vida cotidiana, el mundo fungi y el paisaje urbano. Entre las exposiciones en las que participó se destacan: Ojo pequeño (2018), Clínicas de producción X (2019), Brujas, exposición colectiva de mujeres (2020) y Ni tan verdes (2022).

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