WASHINGTON, 19 sep (Reuters) – La muerte de la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg ha introducido un nuevo elemento de inestabilidad al último tramo de una turbulenta carrera presidencial en Estados Unidos, lo que podría desviar la atención de la pandemia del coronavirus y del estancamiento de la economía hacia una batalla política.

La repentina vacante en la Corte Suprema significa que las elecciones de noviembre se han convertido en mucho más que una batalla entre el presidente Donald Trump y su oponente demócrata Joe Biden por la Casa Blanca y el control del Congreso, dijeron estrategas políticos.

Ahora, sostienen, es una lucha existencial por los derechos civiles, el aborto, la inmigración y el futuro de la atención médica para millones de estadounidenses que incentivará aún más a los votantes y activistas de ambos partidos en una contienda que ya había llegado a un punto culminante.

“Esto supone un verdadero aliciente en la carrera”, dijo Jim Manley, antiguo asesor del senador Harry Reid cuando era el líder demócrata del Senado.

La muerte de Ginsburg, una feroz defensora de los derechos de la mujer y la principal voz progresista de la corte, le da a Trump la oportunidad de ampliar su mayoría conservadora con un tercer nombramiento en un momento de profundas divisiones en Estados Unidos y a menos de 50 días de las elecciones.

Trump dijo el sábado que propondrá un sucesor “sin demora”.

El revuelo en torno al candidato podría reforzar los intentos de Trump de alejar el debate de su muy criticado manejo de la pandemia del coronavirus y de la débil economía, dicen los expertos.

Al mismo tiempo, es probable que dinamice tanto a la base conservadora y evangélica de Trump que se opone al aborto, como a los demócratas temerosos de un drástico cambio en el equilibrio de poder en la Corte Suprema.

“Esto va a desencadenar una batalla titánica. Esto podría afectar seriamente la elección”, dijo David Gergen, un asesor político que ha servido a cuatro presidentes, tanto republicanos como demócratas.

Trump, que busca la reelección en medio de la triple crisis de salud pública, económica y de agitación por la injusticia racial, ya ha nombrado a dos conservadores para puestos vitalicios en el tribunal: Neil Gorsuch en 2017 y Brett Kavanaugh en 2018.

El líder de la mayoría del Senado republicano, Mitch McConnell, dijo el viernes que tiene la intención de proceder en cualquier nombramiento que haga Trump, mientras que los demócratas pidieron inmediatamente que el puesto se mantenga vacante hasta después del 20 de enero, cuando el ganador de las elecciones del 3 de noviembre preste juramento.

La promesa de McConnell probablemente pondrá a varios senadores republicanos que se enfrentan a duras batallas de reelección en apuros, como a Susan Collins de Maine y a Joni Ernst de Iowa, ya que se les presionará fuertemente desde todos los lados para que aprueben o bloqueen los esfuerzos para impulsar la designación.

“Tomen nota, esto se va a poner feo muy rápido”, dijo Manley. “Hay un potencial real de algunos daños colaterales entre los republicanos del Senado. La última cosa que algunos de estos quieren hacer es apoyar a un candidato de Trump para la Corte Suprema”.

Trump ha estado detrás de Biden en las encuestas de opinión durante meses, ya que los demócratas han tratado de hacer de la elección un referéndum sobre Trump y en particular de su respuesta a la pandemia.

“El mayor impacto es que crea una nueva área de atención para ambos bandos. Cualquier semana en que Donald Trump no tenga que hablar sobre el coronavirus es positivo para él”, dijo Joel Payne, un estratega demócrata que trabajó para la candidata demócrata del 2016, Hillary Clinton.

“Históricamente, los republicanos votan sobre la corte. Creo que algunos republicanos verán esto como la sorpresa de octubre que aumenta el entusiasmo en su base”, dijo Payne. “Pero creo que los progresistas entienden mejor que nunca lo que está en juego en esta elección”.

Al mediodía, hora del este, el sábado, las donaciones a las causas y candidatos demócratas en la plataforma de recaudación de fondos en línea ActBlue habían superado los 45 millones de dólares desde la muerte de Ginsburg, informó New York Times.

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