Cuando llegué en 2015 a Tijuana, uno de los propósitos muy personalísimos y también periodísticos que traía en mente era, por un lado, tratar de entender el contexto de la migración y comprender por qué las personas migran.

Por otro, empaparme un poco más de esas historias que desde pequeño he venido escuchando por parte de familiares, amigos y conocidos quienes un día decidieron dejar atrás sus casas, sus hogares, con la intención de encontrar un futuro mejor para ellos y sus familias.

Vengo de un estado, Michoacán, del que históricamente han emigrado infinidad de personas hacia los Estados Unidos y parte de ello tiene que ver con el “Programa Bracero”, impulsado en 1942, que llevó a muchos mexicanos a buscar el famoso “sueño americano” en el país vecino.

Programa bracero.

Lo curioso de mi caso fue que no me esperaba que un año después de mi llegada a Tijuana me encontraría con que cientos, miles de personas originarias de Haití generarían un éxodo migratorio que nos pondría a todos a prueba, no sólo como reporteros cubriendo aspectos de migración, sino como sociedad: Tijuana nunca antes había tenido un fenómeno de tal magnitud.

El primer reto durante toda esta cobertura fue la comunicación. Entenderlos a través de sus palabras a sabiendas de que la gran mayoría no hablaba español y los pocos que lo practicaban, no tenían la confianza para expresarse abiertamente en un lugar que en un principio les era ajeno.

Dos años después, en 2018, las circunstancias nos pondrían nuevamente a prueba con la caravana migrante que trajo consigo a miles de migrantes centroamericanos que venían principalmente de Honduras, Guatemala y El Salvador, organizados de una forma distinta a lo que estábamos acostumbrados respecto a flujos migratorios.

13NOVIEMBRE2018. Familias enteras provenientes de Nicaragua, Honduras y El Salvador, salieron de sus países a causa de la violencia en la que viven para llegar a Tijuana. FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

El estigma social entonces se hizo presente y ello significó una manera distinta de ver y entender el por qué y el cómo de este éxodo migratorio.

Había tanta disparidad de percepciones entorno a esta caravana que, lo primero que tuvimos que tomar en cuenta fue la empatía, de otra manera, las cosas seguirían saliéndose de control desde la forma en que también nosotros, como entes de la comunicación, manejaríamos la información, considerando que había demasiados niños de por medio.

13NOVIEMBRE2018. Un grupo de 357 centroamericanos integrantes de la Caravana Migrante arribaron a Tijuana. FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Lo que me comenzó a llamar la atención por entonces fue que, entre las reminiscencias de esta caravana, ya sé comenzaban a ver migrantes que venían procedentes de Guerrero, pero sobre todo de Michoacán, lo cual como michoacano me causó curiosidad e interés el saber por qué estaban saliendo varias personas de mi estado.

Lo primero que supimos de los migrantes michoacanos y guerrerenses es que estaban saliendo por los conflictos internos generados por el crimen organizado y la opacidad de las autoridades para remediar la situación.

Ubicado a 270 kilómetros al suroeste de Morelia, el municipio de Agulilla fue tomado por elementos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). FOTO: CUARTOSCURO.COM

Sin embargo, tenía el antecedente de que la mayoría de estas personas que me decían que venían de la zona conocida como Tierra Caliente, venían de un conflicto que no tenía que ver específicamente con su presente, sino con un pasado problemático que simplemente se agravó de tal manera que ahora estaba repercutiendo de una forma más directa entre los habitantes de aquella región.

Desde los años ochenta, particularmente 1984, esta zona que colinda con estados como Guerrero y Jalisco se consolido como importante centro de producción de marihuana con la participación de campesinos y hacendados en un episodio que se conoce como “el año del permiso” (‘Michoacán, la pesadilla de Calderón’, Proceso, julio 2009).

Municipios como Aquila, Apatzingán, Coalcoman y Aguililla, de donde están saliendo ahora la mayoría de los desplazados, comenzaron una importante producción de marihuana gracias a ese “año del permiso” en el que podían sembrar sin problema alguno y que llevó a Rafael Caro Quintero, jefe del Cártel de Guadalajara, a establecerse en la región de Coahuayana.

Enrique “Kiki” Camarena.

Sin embargo, después del asesinato de Enrique Camarena, el agente de la DEA, el gobierno de Estados Unidos presionó y ese permiso de siembra se vino abajo. Comenzó a darse la presencia de elementos del Ejército Mexicano y fue cuando se comenzaron a dar los primeros enfrentamientos donde hubo muertos, desaparecidos y también una serie de desplazados.

Pese a ello, por la ubicación estratégica de la Tierra Caliente, la producción ilícita de marihuana no desistió y así comenzaron también los primeros cárteles de la región, quienes le sumaron la siembra de la amapola a su producción.

De acuerdo con los periodistas Jorge Carrasco y Francisco Castellanos, las primeras desbandadas se dieron en lugares como Coalcomán que, de tener entonces 27 mil habitantes, pasó a un registro de 22 mil. La gran mayoría de ellos recalando en la capital, Morelia, muchos más en Estados Unidos.

Esto llevo a que Michoacán se convirtiera también en refugio de capos de cárteles de otros estados, por ejemplo, pobladores de Placita de Morelos, en Aquila, recuerdan a Javier Arellano Félix, “El Tigrillo”, estar durante largas temporadas en ese lugar debido a que ahí tenía una novia (Proceso, julio 2009).

Felipe Calderón.

El conflicto interno en Michoacán fue creciendo de manera exponencial. Con la llegada de Felipe Calderón a la presidencia de México y su fallida “guerra contra el narco”, la situación se potencializó y agravó al grado de que fue el periodo en el que más asesinatos y desapariciones hubo en el estado, e igualmente desplazados.

La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, Los Zetas, el Cártel de Sinaloa, el del Golfo y los Arellano Félix fueron entes activos detonadores de toda la violencia que azota al estado.

En el panorama actual el municipio que destaca como epicentro de todo este conflicto que a la fecha ha desplazado a más de 5 mil michoacanos, figura Aguililla, una región a la que por los años de 2009-2010 sele conocía como “el Beverly Hills de Michoacán”, por su extensión y estilo de vivienda que se tenía entonces.

El Mencho

Con el exponencial crecimiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y las ansias de poder de su líder Nemesio Oseguera, “El Mencho”, es en el año 2018 cuando la violencia comienza a recrudecer en su intento de apoderarse de Aguililla, de donde él es originario.

Ello ha llevado a que sean miles las personas que, desde entonces, y de manera mucho más marcada a principios de 2021, estén saliendo de sus hogares con destino a Tijuana considerando que por aquí ha sido generalmente su ruta migratoria, pero también teniendo en cuenta la percepción de que por esta frontera les sería mucho más fácil poder ingresar a EEUU y realizar sus peticiones de asilo.

Lo más perturbador de esta situación es una revelación que hace un par de semanas hizo el periodista Oscar Balderas, que vaticina un incremento en la violencia en esta región, que aventura a un desplazamiento de michoacanos mucho mayor a lo que hemos estado viendo durante los últimos meses.

27MAYO2021.- Cientos de migrantes michoacanos desplazados por la violencia recibieron asesoría espiritual y legal en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la colonia Rinconada, en Tijuana.  FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Durante su participación en el noticiero de Luis Cárdenas, Balderas reveló que el pasado 12 de septiembre se realizó una cumbre de capos del crimen organizado, principalmente de aquellos que conforman al Cárteles Unidos, en la que se organizaron para en conjunto llevar a cabo una estrategia mucho más encarnizada para hacerle frente a la incursión del CJNG en el estado.

Balderas informó que en esa cumbre se dieron dos principales acuerdos: primero, que incrementarían las cuotas para los residentes de la región para poder financiar de mejor manera la guerra contra el CJNG y, el segundo, conformar un grupo único en contra de Nemesio Oseguera Cervantes.

FOTO: OMAR MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Cuotas que van desde los 3 mil pesos por casa de manera quincenal, que confirman los dichos de los desplazados que ya han llegado a Tijuana derivado de ello, situación que no solo supone, sino que avecina un desplazamiento mucho mayor, como lo había mencionado antes, y que autoridades eclesiásticas de Michoacán, que han estado apoyando a los desplazados en esta frontera, han anunciado también.

La situación aquí y el reto ahora es saber qué nos depara en Tijuana con lo que proyecte o derive de ese conflicto en aquel estado, de qué manera van a seguir respondiendo las autoridades tanto en aquel lado de la república, como en esta parte de la frontera, considerando que, por el momento, los alberguen ya están a su máxima capacidad y los procesos de asilo en estados Unidos, como ya sabemos, están pausados por el momento.

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí