Al presidente Andrés Manuel López Obrador le urge “resolver” el caso del asesinato de la periodista Lourdes Maldonado. Lo digo sin temor a equivocarme. Luego de que comenzó a circular por todos lados el video de aquella ocasión en que Lourdes viajó de Tijuana hasta la Ciudad de México, para pedirle personalmente su protección porque temía por su vida, AMLO quedó en el centro de la mirada y la presión nacional e internacional.
Pero ni Andrés Manuel, ni la federación, ni las fiscalías, ni el estado y mucho menos el municipio, le garantizaron esa protección que tanto ungió Lourdes Maldonado. La terminaron asesinando y hoy sabemos que incluso hubo dos intentos previos para terminar con su vida, uno de ellos cuando balearon su carro y que fue lo que motivó aquella visita a Palacio Nacional en marzo de 2019.
Al presidente le urgía dar un zarpazo como respuesta para liberarse de esa presión. Contrario a otros casos, esta ocasión ordenó inmediatamente que el subsecretario de seguridad, Ricardo Mejía, se trasladara a Tijuana para conformar un equipo especial, junto con la Fiscalía y el Gobierno del Estado de Baja California, para investigar este asesinato… y el de Margarito Martínez.
Según lo publicado extraoficialmente por la Agencia Fronteriza de Noticias (AFN) el equipo comandado por la Federación “la integraron entre 40 y 60 personas, que tomaron una gran extensión del segundo piso del World Trade Center, donde se encuentra la Fiscalía Estatal, para revisar los resultados de todas las investigaciones realizadas”.
Dos semanas después, este miércoles 9 de febrero, en su “mañanera” el presidente llevó al mismo Subsecretario de Seguridad, a la Secretaria de Seguridad Rosa Isela, para entre los tres compartir que ya se habían detenido a tres presuntos responsables del asesinato de Lourdes Maldonado. Pero de Margarito Martínez, que fue asesinado una semana antes que Lourdes, nada.
De acuerdo con lo publicado por AFN, “se “peinó” prácticamente toda la ciudad, revisando toda el área de Santa Fe (donde fue asesinada Lourdes); la misma casa de la víctima, y otras cercanas, recabando videos que existían, y luego se establecieron algunos de estos grupos en por lo menos tres zonas de la ciudad, para detener a los presuntos responsables”.
Hoy sabemos también, de forma extraoficial, que Guillermo, Kevin y Érick, de 18, 22 y 32 años, respectivamente, son los tres detenidos y presuntos implicados en este artero asesinato, que supuestamente se les pagó 3 mil dólares por cometer el homicidio y que, además, serían vinculados por narcomenudeo.
Con este golpe “certero” el presidente se libra, sin duda alguna, un poco de esa presión nacional e internacional, de la que diversos grupos e instituciones como la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos e incluso el consulado y senadores de Estados Unidos exigieron que se esclarecieran los asesinatos, se diera con los responsables y se protegiera a los periodistas en México.
Y que no se malinterpreten mis palabras, porque estoy de acuerdo y aplaudo que se haya respondido rápido a este caso. Está muy bien que se haya dado con los presuntos responsables materiales del asesinato de Lourdes.
Lo que llama la atención es que esta acción se haya hecho más por esa presión, por cuestiones políticas, que por una preocupación ejemplar por resolver este caso. Porque todavía está bien pendiente el de Margarito Martínez y a él lo asesinaron una semana antes que a Lourdes.
Lo digo porque aún quedan todavía muchas dudas que espero pronto se resuelvan. Lo que menos queremos es que el caso de Lourdes quede como el del asesinato del periodista Héctor “Gato” Félix Miranda, cofundador del Semanario Zeta, del que se atraparon a sus asesinos materiales, guardaespaldas de Jorge Hank Rhon, quienes pagaron condena en la cárcel.
Pero en ese caso nunca se llegó al autor intelectual, aun cuando “todos los caminos conducen al Hipódromo de Agua Caliente”, como reza una plana que se sigue publicando edición tras edición en el propio semanario.
Bonus: Dice una frase que se le atribuye a Maquiavelo: “Piensa mal y acertarás”.