Hace tres meses, el país luchaba por asegurarse un suministro de vacunas suficiente para combatir el COVID-19 entre los 126 millones de habitantes.

Hoy, sin embargo, hay un reto diferente: convencer a los jóvenes de vacunarse justo cuando la variante Delta se extiende por gran parte del país, aumentando las hospitalizaciones entre esa porción de la población, la más numerosa.

A diferencia de Estados Unidos o Europa, en México no existe un movimiento antivacunas importante. Pero la difusión de información falsa sobre las inyecciones contra el COVID-19 en Twitter, Instagram, Telegram y Facebook hace mella, junto con una sensación de invencibilidad entre los jóvenes.

“Sin duda, aquí (los antivacunas) han tenido más influencia sobre los grupos de menor edad. La gente (joven) ha estado más en contacto y, por alguna razón, cree más y siguen más a estos grupos”, dijo a Reuters Laurie Ann Ximénez-Fyvie, profesora e investigadora principal del laboratorio de genética molecular de la UNAM.

“Los grupos de antivacunas son muy nocivos”, agregó.

Aunque no hay información precisa sobre cuántos no quieren vacunarse contra el COVID-19 o cuántos participan en grupos antivacunas, algunas encuestas ayudan a dimensionar.

Un sondeo de la firma local Consulta Mitofsky reveló que a fines de julio el 7.2% de los entrevistados no quería vacunarse en México frente al 2.9% de principios de mes. Un estudio global de Facebook y la Universidad de Maryland concluyó que el 11.4% no se vacunaría.

En Ciudad de México, la entidad con más casos activos de COVID-19, el Gobierno pensaba inocular con al menos una dosis al 100% de las personas de entre 30 y 39 años para el 27 de julio. Sin embargo, el avance tiene semanas estancado en 74%, insuficiente para prevenir la rápida propagación del virus en la población restante, casi medio millón de personas.

Un 23% de los capitalinos de entre 40 y 49 años aún no ha recibido una dosis de la vacuna contra el COVID-19, meses después de que comenzara la campaña. Sin embargo, a fines de julio, el Gobierno empezó a vacunar a los menores de 30 años y las jornadas tuvieron una respuesta abrumadora.

En julio, las hospitalizaciones en el área metropolitana que incluye a la capital -hogar de más de 21 millones de personas- casi se cuadruplicaron, con los adultos más jóvenes y de mediana edad impulsando el aumento. El número de personas menores de 40 años hospitalizadas por COVID-19 casi se duplicó en el país entre junio y julio, según datos oficiales.

“La mayoría de las personas que están hospitalizadas por COVID en este momento son menores a 52 años y la enorme mayoría son personas que no fueron vacunadas, esto es más del 97%”, aseguró en julio el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.

“MUY PREOCUPADOS”

Gente camina por un área comercial en medio de un brote de coronavirus en Ciudad de México, México. 4 de agosto, 2021. REUTERS/Gustavo Graf

Quienes defienden su derecho a no inocularse aseguran que las vacunas contra el COVID-19 generan graves efectos secundarios o contienen microchips para espiarlos, de acuerdo a mensajes esparcidos en redes sociales y plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp y Telegram.

“No me he vacunado. La razón principal es porque no creo en la vacuna y sí creo en ciertos efectos secundarios que pueda tener”, confesó Eduardo Espinola, un trofólogo de 42 años.

“Es hasta ridículo querer vender la idea de que la vacuna nos va a inmunizar. Una de las razones por las que no sirve es que la cepa para la cual hicieron las vacunas es una que ya no está en circulación”, agregó Espinola, también holoterapeuta.

En un grupo de Telegram llamado “Médicos por la verdad México” -inspirado en el movimiento negacionista alemán “doctores por la iluminación”- publicaron recientemente un video de una mujer supuestamente inoculada con la vacuna de Pfizer contra el COVID-19 que sufre espasmos involuntarios y apenas puede caminar con el rótulo “las vacunas son seguras”.

El grupo tiene 22,110 suscriptores y en él se han compartido miles de enlaces, documentos y videos para desacreditar la eficacia de las vacunas y la existencia del coronavirus, creado, según ellos, como una conspiración de las grandes farmacéuticas.

El Digital Report 2021 de Hootsuite y We Are Social muestra que en todo el mundo el uso de redes sociales se disparó durante la epidemia del coronavirus. México no fue la excepción: en 2020 el incremento de usuarios fue del 12.4% interanual.

“Con las redes sociales estamos más informados pero también nos enfrentamos a mucha información falsa y dispersión de mitos”, opinó Susana López, una reconocida viróloga de la UNAM. “Durante la pandemia eso se ha exacerbado”.

“Es casi imposible desmitificar esas cosas. En la Sociedad Mexicana de Virología estamos muy preocupados por el movimiento antivacunas”, agregó López.

“TIERRA FÉRTIL PARA EL VIRUS”

Jóvenes hacen fila para realizarse un exámen rápido en un lugar temporal de pruebas para detectar el COVID-19, en medio de un brote de coronavirus en Ciudad de México, México. 29 de julio, 2021. REUTERS/Luis Cortes

A pesar del repunte de casos de COVID-19, que empezó los primeros días de junio, las autoridades no han implementado medidas firmes para reducirlos. Además, no se solicita un diagnóstico negativo de coronavirus a los viajeros.

El objetivo del presidente Andrés Manuel López Obrador es no afectar la economía y vacunar, al menos con una dosis, a todos los mayores de 18 años para octubre, mientras el país acumula tres millones de infectados y supera los 360,000 fallecidos, de acuerdo a cifras preliminares de la Secretaría de Salud.

Gracias a que el 40% de los mexicanos ha sido inoculado contra el COVID-19 con al menos una dosis, las autoridades sostienen que las hospitalizaciones y los fallecidos no han crecido al mismo nivel de la oleada previa, cuando el país se colocó como el cuarto con más muertos en el mundo.

Sin embargo, la ocupación hospitalaria en tres estados de la turística costa del Pacífico está en rojo: Colima sólo tiene el 13% de camas disponibles; Guerrero, 23% y Nayarit, 31%. En la capital, la ocupación hospitalaria pasó del 17% a principios de junio a 76% a fines de julio.

En enero, durante el acmé de la epidemia en el país, el 10% de los hospitalizados por COVID-19 tenía entre 18 y 39 años de edad, de acuerdo a datos de la Secretaría de Salud. Para julio, sin embargo, ese porcentaje se triplicó.

“Cuando el virus entra en lugares donde hay tierra fértil, ya sea porque hay menos gente vacunada o hay más gente susceptible, finalmente va a enfermar a los que no estén vacunados”, opinó Alejandro Macías, responsable de la estrategia mexicana durante la pandemia de la gripe AH1N1 de 2009 y 2010.

Sin reconocer públicamente el problema, la Secretaría de Salud ha lanzado una campaña en redes sociales para advertir a los jóvenes que “no son invencibles”.

“Todavía no es momento de reuniones o fiestas. Vacúnate y mantén las medidas de higiene”, dice un recurrente tuit de la entidad.

Con información de Reuters.

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