Los hermanos José Artemio y Gerardo Maldonado Mejía, líderes del cártel de Pueblos Unidos, fueron recapturados esta mañana en la Ciudad de México, en un operativo en el que participaron la Unidad Especializada en el Combate al Secuestro de Michoacán y la Coordinación Nacional Antisecuestros de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

La detención ocurrió a las 6:36 horas de este lunes, después de un seguimiento a los capos que se fugaron en 2021 de dos cárceles: José Artemio, “El Michoacano”, de la de Tula, en diciembre, y Gerardo, “El Shrek”, de la de Puebla, en febrero, en una operación que incluyó el rastreo en rutas remotas de las montañas de Michoacán, donde originalmente se ocultaron, así como en Hidalgo, el Estado de México y la capital del país.

En la operación para reaprehender a los jefes de Pueblos Unidos, también conocidos como “Los Michoacanos” y, antes, como la banda del “M1” y “Los Emes”, también intervino el área de operaciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la República (FGR), informó la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH), que afirmó que en las acciones se presentaron incidencias por enfrentamientos armados.

La dependencia añadió que no hubo riesgo a la integridad de los recapturados, ni de los servidores públicos que participaron en el operativo, ni de la población civil. Por la secrecía del caso, no proporcionaron el sitio de la captura, aunque el Registro Nacional de Detenciones refiere que los presuntos delincuentes, a quienes se les imputan casos de secuestro, más la evasión de presos en ambos penales, se encuentran en traslado.

En la fuga de José Artemio Maldonado del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Tula ocurrida el 1 de diciembre se detonaron autos bomba para bloquear a los cuerpos de seguridad, a los que también obstruyeron con ponchallantas, con el fin de liberar la ruta hacia la cárcel. Al frente del comando iba una camioneta distribuidora de gas con una placa metálica soldada, que el cártel usó como tanqueta para derribar el portón. Atrás, un convoy de sicarios. En las salidas del municipio, más hombres armados, mientras la ciudad era observada por halcones que informaron por radio y celulares las vías de fuga.

Aquella madrugada también se fugó Mariano Maldonado Mejía, “El Gordo” o “M1”, segundo en la estructura criminal del grupo, quien también se encontraba en la zona especial Z-0 y que continúa prófugo.

Proceso (2362) documentó, con base en comunicaciones intervenidas a las que se tuvo acceso, que en el plan de fuga que orquestó “El Michoacano” también estaba incluido su hermano José Antonio, el “Pilo-Michoacano”, quien se encontraba en otra sección del reclusorio, pero los reportes del sistema penitenciario estatal señalan que no escapó, porque en los 10 minutos en los que el comando armado se apoderó del Cereso no alcanzó a llegar a donde estaban las camionetas de sicarios.

Los Maldonado Mejía son una familia que, actualmente, opera el robo de hidrocarburo en el centro de Hidalgo, en la región geográfica conocida como el Valle del Mezquital, así como en los límites con Querétaro y el Estado de México, en una disputa con células regionales de la ordeña del combustible y cárteles.

Sin embargo, le antecede su origen como secuestradores de migrantes en Mexicali, Baja California, bajo el nombre de “Los Emes”. Aunque monopolizaban este negocio, se debilitaron con la captura de uno de los principales operadores, Lucio Maldonado Mejía, “El Jabalí”, quien, con el sello de la casa, fue liberado del penal de Pachuca por un comando armado que interceptó un vehículo de policía que lo trasladaba a realizarse exámenes médicos, en 2012, aunque posteriormente fue recapturado.

El mando, en aquel entonces, lo asumió “El M1” y sus hermanas Reyna y Sara.

Reportes de inteligencia refieren que hace un par de años, refugiados en Hidalgo, comenzaron la extracción de crudo de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la localidad de La Loma, en Tepetitlán, un pueblo erigido sobre la infraestructura que traslada el hidrocarburo desde la refinería de Tula.

Desde ahí se reestructuraron bajo el nombre de “Pueblos Unidos” —una supuesta alianza de poblados contra los huachicoleros— y se financiaron a través de la ordeña.

Con los michoacanos se fugaron siete reos más de Tula —tres recapturados—, además de que hay nueve custodios detenidos y ocho más que integraron el convoy.

Con información de Proceso.

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