CIUDAD DE GUATEMALA/TEGUCIGALPA, 1 oct (Reuters) – Con sus pocas pertenencias a cuestas, al menos 2,000 inmigrantes que buscan llegar a Estados Unidos irrumpieron el jueves de forma “irregular” en Guatemala, procedentes de Honduras, dijeron autoridades guatemaltecas y mostraron imágenes de televisión.

Huyendo de la pobreza que se ha agravado con la pandemia, miles de hondureños, en su mayoría hombres y mujeres jóvenes llevando niños y mochilas al hombro, iniciaron el miércoles, desde la ciudad norteña San Pedro Sula, una nueva caravana rumbo a Estados Unidos, la más grande desde que el coronavirus obligó a cerrar las fronteras.

Sin embargo, en el punto fronterizo Corinto, a metros de la frontera con Guatemala, fueron detenidos por efectivos de seguridad quienes les solicitaron pruebas negativas de COVID-19 para poder continuar su viaje. Poco después, a trompicones, miles irrumpieron desde Honduras.

“Entraron por Corinto, por ese puesto fronterizo porque las fuerzas de seguridad no lograron detenerlos e ingresaron al país”, dijo a Reuters Alejandra Mena, vocera del departamento de Migración de Guatemala.

Del lado hondureño, cientos seguían atiborrándose en la zona fronteriza pero eran contenidos por policías antimotines.

Muchos de los miembros de la caravana usaban mascarillas para evitar contagiarse o transmitir el coronavirus, mostraron imágenes de la televisión guatemalteca.

Autoridades de México, el próximo país en la larga travesía de los migrantes, anunciaron el jueves que quien ingrese a su país deberá someterse a los protocolos de salud aplicados en medio de la pandemia y aseguraron que quien no cumpla con las disposiciones será sancionado con hasta 10 años de cárcel.

En el pasado, autoridades mexicanas le han cortado el paso a los migrantes, incluso enfrentándose con gases lacrimógenos. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha vanagloriado de que, gracias a acuerdos con México y los países centroamericanos, la migración ilegal se ha reducido.

 

“TENGAN CORAZÓN”

Cada año, miles de migrantes centroamericanos, caribeños y hasta africanos emprenden una larga y peligrosa travesía hacia Estados Unidos en busca de un mejor futuro. Sin embargo, pocos llegan a su destino final: unos son deportados, otros secuestrados y algunos hasta asesinados.

La pandemia del coronavirus no sólo ha dejado una estela de muertes en Centroamérica, sino que está agravando la pobreza, a veces crónica, de muchos países de la región.

Honduras proyecta el mayor declive económico en su historia tras seis meses de estrictas medidas de confinamiento destinadas a frenar la propagación del coronavirus. El banco central estima para este año una contracción de hasta un 8% mientras la pobreza acosa a un 62% de la población.

“Les pedimos que tengan corazón, solamente queremos tener dinero para comer, aquí no hay empleo, nadie se menea por gusto es por necesidad”, confesó Carlos, un hondureño de la caravana quien no quiso revelar su nombre completo.

“Nos piden que nos hagamos la prueba COVID, pero no tenemos dinero para comer, menos para eso”, agregó.

El vicepresidente de Guatemala, Guillermo Castillo, dijo que, a pesar de que la libre movilización es un derecho humano, las autoridades buscan evitar la propagación del virus.

“Estamos en medio de una pandemia y vamos a hacer todo lo que corresponda (…) lo recomendable es que retornen nuevamente de donde vienen para evitar cualquier complicación”, dijo Castillo en conferencia de prensa.

La vicecanciller para Asuntos Consulares y Migratorios de Honduras, Nelly Jeréz, compartió la postura de Castillo e hizo un llamado a que sus compatriotas no pongan “sus vidas en riesgo en esa ruta migratoria que ocasiona dolor, luto y muerte (y) que ahora también se exponen a contagiarse de COVID-19”.

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