Primera plaga

Al despertar la escarabaja Nubia una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su rama convertida en una humana.

Ilustración de Katherine Arcaute para el libro.

Segunda plaga

Escarabajo, el primer libro de la autora Melissa Sánchez (cuyo seudónimo es Nubia) fue publicado en 2021 únicamente en su formato electrónico. Así permaneció por dos años en su crisálida virtual hasta que tomó cuerpo en forma de libro físico a finales del 2022 y se presentó en febrero de 2023. Retomando su relación, tanto repulsiva como magnética, hacia los insectos, escribió este poemario a lo largo de diez años. En él la voz poética clama a un que guarda silencio, que por momentos se comporta como un animal o entraña sus cualidades. Asistimos a una fauna hecha de palabras en la que el erotismo adopta su carácter paradójico, entre el horror y el placer.

Tercera plaga

“Traigo luciérnagas enfrascadas en los ojos, quieren salir”, en muchas instancias la voz poética se encuentra al borde, con el llanto al filo del lagrimal. Entre los temas que aborda el texto predominan los estragos de la ansiedad. “Nací cortada, envuelta en los / pétalos de un maracuyá / con mi corona de espinas y una colmena en el pecho… / para vivir” (Panal). Este libro se une a la corriente de obras en las que la realidad se ve desde la animal gaze, pero en este caso sería la insect gaze. El poema Ciervo volante deja testimonio de ello. “Un agujero negro me persigue / tira de las yemas de mis dedos (…) / Cierren mis ojos porque hoy volvió el vacío. / Dejé de ser humano (…) / Perdí las huellas en la nieve, (…) / Las aves de carroña picotean mi pecho / y el cuervo danza”. No hablamos de una antropomorfización, sino de un devenir insecto, como en el poema Paz, en el que la mandíbula del amante deja escuchar grillos. 

Ilustración de Katherine Arcaute para el libro.

Cuarta plaga

Ya desde la estructura del índice advertimos que Escarabajo es un libro que guarda otros libros adentro. En el primer apartado, Lado animal, se mantiene el campo semántico de los bichos, pero conforme avanza la lectura el campo se expande. Dejamos el pantano para adentrarnos en la ciudad, con textos que toman prestadas palabras de lo tecnológico (Numen arquitectónico), lo científico (Física cuántica), lo matemático (Prisma), y lo musical (Progresiones armónicas y Ambient). La disposición de collage llega a sacar de la lectura, la autora apunta su diana a varios blancos al mismo tiempo pero no en todos atina.

Quinta plaga

“El amor no me está salvando”, confiesa Nubia casi al inicio del poemario. Es un punto de partida para versos siguientes en los que la forma de retratar el amor no recurre a lo idealista, sino al contraste de las maneras bestiales de expresar el deseo. “Tu presencia me causa un hermoso terror” (Estridulación); “Nos besamos: / apresurados / amedrentados / condensados / avasallados / por el simple horror de besarnos” (Estética del horror). Uno de los atributos del poemario es el cómo se enuncia el yo poético desde la escala minúscula: “Cuelgo de tus pestañas largas”. 

Ilustración de Katherine Arcaute para el libro.

Sexta plaga

“Desplomando de mis uñas / porque la carne ya no alcanza / loop / pero repetición a suplicio, / Hasta que se me esparza el alma / Perdóname si vuelvo, / pero ya no tengo a dónde ir”, Ambient, cuyos versos acabo de citar, tiene un final con una cadencia destacable. Pero de todos los textos, el que cierra contundentemente es Poeticagonía: “Hoy tu poesía me envenenó, / me aventó contra la pared, / dijo que no era momento de caer / que deje de ceder / que mi alma estaba seca / que tiene mucha sed”.

Séptima plaga

En la presentación del libro, Nubia explicó que un detonante para colocar a los animales al centro de Escarabajo fue la lectura del poema Pájaros, de Antonio Deltoro. En él se describen características de las aves que nos invitan a imaginar cómo perciben el mundo. “Los pájaros tienen los ojos donde nosotros los oídos”. Sin embargo, en ese poema de factura sobrecargada no se encuentra el estilo que encontramos en Escarabajo. Es en Niebla, del mismo autor, donde hallamos de nuevo la curiosidad por los animales, pero con un yo lírico que anhela a otro. “Los sueños de los pájaros / deben anidar por siempre en una nube / como las ramas que acunas tú esta mañana. / Esta intimidad en la que estoy me envuelve. / Un día, tan sólo un día más, lo necesito / para saber quién soy, qué escondes”.

Ilustración de Katherine Arcaute para el libro.

Octava plaga

Una edición un poco más exhaustiva habría ayudado a evitar varias repeticiones que demeritan el trabajo final. Se abusa del verbo ‘escurre’ y sus sinónimos como ‘destila’ en más de un poema, tal es el caso de Numen arquitectónico: “te observé en miniatura mirándome, vertiéndote sobre mí, viscosa, diluyéndome, formándonos homogéneos”. A esto se suman imágenes que carecen de potencia: “te pego el amor como un sticker” (Desierto). Cabe señalar que The ants de la gran ciudad intenta hacer una crítica aguda de la sociedad alienada en la que vivimos. Por su tono regañón cae más en el reproche contra la Generación Z por su afición a TikTok. “Tú, ant de la gran ciudad, / deja de masturbarte frente al televisor / de flagelarte frente a la red. / Tú, hormiga de la gran ciudad, deja de pagar por mi acto-baile ridículo”.

Novena plaga

Un contraejemplo de lo anterior es The border al borde, el último poema de la última sección, Lúdica palabra. Como la autora creció en Tijuana, tarde o temprano el tema de la frontera y su imaginario (el desierto, el polvo, la montaña, el sol, los sueños frustrados) tenían que aparecer en alguna parte. Pero la exploración no recae en el cliché gastado del filtro sepia con que se ve México, ni en una crítica vacía, sino en la experiencia precaria que entraña la vida en esta región y por la que Nubia ha pasado. No por nada capta ese deseo de escapar de la ilusión con fidelidad. “Y me dan ganas de / correr, girar y gritar / ¡Esto es un espejismo, / un paso antes del oasis!”.

Décima plaga

Mosquitos, sapos, moscas, langostas y saltamontes. Según el relato bíblico, Yahvé mandó diez plagas al pueblo del faraón para que este liberara a los esclavos hebreos y les dejara salir de Egipto. Coincidencia o no, Escarabajo de Nubia termina así: “Maraña y empujo la muerte en reversa, / para salir”.

Ilustración de Katherine Arcaute para el libro.

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