Hace más de un milenio, intrépidos navegantes atravesaron vastas extensiones del Océano Pacífico en canoas de doble casco para llegar a las lejanas islas de la Polinesia, la última región habitable del planeta en ser habitada por personas.
Un estudio genético publicado el miércoles ha descifrado el momento y la secuencia de este asentamiento en una zona que abarca alrededor de un tercio de la superficie de la Tierra, con Samoa como punto de partida, mientras que Rapa Nui, también llamada Isla de Pascua, y otros lugares conocidos por las estatuas megalíticas fueron de los últimos en ser alcanzados.
“Muchas de las distancias eran inmensas”, dijo el genetista computacional de la Universidad de Stanford Alexander Ioannidis, autor principal de la investigación que aparece en la revista Nature.
Por ejemplo, el estudio descubrió que Rapa Nui fue asentada en torno al año 1210 d.C. tras un viaje en mar abierto que cubrió unos 2.575 kilómetros. Los historiadores creen que grupos familiares de entre 30 y 200 personas navegaban a la vez a bordo de canoas de doble casco que funcionaban de forma similar a los catamaranes modernos y utilizaban una vela latina o triangular.
Los datos genómicos de 430 personas actuales de 21 poblaciones insulares del Pacífico ayudaron a desentrañar la historia genética de la Polinesia.
“Cada individuo vivo conserva un registro genético de todos los antepasados de los que heredó su ADN, por lo que al analizar juntos cientos de individuos podemos crear una red genómica en la que se pueden inferir conexiones, patrones de división y fechas”, dijo el genetista y coautor del estudio Andrés Moreno-Estrada, de la red de centros de investigación CINVESTAV de México.
La investigación comprobó que los primeros viajes fueron desde Samoa a Fiyi y Tonga y después a Rarotonga, en las Islas Cook, en el siglo IX. En el siglo XI, las islas Tōtaiete mā o Islas de la Sociedad fueron las próximas, seguidas en el siglo XII por Tuha’a Pae o Islas Australes y el archipiélago de Tuamotu.
Con el tiempo, en los siglos XII y XIII, los navegantes de Mangareva, en las islas Gambier, llegaron a Te Henua’enana o islas Marquesas, Rapa Nui y Raivavae, lugares donde se crearon megalitos como las monumentales estatuas de piedra con cabeza y torso de Rapa Nui, conocidas como moai.
“Es uno de los capítulos más impresionantes y fascinantes de la expansión humana y la exploración a larga distancia”, dijo Moreno-Estrada.
Ha habido un debate permanente basado en los restos arqueológicos sobre cuándo se asentaron las islas polinesias.
“Desentrañar estas historias no sólo es un reto fascinante, sino también una demostración increíble que las poblaciones modernas siguen conectadas físicamente a las historias de sus antepasados”, dijo Ioannidis.
Aunque Samoa fue el trampolín para el asentamiento de la remota Polinesia, los investigadores la calificaron de mera parada intermedia en una expansión humana regional más amplia en el Pacífico que comenzó en Taiwán hace unos 4.000 o 5.000 años. Se cree que Samoa fue asentada hacia el año 800 a.C.
Con información de Reuters.