Integrantes de diversas organizaciones civiles que se dedican a tratar la prevención en temas de salud, sobre todo con el uso de sustancias psicotrópicas, expusieron la problemática actual que persiste en Tijuana y Baja California, debido a que en los últimos tres años el número de muertes por sobredosis de fentanilo han aumentado de forma considerable.
Lilia Pacheco, integrante de la asociación PrevenCasa, resaltó que del 2019 a la fecha ellos han registrado un promedio de 100 casos de sobredosis anuales, de los cuales muchos han podido revertir gracias al uso de la naloxona, un medicamento de difícil acceso que permite salvar la vida de los consumidores.
Motivo por el cual, recalcó, las autoridades gubernamentales deben prestar atención a esta problemática, puesto que la naloxona sigue estando clasificada como un psicotrópico que requiere de receta para su venta y consumo, lo cual dificulta a la hora de atender a las personas que presentan una sobredosis.
Por su parte, Pablo González de la organización Verter de Mexicali, aseguró que en México, y particularmente la frontera, existe una crisis de consumo de opioides no reconocida por las autoridades, por lo que ellos junto con PrevenCasa son de las únicas organizaciones que instrumentan programas de distribución de la naloxona.
Resaltó que son ellos quienes terminan surtiendo este fármaco a los centros médicos de urgencias para que puedan ser utilizados en los pacientes, además de que les proveen a elementos de la Cruz Roja, Bomberos y policías municipales por ser primeros respondientes en este tipo de casos, a quienes también han capacitado para saber atender las sobredosis.
En 2021, en Mexicali, se presentaron 464 sobredosis por fentanilo, cuatro de ellas fueron fatales. La mayoría fueron en hombres mayores de 34 años y en picaderos.
El profesor de la CFAR, Jaime Arredondo, compartió que recientemente realizaron un estudio piloto para determinar las zonas en donde se está presentando el mayor consumo de opioides y donde está presente el fentanilo, para poder así llevar a cabo estos programas de distribución de la naloxona.
Detalló que uno de los puntos es la Zona Norte, un área tradicional de consumo, en donde los resultados arrojaron que de las muestras obtenidas, el 57% salieron positivas por fentanilo; en la zona de El Chaparral, el resultado positivo fue del 70%; la zona de la canalización fue otro punto en donde el resultado fue del 77%, la de mayor relevancia; y la Zona Este con un 3%.
Esto, dijo, da un panorama de que el fentanilo está distribuido en diversas áreas de la ciudad y con distintos niveles de frecuencia de consumo, lo que le permite a las asociaciones atender de manera más acorde a esta población, cosa que no están haciendo las instancias de salud ni de gobierno.
Gretchen Burns, de la asociación A New Path de San Diego, destacó que en Estados Unidos en el año de inicio de la pandemia, 2020, se registraron un total de mil muertes por sobredosis de fentanilo e identificaron que algunos casos se dieron de personas que cruzaron hacia Baja California, por lo que consideró se trata de “una tragedia” compartida entre ambos lados de la frontera.
Finalmente, todos los integrantes de las asociaciones coincidieron que lo primero que se tiene que hacer para revertir esta problemática, es que exista voluntad política por parte del gobierno para tratar este asunto que es de carácter de salud pública, que se hagan responsables y que comiencen también por ver el asunto de la desclasificación de la naloxona como un psicotrópico.
Todos aseguraron que, gracias a la naloxona, en el 96% de los casos de sobredosis por fentanilo que fue utilizada, pudieron salvar la vida de los consumidores, lo que demuestra la importancia de que su uso y distribución se haga de manera legal y también lo tengan en hospitales y clínicas sin problema alguno.