El “rebote” que tendrá la economía mexicana –de 6.3%, según la Secretaría de Hacienda– no será suficiente para sanear la economía de los hogares mexicanos, que a lo largo de la pandemia no han contado con apoyos fiscales significativos, pese a las pérdidas de empleos y la disminución de sus ingresos; peor aún, hoy enfrentan un alza de precios generalizada, muestra de que la crisis no ha terminado.

Esa es la realidad que al presidente Andrés Manuel López Obrador le cuesta trabajo aceptar:

“No acepto el resultado de esa encuesta. Tengo otros datos y creo que la gente está recibiendo más apoyo, y aun con la pandemia la gente tiene para su consumo básico; y algo muy importante: no ha perdido la fe y estamos saliendo adelante”, dijo el tabasqueño en su conferencia matutina del pasado 6 de agosto, luego de que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que la pobreza ha aumentado durante la presente administración.

De acuerdo con el organismo, de 2018 a 2020, 3 millones 800 mil personas se sumaron a la pobreza; hoy son 55 millones 700 mil los mexicanos en esa condición. La pobreza extrema también se disparó de 8.7 millones a 10.8 millones. Se trata de las personas cuyo ingreso es inferior al valor de la canasta alimentaria y presenta al menos tres carencias sociales: servicios de salud y seguridad social, así como vivienda, servicios y alimentación.

Pese a las cifras contundentes, el mandatario sostuvo que “la gente es muy responsable y los ingresos que les llega a los adultos mayores los usan para su alimentación, pero en el pensamiento conservador no se acepta eso, eso es derroche, eso es populismo, eso es paternalismo, eso es repartir dinero”.

Esa política social de López Obrador no ha sido suficiente para contrarrestar los problemas estructurales que con la pandemia se exacerbaron.

Así lo percibe la directora del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Universidad Iberoamericana, Graciela Teruel Belismelis, en entrevista con Proceso:

“Hubo que apoyar sobre todo a la población que más lo necesita, a la población más pobre, porque este fue un golpe muy duro, no sólo en términos de ingresos y en términos de empleo. Le ha costado a la población el tener que endeudarse, el tener que pedir prestado, ya sea a amigos o a bancos, el tener que empeñar bienes. Y esas estrategias que han seguido los hogares, justamente son por esa falta de apoyo del gobierno durante la pandemia.”

Un informe contundente

Según el documento Consideraciones para el proceso presupuestario 2022, elaborado por el Coneval, una afectación por la pandemia es la poca estabilidad del ingreso, por lo que recomendó al gobierno de la autoproclamada Cuarta Transformación adecuar y ampliar la operación de programas sociales que otorgan transferencias monetarias directas, así como la extensión de cobertura.

Teruel Belismelis señala también que durante la pandemia se visibilizaron las limitaciones de los instrumentos de protección social para cubrir los riesgos que disminuyen el ingreso de los hogares, por lo cual se requiere diseñar e implementar políticas y programas que puedan atender a la población vulnerable en contexto de crisis.

Asimismo, consideró necesario consolidar un sistema de protección social que incluya una pensión universal mínima de retiro y de invalidez financiada con impuestos generales.

Los ingresos y el empleo de los integrantes de las familias mexicanas fueron impactados durante la pandemia y aún no se recuperan.

En su último reporte sobre la pobreza laboral, el Coneval reveló que el poder adquisitivo del ingreso laboral real per cápita tuvo un aumento de 2.9% entre el primer trimestre 2021 y el segundo trimestre, al pasar de mil 827.39 a mil 879.53 pesos.

Sin embargo, este aún se encuentra por debajo del que se reportó en el primer trimestre de 2020, previo a la crisis sanitaria derivada del virus SARS-CoV-2 (covid-19), cuando se ubicó en mil 919.84 pesos.

Asimismo, la población con un ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria en el segundo trimestre de 2021 fue de 38.5%, cuando antes de la pandemia la cifra era de 35.6%.

Dos de las principales causas por las cuales los ingresos de los mexicanos no han mejorado, pese a la recuperación de la economía y el empleo, son la calidad de este último rubro, además de la inflación, donde no llega la política social de López Obrador y donde la política económica parece rezagada.

Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), correspondientes a agosto, aclaran el panorama: de los 55.6 millones de personas ocupadas en el país, 24.2 millones tienen empleos formales; los 31.3 millones restantes están en la informalidad.

De acuerdo con el Inegi, la población ocupada en la informalidad laboral considera, sin duplicar, a los que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo.

Además están quienes laboran en micronegocios no registrados o en el sector informal; esta precariedad incluye otras modalidades análogas, como los ocupados por cuenta propia en la agricultura de subsistencia, así como a trabajadores que laboran sin la protección de la seguridad social y cuyos servicios son utilizados por unidades económicas registradas.

Eso no es todo. Si la lupa se enfoca en el nivel de ingresos, los mexicanos que ganan entre uno y dos salarios mínimos son 28.4 millones; de dos a tres salarios, 7.6 millones; de tres a cinco, 3.2 millones; y más de cinco salarios sólo 1.2 millones de personas. En cuanto a la tasa de desocupación, que fue de 2.5 millones de personas (4.3%), en las mujeres la cifra se dispara a 4.5%.

Ante esa situación, Teruel Belismelis, quien formó parte del consejo académico del Coneval, apunta:

“Con todas las mediciones que tenemos, tanto oficiales como a éstas que estamos haciendo nosotros desde la Universidad Iberoamericana, los pobres no sólo son los que más están perdiendo, sino son los que menos están siendo protegidos por parte del gobierno.”

Y esto es realmente muy contradictorio, cavila, porque uno esperaría que un gobierno de izquierda se preocupara primero por proteger a los pobres, por salvaguardar esos empleos, por darles transferencias que los ayudaran a transitar en estos momentos difíciles; ha sido todo lo contrario.

Y los aumentos no cesan

Los bolsillos se merman cuando la estructura del mercado laboral es frágil, ­desigual y precario, pero también por los precios que no dejan de subir mes con mes. En septiembre, por ejemplo, la inflación se colocó en una tasa anual de 6%, el segundo nivel más alto en lo que va del sexenio de López Obrador.

Esa tasa se encuentra fuera del objetivo del Banco de México (Banxico), que es de 3% (+/- un punto porcentual), lo que también prende las alarmas al interior del banco central y lo obligó a aumentar la Tasa de Interés Interbancaria a 4.75%.

El aumento en la inflación no es un asunto sólo de México, sino de todo el mundo.
De acuerdo con el FMI, la recuperación económica ha estimulado una rápida aceleración de la inflación este año en las economías avanzadas y de mercados emergentes, producto de una demanda sólida, la escasez de oferta y el rápido aumento de los precios de las materias primas.

En el artículo Amenazas de inflación en una recuperación de características desconocidas publicado en el blog del FMI, explica que la pandemia ha provocado importantes movimientos de precios en algunos sectores, esencialmente alimentos, transporte, vestimenta y comunicaciones.

Visión equívoca

De acuerdo con el reporte de BBVA Situación México: 4T 2021, los datos parecen indicar de forma clara que la fuerte tendencia alcista y los elevados niveles alcanzados por la inflación este año responden a un cambio en precios relativos. No obstante, las continuas afectaciones a la producción, sumadas a nuevos incrementos en precios energéticos, evitarán un descenso de la inflación en el corto plazo.

El dedo en el renglón lo puso la organización civil Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que de plano aseveró que ningún programa social puede sustituir al trabajo como la puerta de salida sostenible frente a la pobreza.

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