(Proceso)- Graves fricciones entre las autoridades europeas y los directivos de Pfizer/BioNtech, Moderna y Oxford/AstraZeneca, empresas que no cumplen con sus compromisos contractuales de abasto de vacunas y perjudican las campañas de inmunización iniciadas en los 27 países de la Unión Europea (UE).
Roces diplomáticos entre Bruselas y Gran Bretaña, nación acusada de beneficiarse de un trato preferencial de Oxford/AstraZeneca y de disponer de vacunas producidas en su territorio pero destinadas a la UE. Contrataque de Bruselas, que lanza un proceso de control de exportación de vacunas fabricadas en la UE para garantizar su distribución exclusiva en la zona comunitaria e impedir su envío al Reino Unido.
Ácidas críticas contra los gobiernos de la UE y la Comisión Europea, que negoció en su nombre con las empresas farmacéuticas por la escasez de vacunas, que contrasta con las sumas gastadas para comprarlas por anticipado.
Indignación creciente ante la omnipotencia de esa industria que pretende dictar su ley a un mundo trastornado por la pandemia de Covid-19, imponiendo precios y ritmos de producción.
Llamados cada vez más perentorios para liberar las patentes de la vacuna contra el Covid-19 y convertirla cuanto antes en bien público universal.
Más que nadie, Hervé Chneiweiss está consciente de las tensiones que causa la crisis del coronavirus en Europa y de la situación aun más apremiante que genera en países de ingresos medios y bajos.
Entrevistado en videoconferencia, el neurobiólogo que dirige un laboratorio de neurociencia del Centro Nacional para la Investigación Científica, de Francia, y preside el Comité de Ética del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (INSERM), institución gala de referencia en Europa, y el Comité de Internacional de Bioética (CIB) de la UNESCO, explica:
“El pasado 6 de abril el CIB y la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología, de la UNESCO, advirtieron sobre los peligros del repliegue nacionalista sanitario. Lo hicieron en un documento que sentó las bases de una reflexión y de una respuesta bioéticas a escala mundial para enfrentar el desafío de esta pandemia, insistiendo en la urgencia de trascender las fronteras políticas y geográficas y de rebasar diferencias culturales e intereses nacionales de corto alcance.”
–La iniciativa dista de haber prosperado.
–Lo sé. Sin embargo antes de analizar la candente problemática de producción y distribución de vacunas, me parece imprescindible celebrar la fantástica proeza científica y técnica que acaba de realizarse –precisa Chneiweiss.
Y recalca: “En menos de un año, con grandes esfuerzos y también algo de suerte, la comunidad científica internacional logró concebir y elaborar vacunas totalmente nuevas, dos basadas en ARN mensajero, las de Pfizer/BioNtech y de Moderna, y dos basadas en adenovirus, las de Oxford/AstraZeneca y Sputnik V, del Instituto Gamaleya.”