La policía de Haití ha matado o detenido a los presuntos asesinos del presidente Jovenel Moïse, dijeron el jueves las autoridades, que ahora buscan a los autores intelectuales del hecho que impactó a la empobrecida nación caribeña.
Moïse, de 53 años, fue asesinado a tiros en la madrugada del miércoles en su casa por un comando de hombres entrenados, lo que sumió al país más pobre de América en un caos más profundo en medio de profundas divisiones políticas, hambre y violencia de pandillas generalizada.
El jefe de policía, Leon Charles, dijo que las autoridades habían rastreado a los presuntos asesinos hasta una casa cerca de la escena del crimen en Petionville, un suburbio al norte de la capital, Puerto Príncipe.
Un feroz tiroteo se prolongó hasta altas horas de la noche y seis sospechosos fueron detenidos, mientras que se recuperaron tres cadáveres. La policía patrullaba intensamente el área desde la madrugada del jueves.
“Tenemos a los autores físicos, ahora estamos buscando a los autores intelectuales”, sostuvo Charles.
James Solages, ciudadano estadounidense de ascendencia haitiana, es una de las seis personas arrestadas hasta ahora, informó el Washington Post, citando a un funcionario local.
Una multitud se reunió el jueves por la mañana para ver cómo se desarrollaba la operación policial, y algunos prendieron fuego a los autos de los sospechosos y a la casa donde se habían refugiado. Había balas esparcidas por la calle.
“¡Quémenlos!”, gritaron cientos de personas reunidas frente a la comisaría donde se encontraban detenidos los sospechosos.
Charles dijo que la población local ayudó a la policía a localizar a los sospechosos, pero imploró a los ciudadanos que hicieran justicia por su cuenta.
La muerte de Moïse ha generado confusión sobre quién es el líder legítimo del país de 11 millones de habitantes. Eso no presagia nada bueno en una nación que ha luchado por lograr la estabilidad desde la caída de la dictadura dinástica de Duvalier en 1986, lidiando con una serie de golpes de Estado e intervenciones extranjeras.
“Puedo imaginar un escenario en el que hay problemas con respecto a quién son leales las Fuerzas Armadas y la policía nacional, en el caso de que existan reclamos rivales por ser el presidente del país”, dijo Ryan Berg, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por su sigla en inglés).
La Constitución de 1987 estipula que el jefe de la Corte Suprema debe asumir el cargo. Pero enmiendas que no son reconocidas unánimemente estipulan que sea el primer ministro o, en el último año del mandato de un presidente, como en el caso de Moïse, que sea el Parlamento el que elija a un presidente.
Pero el presidente de la Corte Suprema murió el mes pasado de COVID-19, en medio de un aumento de las infecciones en uno de los pocos países del mundo que aún no ha iniciado una campaña de vacunación.
No hay un Parlamento en funciones, ya que Haití no pudo celebrar elecciones legislativas a fines de 2019 en medio de disturbios políticos.
Moïse había nombrado esta semana a un nuevo primer ministro, Ariel Henry, para reemplazar al primer ministro interino Claude Joseph, aunque aún no había jurado cuando el presidente fue asesinado.
Joseph apareció el miércoles para hacerse cargo de la situación, dirigiendo la respuesta del gobierno al asesinato, pidiendo apoyo a gobiernos extranjeros y declarando estado de emergencia.
Henry, sin embargo, declaró al diario haitiano Le Nouvelliste que ya no consideraba a Joseph como el primer ministro legítimo y que debería volver al papel de ministro de Relaciones Exteriores.
“Creo que tenemos que hablar. Se suponía que Claude permanecería en el gobierno que yo iba a dirigir”, sostuvo Henry.
La representante especial de Naciones Unidas para Haití dijo el jueves que Joseph seguirá siendo el líder de la nación caribeña hasta que se celebren elecciones e instó a todas las partes a dejar de lado sus diferencias tras el asesinato del presidente.
Con información de Proceso.