Desde que asesinaron al periodista Javier Valdez en su natal Culiacán, en mayo de 2017, a varios periodistas nos cayó de tajo la idea de que, si alguien se había atrevido a tocar a quien, de alguna manera, nos representaba a todos a nivel nacional, qué podíamos esperarnos nosotros, los que vivimos quizá con menos reflectores.

La idea y ese sentir, fueron una constante durante mucho tiempo que se quedó un poco guardada porque, pese a ello, sabíamos que nuestra función debía continuar y porque nuestro compromiso con el periodismo debía mantenerse intacto, aunque con mayores precauciones.

El periodista Javier Valdez Cárdenas fue asesinado a balazos. FOTO: JAVIER VALDEZ /CUARTOSCURO.COM

Aquella situación nos llevó a recordar a los periodistas de Tijuana, aquella época en la que el Semanario Zeta se vio azotado por una ola de violencia directa en la que terminaron asesinados su cofundador Héctor Félix Miranda y Francisco Franco Ortíz, además de Jesús Blancornelas que terminó lesionado en un ataque directo.

Pensar en aquella época parecía un poco lejana cuando en Tijuana, y en general en Baja California, lo más cercano que tuvimos fueron campañas negras emprendidas por gente allegada al gobierno del entonces gobernador Francisco Vega de Lamadrid, de la que se desprendieron los primeros comunicados conjuntos entre reporteros y medios de la región condenando esa situación.

FOTO: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM

Los recientes asesinatos de los periodistas Margarito Martínez y Lourdes Maldonado nos vinieron a renovar esa constante de la forma más abrupta que pudiéramos siquiera imaginarlo. De forma artera les quitaron la vida en menos de una semana, en condiciones similares y bajo muchas sospechas que hasta le fecha no han sido aclaradas por las instituciones impartidoras de justicia.

Con estos asesinatos, al gremio periodístico nos queda claro que más allá de todo lo que se diga y haga a los periodistas nos van a seguir matando porque a alguien se le ocurre hacerlo sabiendo que en México impera la impunidad y que es fácil hacerlo porque nunca se da con los autores intelectuales.

El pasado 25 de enero cientos o miles de periodistas salimos a las calles a manifestarnos en más de 60 ciudades de la República y a los pocos días, en Michoacán, asesinaron a un colaborador de un medio local y apenas unas horas antes de terminar de redactar esta columna, varios periodistas fueron golpeados por policías en la Ciudad de México y un ataque a un periodista se reportó en Cancún.

El mensaje desde nuestra trinchera es claro y es fuerte también: “No queremos más periodistas asesinados”, “Exigimos justicia”, “No más impunidad”. Sin embargo, hacía afuera, me queda la pregunta de ¿a quién le importan realmente los periodistas? Pues lo único que hemos visto en reacciones de gobiernos es que todo esto se ha politizado de acuerdo a intereses muy particulares.

AMLO durante la sección de Quién es Quién en las Mentiras FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Es claro que al presidente Andrés Manuel López Obrador no le importan, cuando aprovecha cada pregunta que se le hace en torno a un periodista asesinado, para achacar que todo tiene que ver con sus adversarios y que él se va a concentrar en seguir observando y señalando las “marrullerías” que hacen ciertos medios de comunicación so pretexto de que solo tratan de desprestigiar su gobierno.

“A Andrés Manuel López Obrador no le importa el tema de los periodistas ejecutados; en los últimos 20 años han sido asesinados por lo menos 145 periodistas en México y de esos, 25 en los primeros tres años de su gobierno. La visión que tiene del periodismo es que los buenos periodistas son los que apoyan al gobierno y lo aplauden y le rinden homenaje, en contraste con los malos periodistas que son los que lo critican”, dijo el director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, en una entrevista para Proceso.

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

A la gobernadora Marina del Pilar Ávila tampoco parece que le importan mucho pues, antes de los asesinatos de Margarito y Lourdes, ni siquiera estaba en su agenda la instalación del Mecanismo de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, sino que retomó la idea cuando se comenzó a dar a conocer que no se le concedió a Margarito por ello, razón por la que lo turnaron a nivel federal.

¿Cuánto le puede interesar realmente a el asesinato de un periodista a una gobernadora que solo compartió sus condolencias a través de sus redes sociales y luego solo guardó silencio? Lo único que hizo después fue proponer un Fiscal especial para investigar los casos y proponer una reforma penal para que los castigos a quienes asesinen un periodista sean mayores.

Lo que se le olvida a la gobernadora es que de nada sirve que las penas sean más severas para quienes perpetran los homicidios, si no hay detenidos por ello, sino nunca se llega al autor intelectual, si todo sigue quedando en la impunidad.

La ley se puede reformar mil y una veces en beneficio de algo y establecer condenas de hasta 60 años, como lo propone, pero lo que se requiere es que las investigaciones lleguen a los responsables, porque tampoco queremos chivos expiatorios.

FOTO: Crisstian Villicaña / Glocal Media

Qué decir de la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, quien lo único que ha estado haciendo es deslindarse de la corresponsabilidad que tiene en esta situación, pues sus policías eran los encargados de brindar la protección a Lourdes Maldonado y, aunque se ha descartado la negligencia, la realidad es que hasta el momento no se ha dado a conocer por su parte cuál fue el itinerario que siguieron los elementos ese día para deslindar responsabilidades.

A la alcaldesa lo único que le ha interesado es aprovechar cada tribuna pública para achacar al gobierno de Marina del Pilar, con quien es obvio que mantiene una disputa y diferencias de índole política. Marina y Montserrat pertenecen a dos alas distintas al interior de Morena en Baja California y a la menor provocación se buscan el espacio para aventarse la bolita.

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Peor aún lo de Montserrat, al haber equiparado y puesto en el mismo plano la labor que realizan los periodistas con la de los llamados blogueros, aquellos que a la menor provocación suelen romper todo sentido de ética y profesionalismo.

“Porque los dos salen a la calle en busca de la nota, entonces, yo no encuentro la diferencia, con todo respeto (…) y perdón por mi atrevimiento, pero tengo que expresar mi representación con todos los tijuanenses y la prensa y los blogueros, también son tijuanenses”, fue lo que manifestó Montserrat el día lunes 31 de enero cuando fue instalado el mecanismo de protección a periodistas.

El mensaje parece claro, a nadie le importan los periodistas fuera del propio gremio y de un sector de la sociedad, y las cúpulas de gobiernos los han dejado abandonados a su suerte. Podrán decir misa, pero no les creemos en tanto no veamos resultados y acciones precisas a favor del gremio.

A los periodistas los matan, los amedrentan, los golpean, los siguen amenazando, y los políticos lo único que hacen es mandar condolencias por redes sociales.

FOTO: JUAN JOSÉ ESTRADA SERAFÍN /CUARTOSCURO.COM

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