Los saqueos estallaron en Acapulco luego de que fuera azotada el miércoles por el potente huracán Otis, que dejó decenas de fallecidos y a los sobrevivientes lidiando con la escasez de agua, alimentos y combustible.

Sorprendiendo a muchos, Otis pasó en pocas horas de ser una tormenta tropical a un huracán de la máxima categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson cuando tocó tierra durante la madrugada del miércoles como el ciclón más potente que haya golpeado la costa Pacífica de México desde que hay registro. Hasta el momento, se cuentan 27 personas fallecidas, cuatro desaparecidas y daños estimados en hasta 15,000 millones de dólares.

La gente sale con productos de un supermercado que fue asaltado tras el huracán Otis, en las afueras de Acapulco, México, el 26 de octubre de 2023. REUTERS/Alexandre Meneghini

“La gente estaba llevando a cabo en algunos lugares actos de saqueo”, dijo el presidente, Andrés Manuel López Obrador.

“Es que había una situación de emergencia, de desorden, de caos, de mucha incertidumbre, miedo, todo esto que sucede cuando hay una tragedia de estas dimensiones”, agregó.

El viernes, personal del Gobierno y efectivos militares retiraban postes eléctricos, árboles y restos de edificios y mobiliario urbano de las calles de Acapulco que aún lucían devastadas. Pobladores luchaban con palas para remover el lodo.

FOTO: DASSAEV TÉLLEZ ADAME/CUARTOSCURO.COM

“Venimos a sacar comida para comer porque no hay”, dijo a una mujer, quien solicitó el anonimato, a las afueras de un supermercado en Acapulco.

Unos 10,000 integrantes de las Fuerzas Armadas, trabajadores sociales y empleados de la  CFE fueron desplazados a la zona afectada, en el estado sureño Guerrero, uno de los más pobres del país.

La CFE informó la noche del jueves que había repuesto el 50% del servicio eléctrico en Guerrero al medio millón de usuarios que resultaron afectados por los cortes de electricidad.

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“La gente se robaba todo de los Oxxo, Coppel, Elektra”, dijo Erick Lozoya, un mago de 26 años quien estuvo hospedado en un hotel de Acapulco cuando el huracán azotó la zona. “Te hablo desde pañales, leche, sopas hasta refrigeradores, pantallas, motos”, agregó.

Muchas personas aún buscaban a sus seres queridos e ignoraban si estaban muertos o si no tenían señal de teléfono.

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Aeroméxico, Viva Aerobus y Volaris iban a enviar un avión cada una hasta el aeropuerto de Acapulco en el transcurso de la mañana para sacar a residentes y turistas varados, dijo el secretario de Marina, Rafael Ojeda.

Acapulco, hogar de unos 850,000 habitantes, recibe cada año alrededor de 4,5 millones de turistas, la gran mayoría locales.

El huracán dejó afectaciones en el 95% de los hoteles de la ciudad, estimaron desde la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), quienes solicitaron un plan del gobierno federal para recuperar la zona lo más pronto posible.

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Para atender la demanda de gasolina, el Gobierno envío un barco con combustible, aunque todavía resulta complicado asegurar el abastecimiento del carburante por la falta de electricidad en las estaciones de servicio.

Dos buques se dirigen a Acapulco con plantas purificadoras de agua y eléctricas.

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Diversos Gobiernos y empresas empezaron a recolectar víveres no perecederos y dinero para ayudar a los afectados. MercadoPago, el brazo fintech de la argentina MercadoLibre, habilitó un botón de donación para los usuarios de su aplicación y dijo que duplicará lo recaudado “en apoyo y solidaridad con las personas afectadas por esta contingencia”.

Otis es el huracán más potente en tocar tierra en la costa del Pacífico, de acuerdo a meteorólogos.

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Con sus vientos de 270 kilómetros por hora (km/h), el ciclón dejó atrás el registro de Patricia que, en octubre de 2015, alcanzó la costa occidental de México con vientos de 240 km/h luego de haber registrado 305 km/h en mar abierto, convirtiéndolo en el ciclón tropical más intenso jamás observado.

Otis se intensificó inusualmente rápido impulsado por la alta temperatura de la superficie marina de hasta 30 grados Celsius, producto del fenómeno de El Niño.

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De Reuters.

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