La Dirección de Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) funda Trabajos del Observatorio Teatral, área de investigación para generar información con encuestas nacionales sobre la función cotidiana del arte dramático mexicano, dando a conocer un primer estudio intitulado Operación de los espacios escénicos en México.
Este análisis, publicado por la página de internet teatrounam.com, exhibe la falta de marcos jurídicos y normativos que rijan a los escenarios, la necesidad de generar acciones de descentralización y el crear apoyos económicos para mantenimiento de salas, así como la reconquista de públicos, entre otros asuntos.
Juan Meliá, titular de Teatro UNAM desde 2019, cuenta por teléfono que al reflexionar en plena pandemia cómo debe ser el regreso de las actividades presenciales, surgieron las interrogantes: ¿Qué necesitarán nuestros diversos públicos? ¿Qué requerirán las compañías y colectivos? ¿Qué anhelan las personas y especialistas que se dedican a un arte tan vivo y tan dependiente del “ritual de lo físico” como es el escénico, en un momento tan complejo y pleno de incertidumbre que nos ha tocado vivir?
Artista visual y gestor cultural, Meliá explica que el proyecto Trabajos del Observatorio Teatral nació durante el pico más alto del covid-19:
“En el impacto del aislamiento y en medio de dicha urgencia pasaron muchas cosas, entre ellas la necesidad de los gremios por juntarse, conocerse e intentar ponerse de acuerdo de una manera más colectiva sobre cuáles eran las urgencias que se estaban viniendo encima. La UNAM efectuó estudios, el primero en torno al impacto del covid-19 en las personas que trabajan en el sector cultural en México, y el siguiente centrándose en cómo la pandemia afecta los hábitos y consumo cultural.
“Sobre los teatros nos hacían falta muchos datos y era fundamental laborar colectivamente. No eran sólo opiniones personales, sino buscar información que nos ayudara a poseer una mejor radiografía de nuestras formas de operar y señalara en qué andábamos bien o mal como comunidad, y hacia dónde podríamos entre todos generar procesos de mejorar tanto en ámbitos públicos, independientes y privados. Así nace el Observatorio.”
En cuanto al primer estudio Operación de los espacios escénicos en México, el también académico y exdirector de Difusión Cultural de la Universidad de Guanajuato explica que se enfoca en los lugares teatrales, cualesquiera que sean sus formatos y procesos del trabajo.
El periodo de recolección de los datos de la encuesta fue del 14 de diciembre de 2020 al 28 de septiembre de 2021, “algo complicado porque muchas instancias y teatros estaban cerrados”.
Juan Meliá, asimismo excoordinador Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (2011-2017) y exsecretario ejecutivo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2017-2018), argumenta que se deseaban conocer aspectos como: ¿Cuánta gente trabajaba en los teatros, tanto públicos como independientes y privados? ¿Cómo está contratada y si tiene prestaciones o no? ¿A quién pertenecen los teatros?
“Es decir –apunta–, toda esa información que uno comenta y platica entre el gremio, pero de la que no se contaba con ninguna referencia. Y aparte, dicho primer análisis no posee una sola lectura, sino que puede verse desde muchos intereses. Por ejemplo, los lugares independientes pueden leer específicamente las respuestas que ellos proporcionaron.”
En Operación de los espacios escénicos en México se identifica que el predio de los teatros es 68.6% público y 31.4% privado. En la Ciudad de México, 72.1% son espacios públicos y 25.6% independientes. En el norte del país, 59.2% son públicos, 3.9% privados de operación pública y 26.9% independientes. Al sur, 54.7% son públicos y 35.3% independientes. En el centro, 57.9% públicos y 36.8% independientes. Sobre bajo qué régimen fiscal operan los sitios: 51.7% corresponden a asociaciones civiles, 24.1% a alguna persona física, 13.8% a persona moral y 10.4% a sociedades anónimas de capital variable. Respecto a qué tipo de contratación posee el personal que labora en los lugares, el resultado suma 21.9% a trabajadores permanentes, 10.5% a temporales y mixtos 67.6%.
Sergio Ramírez Cárdenas, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara, hace el análisis del primer estudio Operación de los espacios escénicos en México, y escribe:
“Una de las lecciones que nos ha dejado la pandemia es la evidencia de lo poco y mal que nos conocemos como comunidad o comunidades culturales. Cuando en sus inicios nos preguntamos: ¿Cuántos somos?, ¿cómo trabajamos?, ¿cuántos recursos generamos? y ¿cuánto necesitamos para subsistir a la emergencia?, no teníamos respuestas claras que pudieran dirigir nuestras demandas o nuestras acciones.”
El además gestor cultural, músico y pedagogo se ocupa del problema del centralismo:
“La Ciudad de México tiene aproximadamente 20% de la población nacional, podemos observar que, no obstante que puede constatarse en distintas regiones del país un desarrollo de la infraestructura escénica en los últimos años, el fenómeno centralista se mantiene con fuerza.
“Esta tendencia centralista se sigue acentuando con inversiones como la del Proyecto Chapultepec Naturaleza y Cultura, que destina un alto porcentaje del presupuesto cultural federal a infraestructura de la capital del país.”
A su vez, Meliá comunica a este semanario su mayor inquietud:
“La preocupación más grande, y no sólo lo dice este estudio, es con el público y los ingresos y egresos. Todos debemos esforzarnos mucho más por incrementar el público teatral. Debe ser nuestro gran objetivo para los próximos años. Con lo difícil que ha sido la pandemia, a la gente la debemos volver a enamorar de nuestra disciplina. Por supuesto que el que adora el teatro, va al teatro; pero es necesario incrementar la asistencia y ahí tenemos que enfocarnos todos: los medios informativos, los productores, las escuelas, los creadores, en fin… ¡Será una gran tarea eso!”
Acaba con un resumen:
“Si bien existen diferentes apoyos económicos, sobre todo para que las obras existan y se presenten, hay que reforzar la producción de obras. Además, es claro lograr que los montajes no sólo ofrezcan 12 funciones o se presenten nada más en el lugar donde son producidos, sino que puedan obtener una mayor movilidad. Igual, falta el hábito del teatro en espacios abiertos en nuestro país. Y las salas necesitan también una atención particular, ambas, las públicas y las independientes, en mejorar su equipo, no hay apoyos para eso en el país, y elevar sus condiciones legales y laborales.”
Con información de Proceso.