22 oct (Reuters) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene el jueves la última oportunidad de presentar sus propuestas para la reelección ante una vasta audiencia cuando enfrente a su rival demócrata Joe Biden en el último debate antes de las elecciones del 3 de noviembre.
El debate televisado llega en un momento en el que Trump necesita urgentemente alterar la trayectoria de la carrera electoral. Biden supera al republicano de manera considerable en las encuestas a menos de dos semanas de las elecciones, aunque la contienda es muy reñida en algunos estados.
Las encuestas de opinión muestran que hay relativamente pocos votantes indecisos. Un récord de 42 millones de estadounidenses ya han votado antes del debate en Nashville, Tennessee, lo que significa que la ventana de Trump para influir en el resultado de la carrera puede estar cerrándose.
El polémico primer debate entre Biden y Trump fue visto por al menos 73 millones de espectadores. El mandatario dejó pasar un segundo debate después de que fuera cambiado a un formato virtual a raíz de su positivo por COVID-19, que lo mantuvo fuera de la campaña electoral durante más de una semana.
Su agenda de viajes se ha centrado en Arizona, Florida, Carolina del Norte y Pensilvania, donde las encuestas muestran que la carrera está más reñida. Ganar en esos estados podría permitirle a Trump obtener una victoria en el Colegio Electoral.
Para recuperar terreno en el debate, Trump probablemente tendrá que modificar la postura del primer enfrentamiento, en el que interrumpió repetidamente a Biden, lo atacó personalmente y mostró poco respeto por el moderador. Los votantes indecisos, particularmente las mujeres, rechazaron sus acciones, mostraron encuestas post-debate y grupos de discusión.
Michael Steel, un republicano que fue como asesor principal de John Boehner, quien fuera presidente de la Cámara de Representantes, dijo que Trump debe dar un paso atrás y dar espacio para que Biden cometa errores.
“Probablemente no hay nada que el presidente Trump pueda hacer en términos de atacar a Biden que ya no haya intentado en el primer debate”, dijo Steel. “Ahora tiene que actuar como un presidente empujando a Biden a que cometa un error”.
Esta vez, el micrófono de cada candidato se desactivará mientras su oponente hace su declaración introductoria de dos minutos sobre un tema, para darle un tiempo de argumentación sin interrupciones. Ambos micrófonos estarán entonces activos durante el período de discusión que sigue.
Los temas de debate incluirán la pandemia, las cuestiones raciales, el cambio climático y la seguridad nacional. La campaña de Trump argumentó que todo el debate debería centrarse en la política exterior.
“Creo que el silencio es muy injusto”, dijo Trump a periodistas el miércoles. “Y creo que es muy malo que no estén hablando de asuntos exteriores”.
Sin embargo, se espera que Trump vuelva a la ofensiva del primer debate, acusando a Biden y a su hijo de prácticas poco éticas en relación con los negocios de Hunter en Ucrania cuando su padre era vicepresidente. No se han verificado pruebas que apoyen las acusaciones de corrupción, y en el primer debate el demócrata las calificó de falsas.
Más allá de la celebración de mítines, Trump ha pasado gran parte de la semana previa al debate buscando confrontaciones. Criticó a su principal experto en la pandemia de coronavirus, el Dr. Anthony Fauci, así como a la periodista de la NBC Kristen Welker, que moderará el debate. Welker será la primera mujer negra en moderar un debate presidencial en casi 30 años.
Biden pasó la semana fuera de la campaña electoral preparándose para el debate. Se espera que continúe atacando la gestión de la pandemia por parte de Trump, en un momento de repunte de casos en varios estados, mientras argumenta que el brote ha tenido un impacto económico desproporcionado en los trabajadores con bajos sueldos.