Ciudadanizar las decisiones de un gobierno es una práctica común en los países de primer mundo. No así en México.
Sociedades europeas utilizan de antaño una figura similar al plebiscito para aprobar nuevos impuestos, leyes y normas sociales de convivencia. Son gente acostumbrada a ser tomada en cuenta por sus líderes políticos. No así en México.
La Consulta Popular que sucedió este domingo en nuestro País, fue un concurso de opinión que raya en el arrepentimiento.
Desde la política sirve para que Andrés Manuel aplaste a la oposición en su misa de gallo.
En lo profundo, lo que el mesías López Obrador buscaba es un acto de contrición, de arrepentimiento lúcido, de honor y gloria. Algo para lo que los mexicanos, por muy católicos que somos, nunca estamos preparados.
Que si fui un empresario corrupto, un político ladrón o un ciudadano que no llamó a la patrulla al presenciar un asalto, mi rifa sea ir a pedir la cárcel contra los expresidentes que nos llevaron al límite social para cometer tales actos.
Qué vileza del prianismo, ¿no?
Sin embargo la Consulta Popular de hoy no era para encerrar a Peña Nieto, sino para que no ocurra otro Fobaproa.
Al querer encontrar arropo social, la Cuatroté justificó el ejercicio de hoy como un acto revolucionario.
Para explicar lo profundo, Andrés Manuel siguió atacando a los expresidentes, centrando sus dichos sistemáticos contra el narco infiltrado en la era de Calderón y en el espionaje de Peña Nieto.
Usando el hoyo del descrédito, la oposición pintó la consulta de hoy como un acto de rencor.
Una rabieta más del viejito, porque la aplicación de la Ley no se consulta…
Y es que ciudadanizar el descrédito de un líder político también es una práctica común de los países de primer mundo, pero mucho más lo es en los de tercero, como México.
Sociedades acostumbradas a participar también se encuentran con triquiñuelas para no poder elegir.
Este día en Tijuana la gente no encontraba dónde votar. El dar la dirección correcta fue la constante en las casillas instaladas.
La confusión y el descrédito del ejercicio, configuraron el fracaso que significa la Consulta Popular para el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador y su proyecto.
Al justificar algo tan importante como la participación social con cosas tan banales como la suspicacia de Peña Nieto, la corrupción de Calderón, los escándalos de Fox, los errores de Zedillo y los pecados de Salinas, el Presidente Andrés Manuel fue derrotado en el inconsciente colectivo porque lleva años quejándose de lo mismo.
Cualquiera pudiera decir que desde su primera mañanera en 2018, ya construía el discurso para que hoy saliéramos los mexicanos a votar en avalancha.
Pero el ataque gastado de repartir culpas por errores del presente con acusaciones al pasado, afectó al ejercicio de hoy.
Y la Consulta Popular registra los niveles mas bajos de audiencia. Incluso en Baja California.
Es más, el gobernador Jaime Bonilla tiene más seguidores en Facebook que los que salieron a votar este día en el Estado que gobierna.
El quinto gobernador mejor evaluado del país y cuando debería arrasar, no lo logra.
Un fracaso estrepitoso que lo hará batear a menos de 130, y en sus días buenos…
En una casilla, una señora dijo a Glocal Media: “Es que la gente no es tonta, por eso no vienen. Nunca pasa nada.”
Hasta el cierre de esta columna, el INE reporta un 7.3% de participación ciudadana a nivel nacional. La Suprema Corte de Justicia de la Nación pidió 40% de votación efectiva para validar el formato de justicia tipo Cuatroté.
Esta baja participación tuvo su contraste fulminante en Playas de Tijuana: mientras la casilla estaba vacía, a escasos metros la orilla del mar parecía retacada.
97% aproximadamente votaron por el SÍ. Pero 1.5% fue a la casilla sólo para marcar un NO.
En Baja California votaron cerca de 150 mil ciudadanos, de 2 millones 930 mil posibles.
Tal vez si Jaime Bonilla y su Bonierno no se la pasara condonando penas de cárcel a los panistas a cambio de regresar dinero, más gente hubiera salido a votar para encarcelar a los corruptos.