Ecuador trataba de identificar los cuerpos de los 116 reclusos asesinados durante un motín en una de sus principales cárceles a principios de esta semana, el último episodio de violencia que las autoridades han vinculado con pandillas que compiten por el control de rutas del narcotráfico.
Decenas de familiares de reclusos de la Penitenciaría del Litoral en la ciudad más grande del país, Guayaquil, se reunieron frente a la morgue de la policía en busca de información sobre sus seres queridos, luego del acto de violencia carcelaria más mortífero en la historia del país sudamericano, en el que también resultaron 80 reclusos heridos.
Los investigadores policiales pedían a los familiares fotografías de los presos o detalles de rasgos como cicatrices o tatuajes para ayudarse en la identificación de los cuerpos.
La comandante de la Policía Nacional, Tannya Varela, dijo a periodistas que el recuento de víctimas todavía podría aumentar, ya que los oficiales aún estaban levantando información al interior de la cárcel.
Más temprano el jueves, la entidad envío a 400 agentes para recuperar el control del centro de detención. Grupos de militares también ingresaron a la prisión.
“Posiblemente podrían existir otros cuerpos dentro del centro penitenciario y también podrían fallecer personas que se encuentran heridas”, agregó Varela.
La violencia se produjo después de que 79 y 22 presos murieran en disturbios carcelarios en febrero y julio de este año. Las autoridades han vinculado los enfrentamientos anteriores de pandillas locales rivales con nexos a grupos criminales transnacionales que se disputan el control del tráfico de drogas en Ecuador.
Según el coronel Mario Pazmiño, exdirector de inteligencia del Ejército de Ecuador, los enfrentamientos han aumentado y se han vuelto más sangrientos a medida que los cárteles de droga internacionales, como los de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, han formado alianzas con las pandillas locales.
Si bien no es un gran productor de droga, Ecuador es un importante centro de tránsito de cocaína producida en los vecinos Colombia y Perú con destino a Estados Unidos y Europa, gran parte de ella ocultada en contenedores de carga legítimos que parte del puerto de Guayaquil, según un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos de marzo del 2021.
“Esta presencia del narcotráfico se ve reflejada en una pelea permanente por los corredores y los espacios territoriales desde donde sale la droga y se ve replicado en los centros carcelarios y también en las ciudades donde se hacen los ajusticiamientos y las actividades de sicariato”, añadió Pazmiño a Reuters.
El director del Centro de Inteligencia Estratégica de Ecuador, Fausto Cobo, dijo que la violencia está “conectada con otros temas graves” al ser consultado la noche del miércoles si los enfrentamientos estaban relacionado con el narcotráfico. “Este es un tema que va más allá del asunto penitenciario, ésta es una amenaza contra el Estado ecuatoriano”.
“ESTO NO PUEDE SEGUIR SUCEDIENDO”
Afuera de la morgue en Guayaquil, Paola Moreira esperaba noticias de su hermano Bryan, de 24 años, quien iba a salir en libertad de la Penitenciaría del Litoral en un sólo mes.
“Me llamó el miércoles a las doce del día y me decía que por favor lo ayude, que habían matado a todos los del pabellón 5, que sólo quedaban dos vivos, pero nosotros estábamos atados de manos y no podíamos hacer nada por él”, relató Moreira.
La Fiscalía de Ecuador dijo en Twitter que junto con la policía “trabajan en la identificación de cadáveres de las personas privadas de la libertad asesinadas”, de las cuales al menos seis, dijo el martes, habían sido decapitadas.
El hacinamiento en las cárceles y la falta de fondos es un problema importante en América del Sur y ha contribuido a los disturbios en los últimos años en Argentina, Brasil y Venezuela, así como en Ecuador. El presidente Guillermo Lasso dijo el miércoles que liberaría más fondos y enviará a fuerzas de seguridad adicionales en las cárceles del país.
“Matan a tantos muchachos, esto no puede seguir pasando”, agregó Moreira, de 26 años, en medio del llanto y la desesperación.
Con información de Reuters.