Afuera de los estadios de fútbol de Argentina, así como en sus calles, es muy común observar puestos vendiendo choripanes, en cada esquina hay uno, así como ocurre con los tacos en México.

Para la hinchada y cualquier ciudadano, resulta difícil resistirse a un baguette con chorizo de la casa, al cual se le acompaña con el riquísimo chimichurri. Una combinación sencilla, pero de gran deleite al paladar.

La clave está en la salsa: el ajo, perejil, vinagre de vino tinto y especias que forman el chimichurri, hacen una combinación ganadora para asados y otros platillos.

Las familias argentinas suelen reunirse en casas. Encienden el carbón y ponen la parrilla para luego colocar diferentes cortes de carne, esto, mientras se charla y se ve por la televisión a Boca Juniors, River Plate, Rosario Central u otro club en la cancha.

El asado y el fútbol es algo para lo que son muy buenos. En lo que refiere a lo primero, siguen manteniendo esa etiqueta de buena de calidad.

Sobre lo segundo, más allá de que lleven 35 años sin ser campeones del mundo, la selección albiceleste pesa, si no, recordemos que echaron al Tri de octavos de final en los mundiales consecutivos de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.

Con la contratación de Gerardo “Tata” Martino como técnico de la selección mexicana, se esperaba que todo ese sabor argentino del chimichurri ensalzara al equipo nacional, no obstante, desde su llegada en enero del 2019 a la fecha, solo se nos presenta un Tri desabrido.

El llamado gigante de la Concacaf sólo se luce grande contra Panamá, Honduras y Jamaica, pero cuando hay que enfrentar a Canadá o Estados Unidos se ha visto pequeño, ya que se termina perdiendo.

Desde hace varios años, es más, décadas, la selección gringa no le ganaba a la mexicana tres juegos consecutivos. Esta vez dos de ellos fueron finales, la de la Concacaf Nations League y la Copa de Oro.

La tercera y más reciente derrota frente a los vecinos fue este pasado 12 de noviembre, donde una vez más se sucumbió por el ya clásico 2-0, encuentro donde el equipo del “Tata” se vio superado en lo físico y lo estratégico.

Lo de Canadá y Estados Unidos es de aplaudirse. Su crecimiento futbolístico se ve en jugadores como Alphonso Davies y Christian Pulisic, titulares indiscutibles en Bayern Múnich y Chelsea, respectivamente.

Sin embargo, si no se puede contra estos últimos, qué esperanza se puede tener en la Copa del Mundo de Qatar 2022, cuando haya que enfrentar a Italia, Brasil, Argentina, Alemania o España.

Muchos, y con justa razón, dicen que el problema es de los jugadores porque sin duda son ellos los que salvan o meten goles, pero el que los elige y pone a jugar, es el técnico.

Martino ha puesto en la Selección Mexicana a los que se supone son los mejores futbolistas nacionales, mismos a los que no les ha dado el toque argentino que, repito, se esperaba.

Y con lo anterior no me refiero a que haga jugar a México como la albiceleste, sino que le aporte al Tri eso de lo que los argentinos saben un buen: del fútbol.

Pensar en un nuevo timonel para el Tri a un año de Qatar 2022 para muchos no parece lo ideal, ya que no se quería cortar el proceso, pero queda la duda de cuánto se ha avanzado como para no considerar a otra opción.

Martino parece que no ha hecho click con los jugadores o estos no han entendido su sistema, sea lo que sea, a nada se juega.

El asado no prende. Seguimos esperando que se vea algo de chimichurri, de sabor. Parece que con el “Tata” nomás para baguette hay. Hay un intento de equipo, de estilo, que se ha quedado insípido, sin ajo, sin especias, poco apetecible, poco ganador.

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