LONDRES/BERLÍN, 3 nov (Reuters) – Mientras los estadounidenses se dirigen a las urnas, los primeros ministros y presidentes de todo el mundo se enfrentan a una cuestión delicada: cuándo felicitar a quién resulte ganador, especialmente dado el riesgo de que se impugne el resultado de las elecciones.
Por un lado, está la posibilidad de que el voto popular vaya en una dirección y el Colegio Electoral, que determina al ganador, en la otra. Además, el presidente Donald Trump ha alegado repetidamente que las papeletas por correo están sujetas a fraude, insinuó que tal vez no acepte el resultado y dijo que la Corte Suprema podría tener que decidir el ganador.
“Uno querría ser rápido y claro al enviar felicitaciones, particularmente a un aliado tan importante”, comentó un asesor de política exterior del líder de un país del norte de Europa.
“Pero esta vez es arriesgado. No queremos equivocarnos o actuar demasiado pronto. Es posible que debamos esperar por un tiempo después del día de las elecciones”.
Los asesores de política exterior recuerdan las elecciones estadounidenses de 2000, cuando una serie de líderes, incluidos los presidentes de Alemania y Francia, el primer ministro de Nueva Zelanda y los partidos gobernantes en Sudáfrica, Corea del Sur y Japón, enviaron felicitaciones a George W. Bush después de que las cadenas de televisión estadounidenses lo habían declarado ganador.
Pasarían otras cinco semanas antes de que la Corte Suprema fallara a su favor y finalmente le diera la victoria sobre Al Gore. Mientras tanto, algunos líderes retiraron sus felicitaciones y otros simplemente se quedaron callados.
La contienda de 2016 entre Trump y Hillary Clinton produjo un final igualmente reñido. La exsecretaria de Estado ganó el sufragio popular pero Trump logró los votos necesarios del Colegio Electoral.
Este año, Jean-Claude Juncker, ex presidente de la Comisión Europea, declaró que era fundamental no enviar felicitaciones demasiado pronto.
“La precaución es la madre de la caja de porcelana transatlántica”, dijo en una entrevista con ARD-TV de Alemania, usando una figura retórica alemana para transmitir cuán cuidadosamente debe manejarse la relación de la Unión Europea con Estados Unidos.
El asesor principal de otro líder europeo describió la situación como “complicada y delicada”, y afirmó que dependía de qué tan claro fuera el resultado y si ambos candidatos lo aceptaban. Ambos podrían reclamar la victoria, sugirió.
También planteó otro enigma diplomático. Si Biden gana, ¿no sería inteligente llamar a Trump para compadecerse también?