La mañana del 15 de septiembre de 2016 Cintia Patricia Calderón Verduzco, de 19 años, se encontraba dormida en su casa, en el barrio Villa del Campo, Tijuana. Su mamá, Arcelia Verduzco, salió temprano a trabajar. Poco tiempo después, la hermana mayor, Bertha, encontró sin vida a Cintia Patricia, con una almohada cubriéndole la cara.

La chica había sido asesinada con un cuchillo.

Dos testigos aseguran haber visto en ese mismo domicilio en esa hora a la expareja de la mamá, Omar Sánchez; pero éste escapó, si bien se dictó una orden de aprehensión en su contra.

Ante la sordera mostrada por autoridades y medios informativos en torno al homicidio de la joven, Arcelia y su hija Bertha decidieron narrar todo para el primer largometraje documental de Javier Ávila (Tijuana, 1988), titulado Niña sola (2019), cineasta quien ya filmó dos ficciones: Regina (2013) y Bombay (2017).

Niña sola ganó el Premio de la Audiencia en el Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) 2019 y puede verse en cines de México, distribuido por la empresa Piano.

Ávila estudió medios audiovisuales en la Universidad Autónoma de Baja California. Menciona por Zoom a Proceso que, al trabajar en un proyecto de género, leyó en una nota de Saúl Ramírez, en el semanario Zeta, que en septiembre de 2016 se habían registrado cinco feminicidios en la ciudad de Tijuana, “lo cual me causó pánico”. Entonces se acercó al periodista que la escribió:

“Le pregunté qué era lo que estaba pasando, cómo había notado a los familiares de las víctimas y qué tanta información tenía. Y al comentarle de la intención de crear un filme, me sugirió que primero contactáramos a Arcelia porque ella tenía la intención de decir lo que había pasado y de que se conociera su caso. A raíz de la investigación de Ramírez fue que llegamos a Arcelia y ahí empezamos a trabajar, no un guión como tal, sino más bien como una historia, un argumento, y a partir de eso fuimos estructurado la película de 92 minutos.”

Resalta que ningún otro medio informativo publicó sobre la muerte de Cintia Patricia:
“Arcelia estaba molesta porque deseaba que la gente se enterara acerca de lo que había pasado con su hija, sobre todo porque ellas saben quién es el culpable. Al momento de plantearle la posibilidad de crear el documental –no sólo sobre el suceso, sino también de sus vidas–, accedieron. Para ellas fue una oportunidad de que sus voces pudieran ser escuchadas.”

Filmar “con el estómago”

Ávila también se ha desempeñado como editor y asistente de dirección. En Niña sola, rara vez pone a cuadro a Arcelia y a Bertha en la cinta, porque utiliza sus voces en off con videos, fotografías e imágenes de la colonia Villa del Campo.

El realizador comenzó a rodar en Tijuana a mediados de noviembre de 2016, dos meses después del crimen; siguió filmando todo 2017 y la edición se empezó en 2018.

El título de la cinta surgió cuando Bertha, en una de las entrevistas, hablaba de Villa del Campo como un lugar extremadamente peligroso, donde hay asesinatos frecuentemente:

“Ella comentó que no deben dejar a las niñas solas porque ni en sus casas están a salvo. Cintia ya tenía 19 años, era adulta; pero estaba en un lugar peligroso, donde las mujeres son vulnerables. Cuando estábamos rodando se nos acercaban personas para ver si nos interesaba grabar el caso de un familiar asesinado, lamentablemente no podíamos porque efectuábamos este proyecto.”

–¿Cómo fue la edición ante tantas horas de grabación?

–De hecho fue el proceso más largo de la película. Omar Guzmán, quien cuenta con mucha experiencia en la edición documental, es el editor de Niña sola. A mí me interesaba mucho trabajar con él, es muy humano, sabe escuchar y edita mucho ‘con el estómago’. Nosotros creamos la película ‘con el estómago’ y con nuestra intuición. Entonces fue como una gran mancuerna. El trabajo de edición nos llevó un año por lo menos para poder dosificar la información y que fuera entendible.

“Fue una labor de re-escuchar, re-escuchar y re-escuchar, para ir articulando como queríamos. Fue un proceso largo, pero muy fructífero.”

–¿Qué opina de que a más de cinco años del asesinato de Cintia no haya justicia ni se esté investigando?

–Es de lo más triste e indignante. Justo hace unos días charlaba con Arcelia y llegamos a las mismas conclusiones que teníamos en septiembre de 2016: ¿Cuándo van a agarrar a esa persona? ¿Cómo es posible que no se pueda ubicar a una persona que tiene familiares? ¡Pues a través de la familia se puede localizar! Hay testigos. Bueno, es increíble que la autoridad, que es en quien deberíamos confiar, le diga a los testigos: “¿Por qué se atreven a testificar?, pueden meterse en problemas, no les conviene hacerlo….”. No permiten que se acceda a la justicia que se necesita y eso hace pensar que existe una conexión o simplemente hay falta de voluntad, lo cual es peor.

A decir de Ávila, con Niña sola existe la “esperanza de que el caso pueda llegar a los ojos y la cabeza de personas que puedan interceder, que puedan ejercer esa voluntad que le hace falta a la autoridad, porque medios de investigación los hay y formas de ubicar a una persona igual las hay, simplemente es cosa de voluntad”.

El documental, con fotografía de Alejandro Guzmán, ha recorrido otros festivales, como el Internacional de Cine Documental de Ámsterdam, Holanda, y el de Múnich, Alemania; FotoFilm Tijuana (Premio de la Audiencia a Mejor Película Mexicana), de Lima, Perú, y el Internacional de Morelia.

Sin miedo a la verdad

La mamá de Cintia, Arcelia Verduzco, no pierde la fe de que con Niña sola se haga justicia. Tranquila, habla también por Zoom para este semanario:

“Las autoridades no me han dado muchas esperanzas y ese fue el motivo por el que decidí contarles mi vida. Fue difícil relatar la historia; sin embargo, para mí era a la vez un consuelo, como si estuviera desahogándome con mi mejor amiga.”

–¿No le da miedo hablar? –se le pregunta.

–No, no tengo miedo a que se haga público. No lo tuve ni cuando pasó todo. Si no lo tuve al principio, menos ahorita.

“Al principio mi familia no quería que yo saliera sola ni a la esquina, y yo les decía: ‘Es que tengo que seguir con mi vida, debo trabajar’. Me preguntaban si no me daba temor encontrarme con mi expareja, y les contestaba: ‘Si me lo encuentro y de Dios está, pues ni modo’…

“Y no, miedo no tengo.”

En el documental Arcelia revela que incluso con el padre de sus hijos sufrió violencia doméstica, por eso se separó de él. Omar Sánchez –a quien conoció tiempo después en un centro nocturno– eventualmente también se volvió violento, y su hija Cintia varias veces le pidió a su mamá que lo dejara; eso se lo platicó Arcelia a su pareja (Omar).

“Quizá fue un error comentarle lo que me decía mi hija”, revela en la cinta. Arcelia resalta que ha podido tener fuerza por el apoyo de su otra hija (Bertha) y su familia:
“Están conmigo al ciento por ciento, esperando que se haga justicia. Mi hija Bertha es quien ya perdió un poquito la esperanza. Dice: ‘¡Ay, a’ma, al paso que vamos yo creo que mi hermana no va a tener justicia!’. Como que se enoja y se desespera. Le explico: ‘Mi’ja, si no logramos que tenga justicia aquí en la tierra, algún día Dios ajustará cuentas, porque si de la ley de los hombres se escapa uno, de la ley de Dios no’. Es mi manera de darle un poquito de consuelo.”

Reitera que es el deseo de hacerle justicia a Cintia lo que le da valentía:

“Por ella trato de seguir adelante, ella quería lo mejor para mí. Ella deseaba que no le tuviéramos miedo a nada, por eso quería ser abogada. Decía: ‘Es que yo quiero ayudar a la gente, a la que no se le da justicia’. Y trato de aferrarme a eso para seguir con mi vida. Es difícil perder a una hija y es más complicado porque era la más pequeña. Pensaba que era la que me iba a sepultar. Ella es la que me da la fuerza, aparte de mis otros dos hijos y mis nietos.”

Cintia. Q.E.P.D.

Con información de Proceso.

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