Iván es géminis, y contradiciendo al estereotipo que se cierne sobre ese signo del zodiaco, él es una persona cálida, sonriente, que emite chill vibes. Esa aura se la contagia a sus cuentos, mismos que se integran en su más reciente libro Seis razones por las que mi abuelo decidió vivir en un cajón (2022), publicados por Ediciones Cuarentena 20-20.

Cajones que guardan universos cósmicos con abuelos dentro, youtubers intrépidos que destapan caguamas en la cabeza del presidente, manos gigantes con talento para jugar fútbol. Leer a Iván García Mora (1993. Tijuana) es una experiencia similar a ver un episodio de Ripley: Aunque usted no lo crea. El libro se conforma de diez cuentos en los que conviven lo improbable, la realidad cotidiana tijuanense, y el absurdo.

“¡Mi destino es hacer música!”, tal declaración la exclama el Señor de las Nubes, personaje que protagoniza el primer relato con el que abre el libro. Un día desaparecen las nubes del cielo y por lo tanto se instaura un verano eterno en la tierra. Cuando van a buscar al responsable de hacer llover, el Señor de las Nubes anuncia a los medios que se ha retirado del trabajo que le heredó su padre para dedicarse a su carrera musical.

El cuento finaliza con Mr Clouds dando un concierto en el Moustache Bar de Tijuana para unas cuantas personas que por el exceso de sol viven con cáncer de piel, quienes terminan por amar sus melodías.

Como en el ejemplo anterior, las tramas de este libro hilan búsquedas de conexión genuina, a expensas del destino impuesto por la familia, la sociedad, etc. En estos relatos se muestra el fracaso (o triunfo) de tales búsquedas. Otros cuentos en los que se replican conflictos similares son ‘Brenda’, ‘Solo por deporte’, y ‘La triste vida amorosa de Ulises: El hombre que solo podía caminar hacia atrás’.

El Ulises de García Mora realiza un viaje emocional por las distintas parejas que tuvo a lo largo de su vida como el freak, el que no puede caminar normal, razón más que suficiente para ser blanco del bullying: “Una lluvia de bolitas de papel cayó sobre su cara, un alumno gritó ¿QUIÉN SOY? ¿QUIÉN SOY? caminando en reversa y babeando, los “¡ya siéntate, deforme!” salían de cada esquina”.

Ulises intenta no dejarse amedrentar y le saca provecho sacando los pasos prohibidos en las pistas de baile, mismos que lo ayudan a conquistar a una chica, quien piensa que solo es parte de una treta para lucirse: “‘No estamos en el bar, ya no tienes que actuar de esa manera’. Ulises confesó que solo podía caminar hacia atrás, que no era una actuación. ¿Quieres verme la cara de idiota?, lanzó la chica y se fue sin decir más”.

Es esta misma aparente “disfunción” corporal la que le ayudará a conocer a una persona quien le va a mostrar que no está tan solo en el mundo.

A menudo los personajes que traza García Mora son seres diferentes que causan tanto fascinación como repudio.

‘Top 10 momentos en que la Mujer Cobija fue captada en cámara y que demuestran que NO debes tenerle miedo’, es un texto que si se lee como relato no podría llegar a sostenerse por la ausencia de un argumento o un conflicto a resolver. Sin embargo las descripciones crean el retrato de este personaje mítico, que logra causar interés. A ello se suma el tono que el autor toma prestado de los youtubers que crean tops de terror para evocar una atmósfera de extrañamiento y atracción, imposible de separar de los videos viejos de “Duendes captados en cámara REALES”.

¿Es este un libro de relatos normal? La respuesta es no, por lo que constantemente se traicionan las expectativas de los lectores para bien. La mujer cobija no es un ser que asfixie a sus presas por las noches, sino una que entra en los cuartos de niñas que duermen destapadas y las cubre con sus sábanas para que no pasen frío.

La presencia de los creadores de contenido también se halla en el cuento ‘La soledad de invita’, en el que se narra el ascenso y la caída del influencer Vaquero Kguamero, quien abre caguamas en los lugares más imposibles: en el carro de su vecino, en el último escalón de la Pirámide del Sol, en la cabeza del presidente de México.

Hay casos en los que se alcanza a distinguir una cierta ambigüedad entre lo que es real dentro de la ficción y lo que podría llegar a percibir los personajes. Dicha ambigüedad está presente en los relatos: ‘Cumplo deseos por cinco dólares’, ‘Seis posibles razones por las que mi abuelo decidió vivir en un cajón’, y el mencionado ‘La soledad te invita’. ¿Es puro alucín, o pasó en verdad? La decisión final siempre será del lector.

Respecto al estilo, el libro se narra desde una variedad de voces, desde la primera hasta la tercera persona. Dos de los recursos más utilizados son la hipérbole (“Sus ojos brillaron tanto que hubo alumnos y profesores que sacaron lentes de sol”) y el símil (“… gritó Doña Elvia con una sonrisa que brillaba a la par de los primeros rayos del sol”).

Si bien, en su primer libro, el poemario Tadoma (2020), la voz poética se aproxima más a lo visceral y a lo autobiográfico, ya desde ahí aparecen las constantes referencias a la cultura pop: “Tengo la ilusión de escribir poemas en Coca Colas / de 2 litros / en galones de leche / con alcance para toda la familia”.

La influencia de la música se encuentra muy presente en casi todo el libro, específicamente en los cuentos ‘El señor de las nubes’, ‘Solo por deporte’, y ‘David Bowie, jalador de patas profesional’. Este aspecto hace referencia a la historia personal de García Mora como apasionado de los instrumentos musicales al formarse en la Escuela Superior de Música de BC y los sintetizadores, al guionizar la miniserie Reconstruyendo el Tono, con Paradox Effects.

En el relato que coloca a David Bowie como personaje principal se incluye a la empresa Jaladores de Patas Unidos, a la que se unen los famosos cuando quieren abandonar los reflectores y regresar al anonimato. El precio es que por las noches asusten a la gente por medio de jalarles las patas por debajo de la cama. Uno de los famosos mencionados es el vocalista de Nirvana, Kurt Cobain.

Coincidencia o no, en el relato ‘Pizzería Kamikaze’, el israelí Etgar Keret construye el escenario de su historia en una especie de limbo al que llegan las personas que se suicidan. Ahí las personas trabajan, salen a beber, no es muy distinto al mundo de los vivos, y existe un club exclusivo de kamikazes, entre ellos Kurt Cobain, personaje del cuento.

En primera apariencia los relatos de García Mora podrían antojarse frívolos, sin embargo existe un paralelismo que une a Tel Aviv con Tijuana. Países en constante conflicto, como lo son México e Israel, suelen ser campo fértil para el absurdo, la tragicomedia. Lejos de la facilidad que aporta el miserabilismo realista para narrar ciudades violentas como Tijuana, García Mora opta por recalcar el surrealismo de lo cotidiano por medio de un lenguaje coloquial, accesible, irreverente.

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