RÍO DE JANEIRO, 7 dic (Reuters) – El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, comienza su control militar sobre el regulador de salud de aquel país, Anvisa.

Bolsonaro nombró el 12 de noviembre a un soldado en retiro, Jorge Luiz Kormann, para ocupar uno de los cinco puestos de director de Anvisa. Kormann, un ex teniente coronel sin experiencia en medicina o desarrollo de vacunas, lideraría la unidad encargada de dar luz verde a las vacunas.

Si es confirmado por el Senado -tal y como se espera-, los aliados de Bolsonaro ocuparían tres de los cinco cargos directivos de Anvisa, dándoles mayoría en todas las decisiones que tome la agencia.

“Anvisa está repleta de directores aliados de la postura negacionista e irresponsable de Bolsonaro sobre la salud pública”, dijo Alexandre Padilha, exministro de Salud y legislador federal de izquierda. “Quiere transmitir un mensaje político de que sólo las vacunas que él quiere se incorporarán al sistema de salud pública”.

Reuters entrevistó a más de una docena de funcionarios, gobernadores estatales y legisladores actuales y anteriores sobre los planes de Bolsonaro para Anvisa, un regulador respetado internacionalmente cuyo papel en la aprobación de medicamentos, dispositivos y tratamientos es similar al de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.

Muchos dijeron que les preocupa que el creciente influjo del presidente en Anvisa politice al regulador, que deberá analizar varias vacunas que se están probando en Brasil. Aunque no citaron pruebas específicas, algunos temen que Bolsonaro, con la mirada puesta en la reelección en 2022, use las aprobaciones para acelerar las vacunas de sus aliados y retener las rivales.

Otros temen que la creciente oposición de Bolsonaro a las vacunas contra el coronavirus se filtre en Anvisa, socave su credibilidad y avive el creciente fervor antivacunas en el país más grande de América Latina.

Anvisa dijo que es prerrogativa de Bolsonaro nombrar directores y que el trabajo del Senado es confirmarlos. “Anvisa no tiene (…) participación en este proceso”, dijo en un comunicado, rechazando hacer más comentarios.

La oficina del presidente no respondió a las solicitudes de comentarios. El Ministerio de Salud, donde Kormann trabaja actualmente como viceministro adjunto de Salud, también declinó hacer comentarios. Kormann no respondió a las solicitudes enviadas a su correo electrónico.

Bolsonaro ha minimizado repetidamente la gravedad del COVID-19 y ha promocionado la hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria no probado y que tomó cuando contrajo el coronavirus en julio.

A fines del mes pasado, dijo que no tomaría ninguna vacuna contra el coronavirus que esté disponible. Según afirmó, la negativa es su “derecho” y no espera que el Congreso ordene inmunizaciones.

El apoyo público a las vacunas COVID-19 está cayendo en todo Brasil, según un sondeo realizado en noviembre a residentes de cuatro ciudades importantes por la firma Datafolha. En Sao Paulo, por ejemplo, el 72% de los encuestados dijo que se vacunaría, 7 puntos menos que el mes anterior, mientras que el apoyo a la inmunización obligatoria cayó 14 puntos, al 58%.

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