CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Michael Rowe, realizador de ‘Año bisiesto’ (2010), ‘Manto acuífero’ (2013) y ‘Early winter’ (2015), expresa que su nueva película, Danyka, “es una reflexión sobre la naturaleza de los varones y las mujeres”, y cree que “es importante que el discurso artístico no se limite por las crítica social”.

La historia, que se proyecta en los cines del país, presenta un momento en la vida de un escritor de novelas históricas, casado y de mediana edad (Demián Bichir), quien en un día de playa queda deslumbrado por la belleza de una adolescente (Sasha González) que conoce. Y lo mismo le pasa a la chica de 16 años de edad, a quien le gusta leer y se interesa por el medio ambiente.

También forman parte del reparto Lisa Owen, Claudia Ríos, Marco Treviño y Arantxa Zubillaga.

El australiano-mexicano Rowe plática vía Zoom que es una situación por la que muchos han pasado:

“A mis 18 años tuve una novia que me llevaba 14 años. Duramos cuatro años, y lo que me atraía de ahí era justo el intelecto, el conocimiento. Ya de mayor se pone uno a reflexionar del otro lado, y al hablar con un amigo cineasta ocho meses antes de empezar a escribir este guión, mencionaba que ‘American beatty’ (Belleza americana) y otras cintas que tocan temas parecidos no se podrían filmar ahora, y yo dije: cómo de que no. Me parece que la naturaleza humana es la naturaleza humana. Como alude Bichir, es una cosa que lleva cientos de miles de años de evolución y no desaparece porque dejemos de hablar de eso, al contrario, si dejamos de abordar esas situaciones como artistas ante una sociedad, se retuercen y salen por un lado”.

Bichir, nominado al Oscar por ‘A better life’ (Una vida mejor), relata igual por Zoom:

“En este ritual maravilloso que es la conquista de otro ser humano, lo primero que vemos es su atención y aprendemos desde muy chicos, desde muy temprano edad, cuáles son las herramientas que podemos usar a nuestro favor, y cuando una chica se sabe bonita y se lo han dicho muchas veces, entonces sabe que de pronto eso se convierte en una herramienta importante en su vida. ¿Cómo la utilizas?, esa es la clave del futuro de cualquier decisión que tomamos y que afectará nuestras vidas.

“A mí me parece que este juego de seducción puede ocurrir a cualquier edad y a cualquier diferencia de edades, y por su puesto que las secuelas son las que están en juego. ¿Cuál es el límite? ¿Hasta qué punto vas a poder continuar con esa especie de intercambio de ideas en este pequeño juego de Poder? El amor es este juego constante de poder que termina definiéndose en la cama como un campo de batalla importante también cuando culmina en ese punto”.

El interprete de ‘Cilantro y perejil’, ‘Sexo pudor y lágrimas’, ‘Todo el poder’, ‘American visa’ e ‘Hidalgo: La historia jamás contada’, entre otros largometrajes, comenta lo que más le fascinó del relato de Rowe:

“Me gusta porque parece una cuerda muy tensa contantemente y no sabes cuál será la nota que va a emitir. Es un pentagrama muy amplio en donde hay todo tipo de notas y de pronto viene una nota disonante, después va una muy suave, en fin, y eso es lo que ocurre con las emociones. Me pasó como lector cuando leí el guión de Michael, sentí que hacía con mi alma lo que quería, después al rodar tuve la misma sensación y cuando vi la historia completa me parece que eso provoca. Te va llevando poco a poco, de tal suerte que no sabes quién va a ganar esta pequeña lucha de seducción”.

Se les pregunta si en este momento hubiera sido muy comprometedor acercar físicamente a la joven mujer y al escritor mayor, y señala primero Rowe:

“La tensión y el miedo de la audiencia yace en eso. Fue una cosa que pensé mucho al escribir el guión. Él dice que no porque se encuentra muy consciente del momento y se va por el lado bueno del camino, aunque no estoy tan seguro si después le surgen remordimientos. Elegí no hacerlo, no por el qué dirán en las redes, sino porque dramáticamente me parecía lo único coherente con este personaje viviendo en la actualidad”.

Bichir concuerda con Rowe: “A mí me parece que mantener la cuerda tensa en todo momento, sin que se rompa, es una de las grandes virtudes de este largometraje. Y romper esa cuerda sería precisamente que el personaje tomara otra decisión. Constantemente mi personaje le repite a Danyka que es muy chiquita, que no debería estar tomando. Entonces, es una especie de acercarse al precipicio, sabes que es peligroso, pero hay cierta emoción en ese vértigo. Es un vértigo que te emociona, te activa”.

–¿Cómo fue trabajar con la joven Sasha González? –se le pregunta al actor.

–Yo me encontraba rodando otra película en Canadá y por lo menos un par de meses antes de filmar en la playa de Altata, Sinaloa, empezamos a trabajar Michael y yo a distancia, a intercambiar opiniones, notas, ideas y demás sobre el relato, que es un poco como estoy acostumbrado a trabajar, y para sorpresa de muchos así es como trabajan Ridley Scott, Oliver Stone y Quentin Tarantino, con los cuales he tenido el gusto de laborar. Cuando no ocurre así, entonces es una dictadura, no es un trabajo de colaboración, no es una obra de arte. Así que empezamos a intercambiar opiniones y yo volé mucho tiempo antes a Culiacán precisamente para empezar a trabajar antes de rodar.

“Todas las tardes nos reuníamos a realizar trabajo de mesa y en esos espacios estaba ya Sasha con nosotros. Desde el principio me sorprendió mucho cuánto la cámara ama su rostro. Ella es una chica hermosa, pero la magia del cine es que la lente lea tu alma, tu espíritu. He hecho muchas óperas primas y además he trabajado con muchos actores jóvenes con muy poca experiencia y algunos en su primera película, y es muy gratificante encontrarme con la base de lo que se supone que es un juego muy serio y nadie se lo cree mejor que alguien que no está viciado, que no cuenta con demasiadas ideas en la cabeza de cómo hacerlo, y la única responsabilidad de Sasha era abandonarse al ojo y las indicaciones de Michael, y lo logró. Lo hizo muy bien y pudimos empatar fantásticamente bien. Cuenta con disciplina”.

Se le interroga a Rowe si con ‘Danyka’, su cuarto largometraje, cambió su forma de trabajar, y comunica:

“Con cada película voy refinando mi manera de trabajar, y es quizá la película que más se acerca a mi modo ideal de trabajo. Es muy minimalista, muy sutil y con el mínimo de elementos. Me importa evocar las emociones con el mínimo, sin cosas aparatosas. De niño estudié durante muchos años judo, donde la regla del máximo efecto es por mínimo esfuerzo, y eso me atrae mucho. No me gusta tener 50 personajes y 20 locaciones porque me parece que distraen de la sutileza, la reflexión sobre el alma y la condición humana, y con cada filme me va quedando más claro eso”.

Termina el director: “Danyka es como un lienzo muy pequeño, pero me da mucha posibilidad de profundizar. De las cuatro películas que he hecho, ésta es la que más me gusta, justo por eso. Es la que más se acerca a lo que quiero realizar en mi carrera”.

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