En el delfinario de la ciudad portuaria de Constanza, en el mar Negro, entrenadores rumanos y ucranianos se están dejando guiar por delfines, a pesar de las barreras lingüísticas.
El año pasado, el delfinario acogió a cuatro delfines y tres leones marinos junto a sus entrenadores y médicos que huían de los bombardeos en la ciudad ucraniana oriental de Járkov.
“Ahora tenemos más colegas (…) Colegas ucranianos y colegas delfines ucranianos”, dijo la entrenadora rumana Mona Mandrescu al borde de la piscina tras una actuación a media mañana para cientos de escolares, que se mostraban encantados.
“Nos llevamos muy bien, hablamos el mismo ‘idioma’. Es lo mejor que les podía pasar a nuestros delfines”.
Rumania es uno de los catorce Estados de la Unión Europea que tienen delfinarios y animales marinos en cautividad.
El delfinario de Constanza, que forma parte de un museo de ciencias naturales y un complejo de investigación más amplios, alberga desde 2010 a los delfines hembra Ni Ni y Chen Chen.
En Járkov, el delfinario local intentó trasladar a sus delfines y leones marinos en cuanto empezó el bombardeo el pasado febrero.
Los delfines -Kiki, Maya, Marusia y Veterok- y los leones marinos -Alex, Mary y Zosya- fueron trasladados inmediatamente a Odesa, donde esperaron durante dos meses a que los funcionarios rumanos y ucranianos completaran el carrusel de trámites necesarios para introducirlos en la Unión Europea.
Los animales llegaron a Constanza a principios de mayo y estuvieron un mes en cuarentena antes de ser presentados a los dos delfines residentes.
“Fue una experiencia nueva para nosotros y nuestros animales porque somos diferentes, ellos tienen dos chicas muy mayores y muy guapas, nosotros tenemos animales muy jóvenes, al principio hubo desconexión”, dijo la jefa del equipo ucraniano, Elena Komogorova.
“Pero ahora… somos muy buenos amigos, igual que nuestro equipo”.
Los animales empezaron realizar espectáculos juntos a finales de junio, nadando con los entrenadores, saltando a través de aros y haciendo equilibrios con pelotas. Los leones marinos se mezclan con el público.
“Queremos que se queden con nosotros el mayor tiempo posible”, afirma Iulian Calin, director del delfinario. “Son personas y delfines muy trabajadores y queremos que estén con nosotros porque formamos una hermosa familia”.
De Reuters.