La Fiscalía General de Justicia de Guerrero (FGE) contempla como una línea de investigación en el caso del asesinato del periodista Fredid Román Román la confrontación que mantienen los grupos delictivos de Los Tlacos y Los Ardillos por el control de la producción y venta de pollo desde junio pasado en el municipio de Chilpancingo, ubicado en la región Centro del estado.

Las autoridades federales y estatales han determinado hasta el momento que el homicidio del periodista guerrerense “podría estar relacionado” con la confrontación que mantiene Jose David Barrientos Salazar El Deivid, señalado como líder de la Policía Ciudadana de El Ocotito y considerado como brazo armado del grupo Los Ardillos, quienes mantienen una disputa con miembros de la célula delictiva de Los Jaleacos, que dirige Juan Marcos Guevara Rodríguez El Jaleaco, miembro del cártel de Los Tlacos que dirige Salvador Alanís Trujillo.

Los informes consultados refieren que “es posible” que la ejecución del periodista y su hijo Fredy Vladimir Román Jiménez “haya sido ordenada” por David Barrientos.

Ello debido a que el hijo del periodista asesinado a principios de julio de este año en el valle de El Ocotito, “era un distribuidor de pollos”.

La segunda línea de investigación que tiene la Fiscalía local es que el asesinato del periodista se haya debido a “un ajuste de cuentas”  por parte de la familia de Bertín Guerrero Ubaldo, quien se desempeñaba como secretario de la comisaría municipal de El Ocotito y fue asesinado el pasado 1 de julio en el mismo poblado de El Ocotito “por haberse opuesto” a que el cuerpo de Román Jiménez se lo llevaran sus familiares al poblado de Buena Vista de la Salud, municipio de Chilpancingo y localidad cercana a El Ocotito, refieren los reportes oficiales consultados por Proceso.

Los tenemos ubicados: Fiscalía de Guerrero

Tras una marcha realizada por reporteros en la capital guerrerense que terminó en un mitin en la sede de la FGE para exigir justicia, el vicefiscal Ramón Celaya Gamboa advirtió que las autoridades ministeriales “tienen perfectamente ubicados” a los grupos delictivos que operan en la zona conocida como el valle de El Ocotito, municipio de Chilpancingo.

Incluso, anunció que el asesinato de Román Román será atraído por la Fiscalía Especializada en Protección de Periodistas y personas Defensoras de Derechos Humanos que dirige Roberto Bermejo en la entidad.

“El compromiso de la Fiscalía es que no quede impune este crimen y principalmente que los delincuentes que operan en el valle de El Ocotito sepan que los tenemos perfectamente identificados, sabemos que hay bandas criminales y que hay diversos intereses, pero lo estamos afrontando y no nos van a intimidar”, advirtió Celaya Gamboa.

Luego, explicó que hasta el momento no existe una hipótesis confirmada y se van a agotar todas las líneas para esclarecer este crimen, registrado ayer por la tarde cuando el periodista abordaba su automóvil y fue interceptado por dos sujetos que viajaban en una motocicleta abriendo fuego directo.

El origen de la violencia 

“La guerra del pollo” en la capital guerrerense fue documentado por Proceso en junio de este año con el texto titulado Chilpancingo se queda sin pollo por ofensiva del crimen organizado donde se advirtió que el asesinato de productores, transportistas y trabajadores obligó a que unos 50 establecimientos del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla dejaran de vender pollo, lo que generó desabasto de ese producto en Chilpancingo.

Esta nueva crisis de inseguridad y violencia que se vive en Chilpancingo provocó el desabasto de carne de pollo en la capital de Guerrero y se impuso el terror en la capital suriana.

Al respecto, el obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel, informó que la nueva guerra que se vive en Chilpancingo es protagonizada por una escisión del grupo de Los Tlacos, y se enfoca en el control del transporte público y la distribución de carne de pollo, res y cerdo en la capital de Guerrero.

El prelado explicó, en una entrevista realizada el domingo 12 de junio en la catedral de Chilapa, que en Chilpancingo operan tres grupos que ahora pelean la plaza y reprochó a las autoridades su inacción, porque “saben quiénes son los responsables” de desatar estas acciones que mantienen aterrada a la población de la región Centro de la entidad, indicó.

A principios de mayo, el líder del grupo delictivo Los Tlacos, Salvador Alanís Trujillo, anunció en medios de comunicación como El Sur y La Jornada la guerra que se vive en Chilpancingo, al conmemorar el quinto aniversario de la creación de la Policía Comunitaria General Heliodoro Castillo de Tlacotepec, que opera en la Sierra de Guerrero y controla municipios de la región centro y norte de la entidad.

Alanís Trujillo recordó que, de 2017 a la fecha, su brazo armado “ha neutralizado” a grupos antagónicos como Guerreros Unidos, Los Tequileros y el Cártel del Sur en una guerra que comenzó en la Sierra y se extendió a Chilpancingo, así como la zona minera de Mezcala y la ciudad de Iguala, donde han sido ejecutados al menos ocho personajes considerados por el gobierno federal como “pieza clave” en el caso Ayotzinapa.

No obstante, el líder de Los Tlacos explicó a El Sur y La Jornada que ahora se iban a enfocar en una banda denominada Pueblos Unidos y que realizarían ataques armados en el corredor que conecta los poblados de Xaltianguis y Petaquillas, poblaciones de los municipios de Acapulco y Chilpancingo que se ubican sobre la zona turística de la carretera federal México-Acapulco y donde se encuentra precisamente el Valle de El Ocotito.

Con información de Proceso.

 

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