Mientras el Congreso del Estado de Baja California sigue sin someter a votación la iniciativa que legaliza el aborto en la entidad, grupos de mujeres en Tijuana, Mexicali y otros municipios actúan como una especie de doctoras, al brindar orientación y acompañamiento a mujeres que desean abortar.
Jessica Avilés, acompañante independiente y parte de la Red de Acompañantes de Baja California, explicó que estas agrupaciones nacieron ante un estado que no provee a las mujeres la posibilidad de contar con un proceso de interrupción del embarazo seguro.
“Ante la indiferencia de no garantizar un derecho que es el aborto, las redes nacen como una respuesta para atender esta emergencia que vivimos”, manifestó.
Basándose en un protocolo avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más la experiencia propia y de otras compañeras, Jessica realiza alrededor de cinco acompañamientos de aborto al mes, labor que practica desde el 2016 sin solicitar remuneración o favores a cambio.
“Es algo que estamos creando. No existía y somos las mujeres feministas las que iniciamos. Es una apuesta política por el contexto de ilegalidad que hay en los diferentes estados del país.”
“Lo que hemos tenido que aprender es a desarrollar el acompañamiento porque es es una propuesta de nosotras”, refirió.
A nivel nacional el aborto es permitido bajo ocho causales que son: accidente, violación, peligro de muerte, inseminación artificial no consentida, malformaciones congénitas, riesgo de salud, causas económicas y por voluntad de la mujer hasta las 12 semana, esto último sólo en Ciudad de México y Oaxaca. Sin embargo, en Baja California sólo las tres primeras son respetadas, de acuerdo al Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
Si una mujer radicada en Baja California decide abortar fuera de esas tres causales, podría ser juzgada y sentenciada a una pena de uno a cinco años de prisión: La mujer es criminalizada por el Estado de Baja California.
“Todas hemos tenido que adentrarnos en el área jurídica, hemos conocido cómo se manejan las leyes, porque el aborto pese a ser un derecho humano no está legalizado o despenalizado totalmente”, recalcó Jessica.
El que el aborto continúe siendo castigado en la entidad, da como resultado caer en manos de clínicas que efectúan la interrupción del embarazo sin profesionalismo, detalló la miembro de la Red de Acompañantes de Baja California.
“Me llegan casos donde la mujer ya está practicando el aborto; a la mujer no la podemos dejar, entonces nosotras estamos haciendo una labor como médicos, pero no somos médicos”, narró.
El tema requiere ser visto desde las perspectivas jurídicas y de salud. Aunque también desde el aspecto económico tiene un papel preponderante al momento que una mujer decide no continuar con el embarazo.
“Ninguna mujer de clase alta se ha acercado jamás a nosotras a pedirnos ayuda, porque ellas tienen los recursos para viajar a otros países o a otros estados donde es legal, tienen información, tienen médicos que lo practican; aunque sea ilegal, pero tienes que tener dinero para pagarlo y aquí en Tijuana hay muchos consultorios, clínicas y hospitales privados donde lo practican, pero tienes que tener el contacto y el dinero para pagar”, subrayó Jessica.
Muchos casos de adolescentes desesperadas, que piensan incluso en el suicidio antes de que sus padres sepan que están embarazadas, son comunes, añadió la acompañante, quien dijo que ante esa y otras situaciones donde el Estado no ampara, sólo queda brindarles apoyo.
“Prefiero ayudarlas a que lleven a término un embarazo no deseado, a que posiblemente una vez nacido lo dejen abandonado en algún lugar, le quieran dar adopción o tal vez no lo logren y se lo queden a la fuerza”, dijo.
“También pensamos en la vida de ese ser que va a nacer no deseado, no sólo en la mujer; ambos pueden estar en un contexto precario y violento, de drogadicción”, agregó la miembro de la Red de Acompañantes de Baja California.
Jessica también habló de un aspecto que no es muy expuesto, pero que es una realidad dentro de las acompañantes: el cansancio emocional y mental ante la labor que realizan, la cual combinan con los diferentes tareas de la vida diaria.
“Sí es muy cansado. Es algo de lo que se habla muy poco, eso es una de las razones por las que a mí me urge que se despenalice el aborto, porque nosotras estamos haciendo al final de cuentas el trabajo que el Estado no quiere hacer: estamos atendiendo una emergencia de salud pública”, expuso.
“A veces es súper complicado porque tengo una vida, tareas, trabajo y te escriben y estás consciente de que si no ayudas esa mujer puede morir”, recalcó.
La lucha por legalizar el aborto en Baja California y otros estados es algo que continúan empujando los diferentes grupos de acompañantes que hay en el país, no obstante, sigue habiendo dudas dentro de estos sobre los alcances que podría abarcar la interrupción legal del embarazo.
Ante la incertidumbre, Jessica prevé que su trabajo y el que hacen las redes en Baja California siga siendo solicitado por mujeres embarazadas que no encuentren soporte en las instituciones de salud.
“En todas partes que se ha legalizado es hasta las 12 semanas de gestión, pero si llegan con 14 o 15 semanas las rechazan, entonces recurren a nosotras porque acompañamos hasta cualquier semana: siempre va haber mujeres que quieran abortar con más semanas de embarazo y nosotras vamos estar ahí”, afirmó.
Dijo que el procedimiento que ellas llevan a cabo está orientando a vivirlo como un derecho humano, acompañando de forma emocional, una forma que no saben si se replicará en los hospitales.
“A lo mejor las mismas mujeres al no recibir un trato digno van a recurrir a nosotras, la idea es seguir generando más redes de aborto y más acompañantes”, consideró.
Por el momento, el actual Congreso del Estado de Baja California se ha dedicado a votar de manera inmediata incrementos de impuestos, leyes para ampliar y luego reducir el período de gestión del gobernador en turno, pero nada de la legalización del aborto.
El hecho de que el Estado siga ignorando un derecho que las mujeres han reclamado a través de manifestaciones, pintas y documentos, muestra a un gobierno lejano, que no alcanza o no quiere ver las necesidades ciudadanas, mismas que terminan siendo resueltas por la propia gente, en este caso las redes de acompañamiento.
“Es muy importante visualizarlo como una emergencia que se está atendiendo, no es un activismo cualquiera, es una emergencia de salud pública por la indiferencia del Estado de Baja California al no garantizar el derecho del aborto”, concluyó Jessica.