Colombia y Panamá anunciaron el viernes que solicitarán a otros países de la región, incluidos Estados Unidos y Canadá, cooperar en el control de las migraciones de tránsito hacia América del Norte, principalmente de haitianos, para garantizar que sean seguras y con un enfoque humanitario.

Los dos países también se comprometieron a trabajar juntos para procesar y organizar a miles de migrantes que atraviesan sus territorios hacia el norte.

Un poco más de 10.000 migrantes, la mayoría haitianos, permanecen varados actualmente en un pequeño pueblo del Caribe de Colombia, provocando la mayor crisis migratoria en esa región del país sudamericano en la historia reciente, según el Gobierno de Bogotá.

Los emigrantes, entre los que también se encuentran cubanos y africanos, permanecen en las playas de Necoclí, un municipio del departamento de Antioquia sobre el Mar Caribe, desde donde pretenden cruzar a Panamá en una travesía irregular y peligrosa por la selva del Darién, para luego avanzar por Centroamérica y México hasta Estados Unidos y Canadá.

“Se involucrarán los países de origen y de destino para establecer los protocolos y mecanismos para que el flujo sea controlado, seguro y tenga un enfoque humanitario”, dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes, al finalizar una reunión con autoridades colombianas.

Mouynes anunció que el próximo lunes autoridades de Panamá involucradas en el tema migratorio viajarán a la zona de Colombia en donde están concentrados los migrantes para determinar el número que puede ser recibido de una manera segura y ordenada en la nación centroamericana.

Colombia y Panamá coincidieron en que no son origen ni destino de estos flujos migratorios, por lo que se deben involucrar a otros países en busca de una solución.

INVOLUCRAR MÁS PAÍSES

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Las autoridades migratorias de Colombia aseguran que entre los países de origen de las migraciones de tránsito se encuentran Chile y Brasil, en los de tránsito Ecuador, Perú y Costa Rica, mientras que los de destino son Estados Unidos y Canadá.

“Este trabajo binacional entre Colombia y Panamá tenemos que extenderlo a los demás países de nuestro hemisferio que tienen obviamente también que ver con esta migración”, aseguró la canciller y vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, al término del encuentro que se realizó en el corregimiento de Meteti, en la provincia panameña del Darién.

“Que cada país controle, que cada país prevenga, que cada país evite que se convierta esta migración en algo masivo que nos desborde las capacidades de todos nosotros”, declaró Ramírez quien anunció una nueva reunión para el próximo 11 de agosto.

La funcionaria anunció que en Colombia se impondrán controles migratorios con mecanismos biométricos y sanitarios, al tiempo que se aumentarán las acciones para combatir el tráfico de inmigrantes por parte de redes criminales.

Aunque por la zona limítrofe de Colombia y Panamá pasan unos 30.000 emigrantes anualmente, durante 2020 solo 4.000 transitaron por la región debido al impacto de las medidas implementadas por los países para controlar la propagación de la pandemia de coronavirus.

En 2020 Colombia deportó a más de 3.800 emigrantes irregulares, incluidos más de 3.000 haitianos, según estadísticas de la autoridad migratoria.

Además de haitianos, frecuentemente son detenidos en Colombia emigrantes cubanos y de países de África y Asia que buscan llegar a Estados Unidos con el apoyo de redes dedicadas al tráfico de personas, denominados “coyotes”.

Los naufragios y el abandono de migrantes en embarcaciones en altamar son frecuentes en el Mar Caribe, en la frontera entre Colombia y Panamá.

Con información de Reuters.

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