En una de las líneas de Una mujer sin importancia, escrita por Óscar Wilde, se lee: “El mundo siempre se ha reído de sus propias tragedias; es la única manera como puede soportarlas. En consecuencia, todo lo que el mundo ha tratado seriamente pertenece al lado cómico de las cosas“.
Alguien que ejemplificó bien lo que dice Wilde es Chava Flores. Sus melodías hablan del folclor de la vida del entonces Distrito Federal: la inauguración de una pulquería con curados de piña y melón, las diferencias entre el metro y los camiones de ruta, una quinceañera de 30 años, pero también causan risa sus interpretaciones sobre la pobreza, las carencias del barrio y los anhelos de la clase baja.
Tal vez uno de los temas más populares de Salvador sea ¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano? En él hay una estrofa que dice:
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
Deja el tesoro que Cuauhtémoc fue a enterrar;
Cuántos centavos se te escapan de la mano
Buscando un taxi que jamás te ha de llevar.
Ahora, y una disculpa por el cambio abrupto en el texto, la lista de los posibles presidenciables para el 2024:
Marcelo Ebrad, Enrique Alfaro, Javier Corral, Margarita Zavala (otra vez), Enrique de la Madrid, Tatiana Clouthier, Alfredo del Mazo, Claudia Sheinbaum, y hay quienes agregan a Luis Donaldo Colosio Riojas (Sin contar a Lilly Téllez).
Me pregunto, y seguramente usted también, quién de ellos puede ser un buen chófer para ese taxi descompuesto llamado México.
Ninguno.
Todos responden y están hechos bajo la (i)lógica partidista. Envueltos en esa telaraña que responde en primera instancia a los intereses de los dueños de empresas, narcotraficantes, a los de Estados Unidos, y muy al último, a las necesidades de las personas.
Esto no es nuevo. ¿Por qué pensar que el próximo candidato puede significar, ahora sí, el cambio tan esperado?
Volvamos a Wilde.
Todas las formas de gobierno son un fracaso. El despotismo es injusto con todo el mundo, incluso con el déspota, quien probablemente estaba hecho para mejores cosas.
Las oligarquías son injustas para la mayoría, y las oclocracias son injustas para las minorías. Alguna vez se fundaron grandes esperanzas en la democracia; pero democracia significa simplemente el garrote del pueblo por el pueblo y para el pueblo.
Bajo la bandera de la democracia y un sistema complejo para ser candidato a presidente, la lista de nombres para las elecciones del 2024 se limita a los que el sistema ha creado.
El espacio para personas que no obedecen a la clase política no existe, incluso las llamadas candidaturas independientes han sido acaparados por gente ligada a los partidos políticos.
No se ha visto a una activista, o líder vecinal, una madre, o cualquier que no tenga pasado partidista, es decir, y como bien lo dice el escritor irlandés, la democracia es solo una faramalla para hacer creer que estamos eligiendo.
Tal vez lo más triste e incluso desesperante de todo esto, es que el futuro inmediato no luce nada prometedor, ya que el sistema se sigue encargando de proteger lo que más le importa: el poder, la toma de decisiones.
Reviso de nuevo la lista de presidenciables y pienso que puede ser una canción de Chava Flores.
Ayer fueron López Portillo, De la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto. Hoy es López Obrador, mañana puede ser Ebrad, luego Clouthier, después Fernández de Ceballos, quién sabe. Lo que sí es seguro es que no hay futuro con ninguno de ellos.
El cambio nunca vendrá de arriba, sino de abajo.
Como dice Chava Flores:
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
¿Que faltan niños pa’ poblar este lugar?
Sigue soñando que no hay contribuciones,
Que ya no hay mordelones, que ya puedes ahorrar;
Sigue soñando que el PRI ya no anda en zancos,
Que prestan en los bancos, que dejas de fumar.
Tragicomedia mexicana la que vivimos, aunque cada vez se escuchan menos las risas y más los lamentos por un país que no ha sido bien gobernado.
A lo mejor, ya es tiempo de dejar de soñar…