Una treintena de delincuentes y militares fallecieron en los choques armados derivados de la detención del narcotraficante Ovidio Guzmán, que permanece en una cárcel de máxima seguridad a la espera de que se resuelva su posible extradición a Estados Unidos.

El líder criminal de 32 años, al que se señala de liderar el tráfico a Estados Unidos de las drogas sintéticas metanfetamina y fentanilo, fue capturado el jueves en una población cercana a Culiacán, capital de Sinaloa.

El secretario de Defensa, Luis Sandoval, informó el viernes en rueda de prensa que además de los agresores fallecidos, fueron detenidos 35 criminales. En las filas militares murieron diez efectivos, entre ellos un coronel, y 35 resultaron lesionados por armas de fuego, agregó.

En la misma conferencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó que agencias de seguridad de Estados Unidos hayan intervenido o apoyado en las operaciones para capturar a Guzmán y señaló que la posible extradición del capo a ese país dependerá de los jueces.

El mandatario anunció además que el despliegue de militares en Sinaloa tras la operación, que Sandoval cifró en 3,500 efectivos, proseguirá en los próximos días para garantizar la seguridad de la población, entre la que no hubo ninguna baja, de acuerdo a las autoridades.

La detención Guzmán, en un operativo de revisión a seis vehículos blindados, tras seis meses de vigilancia, causó una violenta reacción de sus secuaces, que quemaron camiones, bloquearon calles y abrieron fuego en varias zonas de Culiacán y sus alrededores, entre ellas el aeropuerto, cuyas operaciones permanecen suspendidas desde entonces.

El hijo de “El Chapo” permanece detenido en un penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez. De ahí se fugó su padre en 2015, aunque luego fue recapturado. Según Sandoval, para reforzar la seguridad del reclusorio fueron desplegados unos 1,200 uniformados.

Info de Reuters.

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