6 feb (Reuters) – Decenas de miles de personas salieron el sábado a las calles de las ciudades de Myanmar para denunciar el golpe de Estado de esta semana y exigir la liberación de la líder electa, Aung San Suu Kyi, a pesar del bloqueo de Internet por parte de los gobernantes militares.

En la ciudad más grande del país, Rangún, los manifestantes corearon: “Dictador militar, fracasa, fracasa; Democracia, gana, gana” y sostuvieron pancartas con la frase “Contra la dictadura militar”. Los transeúntes les ofrecían comida y agua.

Muchos de los manifestantes se vestían de rojo, el color de la Liga Nacional para la Democracia (NLD) de Suu Kyi, que ganó las elecciones del 8 de noviembre con un resultado aplastante, un resultado que los militares se han negado a reconocer, alegando fraude.

Miles de personas marcharon hacia el ayuntamiento de Rangún. Los conductores tocaban el claxon y se asomaban a sus coches para saludar con tres dedos, gesto que era devuelto por los manifestantes. Algunos llevaban banderas de la NLD o fotos de Suu Kyi y aplaudían y bailaban.

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Al anochecer, los manifestantes se habían dispersado en su mayoría. Pero, por quinta noche, una cacofonía se alzó en la oscuridad mientras la población golpeaba ollas, sartenes y tambores en una muestra de resistencia, incluso cuando los cortes de electricidad afectaban a muchos distritos de la ciudad.

Otros miles de personas salieron a la calle en Mandalay, la segunda mayor ciudad de Myanmar, y en Naipyidó, la capital construida por los militares, donde los manifestantes coreaban consignas contra el golpe y pidieron la liberación de Suu Kyi.

Las protestas se intensificaron a pesar del bloqueo de Internet impuesto después de que los manifestantes comenzaran a reunirse. Durante todo el día, la emisora estatal MRTV mostró escenas de alabanza a los militares.

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NetBlocks Internet Observatory, un grupo que monitorea las redes sociales, informó de un “apagón de Internet a escala nacional”, diciendo en Twitter que la conectividad había caído a un 16% de los niveles habituales.

La Junta no respondió a las peticiones de comentarios. Los militares extendieron la represión de las redes sociales a Twitter e Instagram después de intentar silenciar la disidencia bloqueando Facebook, que cuenta con la mitad de la población como usuarios.

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