Baja California sufre los estragos de las pugnas entre grupos criminales, que trafican personas y droga a través de la frontera, se asesinan entre ellos y enfrentan a las fuerzas estatales y federales. Esos generadores de violencia son los cárteles de Sinaloa, de Caborca y de Jalisco Nueva Generación, con sus respectivas células y brazos armados, que se disputan a balazos cuatro corredores de trasiego de fentanilo y metanfetaminas en varios municipios sonorenses y del Valle de Mexicali.

Marina del Pilar Ávila Olmeda llevaba 21 días como gobernadora de Baja California cuando una avioneta cargada con 187 paquetes de fentanilo aterrizó en el ejido Hermosillo, en la jurisdicción de la capital del estado, Mexicali. La aeronave alzó vuelo en Sinaloa.

La droga fue confiscada y los tres tripulantes detenidos por elementos de seguridad estatal, de la Sedena y Guardia Nacional. Dos semanas después, el 8 de diciembre de 2021, un comando abrió fuego contra elementos de la Guardia Estatal que estaban en el Valle de Mexicali.

Los agresores huyeron en dos camionetas pick up, una de ellas modelo Tacoma, rumbo a San Luis Río Colorado, en el vecino estado de Sonora. Fuentes de seguridad consideran que pudo estar implicado el grupo de Ismael El Mayo Zambada.

En la persecución los agresores pasaron por el ejido Estación Coahuila; ahí se les sumaron dos vehículos del grupo criminal, pero finalmente huyeron. Al ejido Estación Coahuila lo separa un callejón del poblado B. Sánchez, que ya forma parte de San Luis Río Colorado.

El 20 de mayo pasado, Juan Carlos Real Niebla, El Mocho, sicario de La Plaza –el brazo armado del Cártel de Caborca que encabezan Rafael Caro Quintero y sus sobrinos– fue ejecutado en Rosarito, Baja California.

Junto con Mexicali, Caborca forma parte del corredor de trasiego de droga que va desde Sinaloa hasta la frontera de Baja California, para llegar a Estados Unidos.

Desde Cajeme (Obregón), pasando por el puerto de Guaymas hacia la ciudad de Hermosillo, atravesando Caborca, Santa Ana y San Luis Río Colorado, todas ciudades de Sonora, se estableció un corredor de droga que se disputan diversos grupos.

El investigador José Andrés Sumano Rodríguez, quien ha estudiado en el Colegio de Sonora la violencia y presencia del crimen organizado en esa entidad, dice en entrevista que al tomar la Secretaría de Marina los principales puertos –Manzanillo en Colima y Lázaro Cárdenas en Michoacán–, los grupos criminales migraron hacia Guaymas.

De ahí que la violencia se incrementó en Sonora, pues mientras las dos células se disputan el control del Cártel de Sinaloa, ahora también lo hacen por separado con el Cártel de Caborca, cuyo mando atribuyen las autoridades a Rafael Caro Quintero, su hermano Miguel Ángel y sus sobrinos.

El 21 de mayo de 2021 el secretario de Marina, almirante Rafael Ojeda Durán, alertó de las nuevas rutas para traficar fentanilo a las cuales estaban migrando los grupos criminales “ante el reforzamiento de seguridad en los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas”.

Frontera insegura
De acuerdo con el mapa de la incidencia delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), Baja California se ubica en el cuarto lugar con más delitos cometidos de enero a mayo de este año, llegando a 32 mil 870, mientras que Sonora registra 10 mil 852.

Estas cifras se refieren a la privación de la libertad, enfrentamientos entre diversos grupos por control de plazas, trasiego de droga –en especial metanfetaminas y fentanilo– y disputas por el tráfico de personas. Y del lado de las policías municipales y estatales, a la captura de varios cabecillas del crimen organizado.

En entrevista, Pedro Ariel Mendívil García, director de Seguridad Pública Municipal de Mexicali y quien asumió el cargo el 16 de diciembre pasado, acepta que antes de su llegada llegaban denuncias ciudadanas sobre personas armadas dos o tres veces por semana.

“La denuncia era sobre un convoy armado, con cinco o 10 unidades desplazándose en la zona norte y la zona sur del Valle de Mexicali. Y los reportes que hacían eran: sin novedad, se perdieron, no se localizaron; o de plano los agentes no llegaban al lugar”.

A los 10 días de que Mendívil asumiera el cargo, llegó al C4 una denuncia ciudadana sobre personas que disparaban. Al llegar al lugar inició la persecución de un vehículo, cuyo conductor chocó y así se detuvo al segundo hombre del Mayo Zambada en el Valle de Mexicali: Eduardo Barajas Lozano, El Omega.

Con información de Proceso.

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