El Premio Global a la Enseñanza se le concedió este miércoles a la profesora de secundaria Keishia Thorpe, que ha dedicado su carrera a educar niños migrantes en Estados Unidos.
Al enterarse de que había ganado, Thorpe, primero rió y luego sollozó con la cabeza enterrada entre las manos: “Sólo doy gracias a Dios por este momento”, dijo.
“Esto es para animar a todos los niños y niñas que se parecen a mí, y a todos los niños del mundo que se sienten marginados y tienen una historia como la mía, y que sienten que nunca han importado”, afirmó Thorpe.
“Debemos asegurarnos de que todos los estudiantes tengan la oportunidad de triunfar y ninguna ley o política debe privarles de ello”, agregó.
Thorpe da clases de inglés a alumnos de 12º curso que están aprendiendo inglés en el International High School Langley Park de Bladensburg, en el estado de Maryland.
Más del 85% de los alumnos de la escuela son hispanos y el 95% se identifican como de bajos ingresos, según la mención del premio.
Thorpe creció en la pobreza en Jamaica, antes de emigrar a Estados Unidos con una beca de atletismo. Mientras estudiaba, fue voluntaria como tutora en una escuela del centro de la ciudad, y se inspiró para convertirse en profesora cuando vio la falta de oportunidades a la que se enfrentaban los estudiantes.
Al Premio Global a la Enseñanza se le describe a veces como el Premio Nobel de los educadores. Fue fundado por la Fundación Varkey, un fondo filantrópico, y organizado en colaboración con la organización cultural de las Naciones Unidas, UNESCO, que tiene su sede en París.
El año pasado, el premio fue concedido a Ranjitsinh Disale por su labor de enseñanza a niñas, la mayoría de ellas procedentes de comunidades tribales pobres, en una escuela de un pueblo del oeste de la India.