La política y el futbol, esos dos fenómenos sociales que parecen inherentes a las sociedades, tienen en México un triste desempeño, adornado de ilusiones efímeras, criticable hasta donde usted quiera.
Qué jodidos estamos. Ni en una, ni en otra.
Ta´ cabrón comparar la polaca y el chútale, o por lo menos eso dicen los “que saben”. En realidad, no hay contrastes, tanto senadores y presidentes, como jugadores y directivos, responden a un mismo lugar, al que dicta el negocio, al de los empresarios.
Nada bueno, nada ha mejorado con esto, ¿verdad?
Los hombres que han vestido y el que hoy porta la banda presidencial, los que ocuparon y el que hoy dirige a la Selección Mexicana de Futbol, han dejado más lamentos y deudas que celebraciones.
Veo a un Andrés Manuel tan preocupado (como todo político) por no verse mal ante la sociedad, por no mostrar los fallos del gobierno, al grado de dedicar mucho de su tiempo a desdeñar a medios de comunicación que considera no dicen la “verdad”, la verdad que el presidente quiere que sea.
Se sabía que AMLO no iba a cambiar a México por completo, esta tan amañada la política en el país que no había esperanza de un nuevo Estado.
Lo que sí se esperaba que realizara, eran una serie de acciones tan pregonadas por él mismo: como juzgar a expresidentes, devolver el dinero que funcionarios corruptos robaron, luchar contra la corrupción, de todas estas, ninguna se ha cumplido.
Por el contrario, el país “vive”, o descrito de mejor manera, sobrevive a base de un gran esfuerzo, se tenga o no estudios, se sea comerciante o empleado. Exceptuando a la clase rica, todos los demás, tienen no solo que ganarse el pan en un lugar donde la economía es mala, con inflación, también hay que lidiar con la inseguridad del crimen organizado.
De qué sirve que haya inversión en escuela si la delincuencia está impregnada hasta el interior de las aulas, “jalando”, engañando a niños y adolescentes para que formen parte de las filas que dan vida al mercado negro y sus múltiples negocios ilícitos.
En la cultura, el deporte, la ciencia, igual que en pasados sexenios, cada quien se rasca con lo que tiene, porque son pocas las becas o con montos que no son suficientes para estudiantes de educación superior, posgrados, ni se diga los deportistas, los del área de ciencias.
Muy sombrío el panorama, nada que aliente.
La riqueza que tiene México es su peor carga. Todos han querido aprovecharse, en especial la clase política, las familias de empresarios.
Esas familias también dominan el futbol, pero solo en lo monetario, porque a la hora de elegir proyectos, técnicos, no han sabido, exceptuando algunos casos como el del Flaco César Luis Menotti, al cual no se supo aprovechar por más tiempo.
En un territorio extenso como es México, con más de 120 millones de personas, no se puede encontrar un 11 ideal.
Talento hay de sobra, pero los intereses comerciales, en especial el de representantes que quitan y ponen directores técnicos y jugadores, han hecho que no se logre ni siquiera el famoso quinto partido, al cual solo se accedió cuando se jugó de local en 1986.
Además, a estas alturas en que beneficia llegar a cuartos de final del mundial si no se sabe cómo, ni bajo qué conceptos que inicien en fuerzas inferiores y concluyan en la selección mayor, seguramente de poco o nada serviría.
Al día de hoy pensar en ese quinto partido no ocupa las preocupaciones de los aficionados, menos del Tata Martino, quien está más ocupado por ver cómo califica a México a la justa de Qatar.
La situación se puso mal para este último y para los empresarios, quienes no quieren ver cómo se pueden ir millones de dólares si el Tri no logra el pase al mundial.
Situado en el tercer lugar de la clasificación, el equipo de Martino no encuentra un estilo. A parte, le sigue dando espacio a jugadores que si bien tienen talento demostrado, ya no tienen que estar en la selección por una cuestión generacional, hablamos de Héctor Herrera, Andrés Guardado, Héctor Moreno.
Es tiempo de jugársela con jóvenes como Alexis Sánchez, Diego Lainez, Johan Vázquez, Carlos Rodríguez, incluso Marcelo Flores.
Se ve difícil que el Tri pueda llegar a cosas interesantes en el futuro inmediato porque, repito, no hay una idea de juego y la que se trata de desplegar, no ha dado frutos que hablen de un avance significativo en la cancha.
No le veo futuro ni a AMLO, mucho menos al Tata Martino.
Ambos pudieran hacer cosas maravillosas con la materia prima que hay en el país. Lamentablemente acá en México el hambre por el dinero, la corrupción, la inseguridad, los intereses personales, matan las posibilidades y las ilusiones de los hogares, de la cancha, de todo.