“Pido clara y puntualmente a la UNAM que destituya a estos tres profesores”, dice Liliana Cano, a más de un mes de que su hija, Ietza Abril Soler Cano, estudiante de la Preparatoria 3 “Justo Sierra”, se quitó la vida a causa del presunto bullying que le hacían sus maestros de Inglés, Matemáticas y Geografía.

En entrevista con Proceso, cuenta el doble pesar que ha tenido que vivir los últimos días: primero, por la muerte de su hija y, después, por el desinterés y los tonos de algunas autoridades universitarias frente a su demanda por obtener justicia y evitar que otros adolescentes pasen lo mismo que Ietza Abril.

“Tengo entendido que el rector está enterado de la situación”, dice y quiere creer que le brindarán el apoyo para que se le haga justicia.

También recuerda la sensibilidad y el modo de ser de su hija; así como los primeros pasos que daba hacia la juventud y que ya no pudo seguir por verse atrapada ante el acoso docente.

La muerte de la adolescente de 15 años, el pasado 25 de abril, generó que casi un mes después, el 22 de mayo, estudiantes de la Preparatoria 3 comenzaran un paro de actividades para exigir la destitución de los profesores Luz Marina Castro de Matemáticas, Daniel Calvillo de Geografía y María Gabriela Reveles de Inglés porque, igual que ella, también eran víctimas de sus malos tratos.

Una semana más tarde, los alumnos organizados lograron abrir una mesa de diálogo en la que convocan a otros estudiantes víctimas a denunciar a dichos profesores y, con ello, lograr su expulsión. Este lunes 29, se cumple una semana de paro en el plantel.

“Esquela con una foto bonita”

Liliana Cano, recuerda que, tras la muerte de su hija, las autoridades del plantel no le brindaron orientación ni acompañamiento. Por el contrario, minimizaron la situación y hasta le hablaron con un tono que pareciera amenazante:

“Nos dijeron ‘le podemos hacer una esquela, mándenos una foto bonita’. Y ese fue todo el anuncio”.

En el transcurso de los rosarios dedicados a su hija, la inconformidad de su madre aumentó: “voy despertando y dándome cuenta que esta situación no es posible… No es posible que estas personas persistan haciéndole tanto daño a los estudiantes hasta este punto”.

En el teléfono celular de Ietza, Liliana encontró conversaciones en las que ella dijo: “Marina, Daniel y María son los que me atormentan… Me agota mentalmente estar en la prepa, apenas entro y estoy triste, enojada, cansada y ansiosa”.

Luego se enteró que dichos profesores le decían que no era “apta”, que sus estudios eran “limitados” y hasta se burlaban de su letra y su tono de voz. También se enteró de que los docentes ya tenían denuncias por malos tratos contra otros alumnos en años anteriores. Por todo ello, decidió poner una demanda contra los mentores para exigir su destitución.

Con ayuda de su hijo mayor contactó a Defensoría de los Derechos Universitarios de la UNAM y puso la denuncia correspondiente contra los profesores Luz Marina Castro, Daniel Calvillo y María Gabriela Reveles. Entonces, descubrió que éstos ya contaban con un historial de quejas por malos tratos hacia los alumnos:

“No solo es mi dicho, si usted entra las redes (sociales), a las mías y a las de los colectivos se va a dar cuenta que las quejas contra estas personas son reiterativas y que las actitudes, humillaciones, maltratos, denigración, discriminación, son reiterativas”, detalla.

Y aunque dice que ha pedido hablar de frente con los docentes señalados, no se lo han permitido. Peor aún, hasta el 26 de mayo, éstos no se han pronunciado ante la situación.

La madre de Ietza asegura que el 24 de mayo Denisse López López, jefa de la Oficina Jurídica de la Preparatoria 3, le llamó por teléfono y le dijo: “están tomando las instalaciones con violencia, entonces yo le notifico que eso va a retrasar el proceso de su denuncia”.

La madre le reviró: “las inconformidades que sus estudiantes tienen con sus autoridades son una cuestión interna, eso no tiene por qué afectarme a mí. No voy a permitir que me amedrente, ni que me esté condicionando el proceso de mi hija”. Después de esa conversación, la abogado no le volvió a llamar.

“El rector Graue está enterado”

Tras la respuesta de las autoridades de la Preparatoria, se le pregunta:

-¿Tiene alguna petición directa con el rector de la Universidad, Enrique Graue, o ha tratado de hablar directamente con él?

-Tengo entendido que el rector está enterado de la situación, tuve contacto con autoridades de otras instancias más competentes. Tengo entendido que ya es de su conocimiento. Yo no lo he solicitado porque quiero creer que sí se me va a brindar el apoyo”, responde.

Respecto a la denuncia presentada ante la Defensoría universitaria, comenta que hay un plazo de 20 días para que las autoridades respondan: “tienen que darme una respuesta para el 14 de junio, se deben de cumplir los plazos y ellos tienen que seguir trabajando en mi denuncia”.

Liliana Cano espera que el caso de su hija trascienda para que se genere un cambio en la relación entre los padres de familia y las autoridades académicas:

“Yo espero que la UNAM no tenga miedo que los padres de familia se conozcan. Yo espero que la UNAM no tenga miedo de que sus profesores muestren la cara y se responsabilicen directamente con lo padres de los estudiantes que están atendiendo”.

Considera que el sistema de enseñanza debe tener cambios y que a los profesores se les exija más preparación:

“Se les debe exigir una preparación psicopedagógica urgente. Están atendiendo a una generación sobreviviente de una pandemia, además de todos los problemas familiares, sociales, culturales que generó esta pandemia al interior de las familias. Creo que tienen muchos, muchos cambios que hacer en los sistemas”.

“Apenas iba a sus primeras fiestas”

La voz de Lilina Cano se quiebra cuando recuerda a su hija. Sus días comenzaban a las 04:45 horas, cuando despertaba y comenzaba a prepararse para ir a la preparatoria.

“Ietza era dulce, tierna, una niña de casa; apenas la empezábamos a llevar a sus primeras fiestas”, dice. Amaba a su hermano y él hoy en día espera volver a verla”, dice.

Luego, hace una pausa para hablar del carácter de su hija: “Ietza era muy sensible, situación que aprovecharon estas personas abusivas para pisotearla, para lastimar su dignidad, para acabar con su seguridad… Su timbre de voz no era alto y el día que ella habló más alto le dijeron que gritaba”.

Liliana Cano enfatiza que continuará con los procesos necesarios para conseguir justicia para su hija:

”No me importa si me va la vida en esto, pero voy a honrar su memoria. Ella va a tener justicia y haré lo que esté en mis manos para evitar que otras familias se rompan por la estupidez, por el resentimiento por la maldad por lo menos de estas tres personas”.

La organización estudiantil

La mañana del 22 de mayo, integrantes de distintos colectivos estudiantiles, así como familiares y amigos de Ietza Abril convocaron a una marcha de la avenida Eduardo Molina y Pelícano a las instalaciones de la Prepa 3, donde colocaron lonas y carteles que decían: “#LevantemosLaVozPorIetza” y “#JusticiaParaIetza”.

El 24 de mayo se entregaría el plantel, pero ante la falta de respuesta de las autoridades, comenzó un segundo paro del que derivó una mesa de diálogo entre estudiantes y autoridades el viernes 26 para tratar las demandas particulares de la comunidad estudiantil, y la destitución de los profesores que acosaban a Ietza Abril.

En la página de Facebook “Justicia para Ietza prepa 3 UNAM” se lanzó una convocatoria para que los alumnos que hayan sufrido malos tratos de los profesores Marina Castro, María Reveles y Daniel Calvillo presentaran sus respectivas denuncias. En el mismo espacio, se informó que las denuncias se harían en la Preparatoria 9 “Pedro de Alba”, pues el plantel 3 sigue el paro de actividades.

De Apro.

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