CIUDAD DE MÉXICO 17 de noviembre (apro).- La Alianza por la Salud Alimentaria aseguró que la industria de alimentos ultra-procesados y bebidas azucaradas aprovechó la pandemia para promocionar sus productos de forma agresiva y limpiar su imagen apoyando la respuesta contra el covid-19.

La organización retomó el informe “Enfrentando dos pandemias: Cómo la gran Industria de Alimentos y Bebidas socavó la salud pública en la era del covid-19”, de la organización no gubernamentel Global Health Advocacy Incubator (GHAI), donde se señala que corporaciones como Coca-Cola, McDonald’s, Nestlé y PepsiCo promovieron sus alimentos a poblaciones vulnerables en todo el mundo e intentaron bloquear, directa e indirectamente, políticas alimentarias saludables.

La GHAI recopiló más de 280 ejemplos de 18 países entre marzo y julio de 2020, en los que las empresas posicionaron sus productos como esenciales y seguros, equiparando seguridad alimentaria con alimentos saludables, poniendo a la población en mayor riesgo de complicaciones y mortalidad por coronavirus.

Las marcas donaron productos ultra-procesados a niños en programas escolares y poblaciones de bajos ingresos. También donaron y promocionaron leche en polvo para bebés, incumpliendo el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.

De acuerdo con el documento, en México Nestlé se asoció con FEMSA y YZA Pharmacy para donar fórmula para bebés en comunidades vulnerables de Veracruz y el sureste de México, por cada compra que se hiciera de esa fórmula o leche para niños.

Además, las empresas financiaron plataformas educativas en línea para ayudar a niños a aprender durante la cuarentena, combinando el marketing con la información educativa y posicionándose como fuentes de información relacionada con la salud.

Por un lado, circularon una narrativa de salud y bienestar, y por otro aprovecharon la pandemia para retrasar las políticas alimentarias saludables, como en México, donde intentaron posponer la implementación de la nueva ley de etiquetado frontal de advertencia.

También promovieron la comida chatarra como un tónico para tiempos difíciles, vinculando la comida poco saludable con sentimientos atractivos como la comodidad, la nostalgia y la unión familiar, y relacionaron sus alimentos y bebidas ultra-procesados con causas benéficas, ayudando a los consumidores a sentirse bien con compras poco saludables.

De acuerdo con la GHAI, estas intervenciones corporativas permitieron a la industria mejorar su imagen, fortalecer sus marcas, aliarse con los tomadores de decisiones para ganar influencia política y posicionar sus negocios como socios de salud pública durante la emergencia, por lo que la ONG subrayó la necesidad urgente de políticas de alimentación saludable basadas en evidencia, así como protocolos que regulen los conflictos de interés en todo el mundo.

Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, destacó que estas políticas “ayudarán a los consumidores a tomar decisiones nutricionales más saludables en momentos de vulnerabilidad como éstos”, y recordó que los gobiernos “deben priorizar la salud pública por encima de los intereses y las ganancias privadas”.

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