Son varios los hechos que muestran cómo miembros del crimen organizado han sometido, privado de la libertad, golpeado y asesinado a elementos del Ejército y la Guardia Nacional.

El secuestro de dos mujeres de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación, esto el pasado 28 de abril en Puerto Vallarta, Jalisco, es uno de ellos.

La amenaza directa de un líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), a un a un comandante de la Marina situado en Marquelia, municipio de esa entidad, muestra el poder de grupos relacionados con cárteles del narcotráfico por encima de las fuerzas castrenses.

“Te pensaba manear (balear) y ponerte en el puente, carnal… pero por el presidente municipal que es nuestro amigo y nuestro mando aquí, vamos a dejar esto así y respeto te pedimos”, le dijo uno de los jefes del UPOEG al marino, el cual terminó cediendo, hecho suscitado el cuatro de mayo.

Lo más reciente fue la persecución en Nueva Italia, en Michoacán, donde presuntos delincuentes armados obligan a huir a miembros del Ejército, quienes sin respuesta salen a toda velocidad de la ciudad.

Esta escalada de violencia en contra de las fuerzas armadas se puede incrementar debido a la estrategia de contener al máximo cualquier tipo de acción violenta y reacción por parte de los elementos castrenses, explicó el profesor investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), Andrés Sumano.

“Lo que tenemos es una Guardia Nacional saturada, con muchos problemas al interior como la falta de equipo, corrupción, falta de capacitación, descoordinación; van apagando fuegos de un lugar a otro sin poder tener una presencia más permanente y que simplemente no da para cubrir el territorio nacional”, apuntó.

“El crimen organizado sabe que la reacción de las fuerzas armadas ante la agresión siempre va ser primero tratar de replegarse. Lo que se prevé es que la violencia respecto a los elementos de la Guardia Nacional y en el país vaya en aumento”, advirtió.

Y previó un escenario de suma violencia, uno que ya se vive en varias partes del país.

La necesidad de un ajuste que no está sucediendo en el Gobierno Federal, así como la falta de amenaza del uso de la fuerza creíble en contra de la delincuencia abonan a que la impunidad se siga multiplicando y en algunos Estados recrudeciendo.

“No puedes tratar a todos los grupos criminales por igual porque eso sería incentivar precisamente el comportamiento violento de los grupos criminales, tú tienes que responder más fuerte a aquellos grupos criminales que sean más violentos”, consideró Sumano.

Además, la falta de confianza en las policías locales por su posible infiltración y corrupción, han obligado desde el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) a que sea el Ejército el que realice las labores de combate de los capos y sus organizaciones, detalló el académico.

FOTO: CARLOS ALBERTO CARBAJAL/CUARTOSCURO.COM

“El peor escenario donde veríamos más violencia sería un escenario en el cual haya una alta competencia entre grupos criminales como sucede en gran parte del territorio nacional, incluyendo Baja California, y una baja capacidad de respuesta por parte del Estado para contener o responder a esa violencia”, dijo el investigador del Colef.

Para finalizar, este último mencionó que el despliegue de elementos castrenses para tratar de contener al crimen organizado en territorio nacional seguirá padeciendo si se mantiene la política de evadir los enfrentamientos, situación que de alguna u otra manera han aprovechado los grupos delincuenciales.

Mientras tanto, el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, sigue dando el “espaldarazo” a los militares.

“Tanto la Secretaría de la Defensa, la Marina, la Guardia Nacional, tienen formación para evitar los enfrentamientos y que se use más la inteligencia que la fuerza”, dijo durante su mañanera de este 12 de mayo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí